OPINIÓN
Urge diálogo y acciones por Colombia, estamos avisados
Es momento de reiterar sobre la necesidad de convocar un acuerdo nacional que busque recabar sobre unos puntos fundamentales, más allá de partidos e ideologías y con ello lograr materializar una mejor Colombia.
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Marco Tulio Gutiérrez
Los desafortunados hechos de la semana pasada nos obligan como sociedad, como conglomerado, como nación, a que busquemos soluciones definitivas tendientes a lograr un acercamiento sobre la base de un acuerdo nacional, un acuerdo suprapartidista, más allá de las identidades ideológicas y de las posturas, un lugar común de diálogo que permita de una buena vez cortar la ridícula polarización que efectivamente cada día nos aleja más y que está a punto de explotar como dinamita, tal como ya estalló el descontento de la juventud, de esa juventud de barriada, de los sectores incursos en un perenne olvido de parte de la administración y de los gobiernos, es necesario que acordemos cuanto antes una fórmula de diálogo para evitar que nuestro país termine sumido en un escenario de guerra civil, pues claramente ni en las épocas de mayor trascendencia y crudeza de la guerra con las Farc, Bogotá había sido tan arremetida como fue la semana pasada, con un balance que pareciere sacado de un informe de estadísticas bélicas al interior de una guerra; más de diez muertos, centenares de heridos, y docenas de Comandos de Atención Inmediata-CAI destruidos.
Que flaco servicio le prestan al país quienes entienden que dialogar es la expresión de la izquierda o de algún sector político con deseos de efectuar actos contra la democracia o contra el presidente de Colombia. El tema no es de reformas a la Policía Nacional, aquí lo que hay es un entramado social que obliga a poner los oídos sobre la tierra para poder saber qué es lo que la gente siente y la necesidad inmediata de oírla. Nos podrán decir que somos ilusos o mamertos, pero no hay otra forma que el diálogo para poder encontrar que los naturales desfogues sociales vayan realizando su tarea y permitamos generar otro escenario diferente al que hoy sentimos y vivimos. Es menester entender el hoy, el ahora, y es fundamental partir de las gigantescas diferencias que nos dividen como sociedad para lograr definir una agenda que permita a los diferentes líderes de nuestros país, a los sectores gremiales, a los estudiantes, a la academia, a la ciencia, a la fuerza pública y en general a todos los actores de la vida nacional para que mancomunadamente, logremos fijar unos acuerdos sobre lo fundamental, sobre la necesidad de hacer un alto en el camino, y de afrontar los desafíos que se vienen sobre la base de la unidad.
Sin darnos cuenta, otra de las nefastas consecuencias que produjo la pandemia fue ese efecto anestésico de la calma aparente, en medio del confinamiento olvidamos y dejamos al margen las recurrentes preocupaciones, como aquellas que se vivieron a final del año 2019 con la protestas que paralizaron al país, mientras la gente esperaba con paciencia al interior de sus hogares el levantamiento de la cuarentena, los medios registraban que la criminalidad y el desorden presentaban los índices más bajos en años, sin embargo, ese lapso de tiempo no fue más que la calma al interior del ojo del huracán, la desesperanza, la desigualdad, la rabia, la frustración seguían incólumes y esperando a que cualquier pretexto volviera a prender el fuego del caos, y fue así como ese acto de brutalidad y arbitrariedad que padeció Javier Ordoñez en manos de los agentes de policía del CAI de Villa Luz, prendió nuevamente la mecha de ese coctel molotov que es la sociedad colombiana, esa sociedad que lleva inmersa durante décadas en la inseguridad, en la desigualdad y en el olvido.
Muchas veces, en medio de la comodidad del debate desde las redes sociales olvidamos la magnitud de la problemática social que padece nuestro país, ignoramos la realidad y seguimos sirviendo de idiotas útiles a los que siguen de alguna manera incendiando el país desde la comodidad de un teclado a través de Twitter o Facebook, y tal como en el circo romano, exigiendo un festín de sangre a manera de espectáculo, resulta estremecedor que después de las complejas imágenes de la policía torturando casi hasta la muerte a un hombre que rogaba por su vida, salieron de inmediato notas por todas las redes sociales describiendo el perfil del señor Javier Ordóñez, tildándolo de ebrio, drogadicto, maltratador e incluso deudor moroso, como si de alguna macabra manera se estuviera justificando el desmedido e ilegal actuar de la policía con esos hechos que a toda luz provienen de una injustificado y malintencionado juicio de valor, pues es claro que el fallecido no tenía antecedentes penales. Así mismo, por el otro lado, cuando la ciudadanía salió a protestar y dicha protesta muto en ataques vandálicos había voces que prácticamente parecían inducir a que el caos y el desorden no cesara y por el contrario se perpetrara, sin embargo, lo que más confusión produce es que dichas voces de ánimo provengan de senadores de la república o concejales de la ciudad, quienes en medio de la tragedia aprovechan para hacer política y conseguir redito de la delicadísima situación que acontece.
Es el momento para que el Gobierno nacional despierte de su inerme sueño, es momento para que el presidente de la república fije una posición definitiva, de comprometerse con lo que había dicho en alguna oportunidad en la Universidad de los Andes con relación a un acuerdo nacional, es menester sacar adelante la unidad estatal, desligándose de esas voces de polarización que tanto daño le hacen a su gestión y que precisamente a veces lo hacen ver como un perfecto extraño en la casa de Nariño, en vez de verse como el jefe del Gobierno y del Estado, es el momento para que en cabeza del Gobierno nacional se tomen decisiones acertadas, y se dejen atrás los mensajes erráticos y lejanos que cada día lo apartan más de la ciudadanía, presidente, es menester que usted encarne la figura de la reconciliación con actos certeros y no con distantes palabras a través de su cuenta de Twitter, es el momento que a través de su dirección, el Gobierno invite a una unidad, desde su partido, desde el legislativo hacia todos los sectores que integran nuestra sociedad.
Venimos reiteradamente insistiendo en este espacio de opinión que la oportunidad para lograr materializar un acuerdo nacional no puede tener mejor momento, es precisamente después de estos complejos instantes donde más se requiere que nos juntemos para construir y para dialogar sobre las necesidades que aquejan a Colombia. ¡Reaccionemos! estamos ad portas de un desastre si no hacemos algo que realmente modifique el statu quo, por favor, no ignoremos lo que el pueblo con fatiga y resignación reclama, esta vez fue una expresión en contra de la policía, pues, la gente del barrio, de a pie no aguanta más los abusos, no aguanta más la arbitrariedad, la famosa expresión: “Lo dejo seguir si me da para la gaseosita”, desafortunadamente, la gente se cansó de los cotidianos episodios que en cabeza de unos pocos tiñen a una institución de la magnitud como la Policía Nacional, pero estamos muy cerca que la próxima manifestación sea por cuenta de las injusticias en cabeza de la administración de justicia, por los actos de corrupción en las altas entidades estatales, en fin, urge diálogo y acciones por Colombia; estamos avisados.
PD: Apoyo irrestricto a la Policía Nacional de Colombia, sin embargo, llegó el momento de hacer una revisión juiciosa y minuciosa sobre esos lunares que manchan el uniforme y la integridad de una institución centenaria y honorable.