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Geraldine Bustos Zamora

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¿Una salida al conflicto armado en Colombia?

Esperemos que el nuevo comisionado Juan Camilo Restrepo logre articular su agenda con estos acercamientos, en el marco de la “Paz con legalidad” anunciada por el presidente Duque, y no sea solo un intento más de ponerle fin a la guerrilla del ELN.

17 de junio de 2021

En medio del paro, la minga y el covid, los acercamientos entre el expresidente Álvaro Uribe e integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) parecen pasar desapercibidos. Alrededor del proceso, los protagonistas han dado diversos testimonios: Pablo Beltrán dice que la última reunión con Uribe fue en diciembre y que incluso el expresidente estaría dispuesto a ser uno de los negociadores. Uribe señala que se ha reunido con delegados de la Santa Sede y las Naciones Unidas; y el excomisionado de Paz, Miguel Ceballos, se molestó por los acercamientos entre el ELN y Uribe que no pasaron por su despacho, y ese parece ser uno de los motivos de su renuncia al cargo. Más allá del protagonismo y la veracidad de cada versión, esta oportunidad de diálogo nos debe llevar a pensar sobre varios puntos.

En una negociación de paz, los actores involucrados deben buscar que el acuerdo al que lleguen tenga legitimidad ante la población, con el fin de tener apoyo para que se pueda implementar. Tendiendo como antecedente el plebiscito por la paz de 2016, en el que ganó el No en la refrendación del acuerdo con las Farc, llama la atención que sea Uribe quien esté en la exploración para instalar de nuevo la mesa de negociación con el ELN. De llegarse a una negociación, este acuerdo podría ser más legítimo que el negociado en 2016, pues no sonaría lógico que los sectores que apoyaron las negociaciones con el ahora Partido Comunes rechacen el diálogo con el ELN. Por otro lado, la oposición natural a los diálogos, el uribismo, estaría defendiendo su negociación y esta podría gozar de un gran apoyo político y popular. Para la guerrilla del ELN, significaría empezar el diálogo con el actor más difícil, lo que le permitiría ir midiendo hasta dónde podría llegar a ceder ese sector que en el pasado se ha opuesto a los diálogos, y esperar las elecciones de 2022 para seguir negociando.

Un segundo punto que llama la atención es la temporalidad en la que se están anunciando los acercamientos entre el Gobierno y el ELN. A un poco más de un año de las elecciones presidenciales, el Gobierno de Iván Duque podría usar la negociación como una carta electoral para 2022, repitiendo la fórmula utilizada por Juan Manuel Santos en 2014. Sin embargo, el ELN puede ver en ese panorama electoral un intento de uso de la organización por el Gobierno y por ese motivo decidir no participar en un diálogo, al fin y al cabo, después de 58 años de lucha armada, qué más da esperar unos meses o años más.

Tercero, las condiciones en las que se daría el diálogo parecen ser el punto más álgido hasta el momento. El ELN ha manifestado que si el Gobierno quiere dialogar tiene que entender que no le pueden imponer condiciones unilaterales, por su parte el Gobierno exige el cese de todas las actividades criminales, la liberación de los secuestrados y una muestra real de paz. En este punto parece entonces que, como en cualquier negociación, todas las partes tendrán que ceder para poder llegar a algún acuerdo. Sin embargo, teniendo en cuenta la agenda pactada por el ELN y el Gobierno del expresidente Santos, el ELN parece no querer reconsiderar ninguna de esas exigencias, y pueden querer ligarlas a los reclamos que se están haciendo en el marco del paro nacional.

Un eventual diálogo presenta una oportunidad para una salida al conflicto armado en Colombia, para esto la desmovilización de la guerrilla activa más antigua del país y del continente es un punto esencial. A pesar de que una negociación y la desmovilización del ELN no garantizan la paz en el país, sí contribuyen a la terminación de un conflicto que le ha costado a Colombia más de 9,134,347 de víctimas según el Registro Único de Víctimas. Esperemos que el nuevo comisionado Juan Camilo Restrepo logre articular su agenda con estos acercamientos, en el marco de la “Paz con legalidad” anunciada por el presidente Duque, y no sea solo un intento más de ponerle fin a esa guerrilla.