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Una economía agrietada

Detrás del enredo económico lo que tenemos es una pugna distributiva en la que la pelea por las tajadas no deja crecer el ponqué

Semana
23 de abril de 2001

En el Libro I de La riqueza de las naciones, Adam Smith escribió la frase más famosa de la ciencia económica: “No esperamos nuestra comida de la benevolencia del carnicero, el cervecero y el panadero, sino del cuidado con que atienden a sus propios intereses”. Por eso hay que confiar en la mano invisible del mercado.

Y dos siglos de debate en torno de esa “mano” han hecho perfecta claridad sobre el papel económico del Estado: asegurar que el mercado sea competitivo, y suplirlo allí donde no puede funcionar.

Pero en Colombia no sucede ninguna de esas dos cosas: los carniceros y cerveceros del cuento no se dedican a producir, sino a disputarse los beneficios que resultan de las leyes y actuaciones del Estado. Es lo que en el Libro III de su Riqueza, Smith habría llamado país “rentista” y Estado “mercantilista”.

Detrás del estancamiento y el enredo económico del momento, lo que tenemos pues es una pugna distributiva, en la que la pelea por las tajadas no deja crecer el ponqué. Y el Estado, con sus políticas, es el gran repartidor. Las 11 disputas más intensas, más cuantiosas y más dañosas quizá podrían resumirse así:

1. Ahorradores vs productores. La disparada de las tasas de interés desde 1993 y, peor, desde 1998, significó una transferencia neta equivalente a una tercera parte del PIB actual. Los ahorristas, los banqueros y los que trajeron dólares se enriquecieron a costa de los deudores —comenzando por el fisco—.

2. Ciudad vs campo. Los agricultores perdieron por la baja del arancel frente a competidores subsidiados, y por la revaluación que castigó sus exportaciones. Los consumidores se beneficiaron por los alimentos y otras importaciones baratas.

3. Sector público vs sector privado. El tamaño del Estado se duplicó en una década. La política monetaria compensó el déficit fiscal asfixiando a los inversionistas.

4. Regiones vs centro. Las transferencias crecieron dos y media veces más rápido que el producto. A pesar de lo cual, la quiebra de las administraciones regionales vale un 60 por ciento del PIB actual.

5. Regiones viejas vs regiones nuevas. Cali, Medellín y el Eje Cafetero dejaron de ser viables. Ganaron Bogotá, la Costa Caribe y las regiones petroleras o cocaleras.

6. Ocupados vs desocupados. En medio de la recesión y, debido a la inercia de las alzas nominales, el salario real promedio aumentó casi 20 por ciento en los pasados cuatro años; pero un salario tan alto produce desempleo.

7. Calificados vs no calificados. La globalización, la reconversión industrial y el engorde del Estado jalonaron el salario de los trabajadores educados mucho más que el de los no calificados.

8. Sindicatos vs resto. Los 900.000 sindicalizados— en su mayoría del sector público— mantuvieron e incluso aumentaron sus privilegios a costa de los 3,2 millones de desempleados y los 6,1 millones de subempleados que reporta el Dane.

9. Viejos vs jóvenes. El hueco de las pensiones vale 255,7 billones de pesos, o sea una y media veces el PIB del año pasado. Los asegurados jamás cotizaron el valor debido (aunque en el roto del ISS hay otras causas). Y el hueco de salud vale otro resto.

10. Armados vs desarmados. El presupuesto militar aumentó dos veces más que el presupuesto central. Las Farc, el ELN y las AUC son tres ejércitos de exacción. Y los narcos también andan armados.

11. Grupo(s) vs grupo(s). Julio Mario, Carlos, Luis Carlos y Nicanor siguieron repartiéndose los mercados, las licitaciones y hasta las elecciones, aunque esta vez cada quien trajo sus socios extranjeros.

Vea usted: ¿A qué se debe el déficit fiscal? ¿Por qué el FMI exige las reformas de transferencias y pensiones? ¿Por qué el Partido Liberal se opondrá a ellas? ¿Por qué lo del Upac? ¿Por qué los cafeteros le piden a Pastrana que Bush reviva el pacto? ¿Por qué el Alcalde de Medellín propone que “la Nación se haga socia del metro”? ¿Por qué están en crisis los canales 1 y A? ¿Por qué la tasa de interés ha subido 6 puntos desde junio? ¿Por qué el recaudo tributario va a crecer 31 por ciento en este año? ¿Por qué la paz es tal difícil? ¿Por qué el desempleo está en 20 por ciento? ¿Por qué —en fin— la economía no despega…? Las respuestas, les aseguro, están entre el 1 y el 11.

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