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Uribe y el universitario…

El Presidente-candidato ha sido bien recibido por los estudiantes. Ahora que está en campaña, lo mínimo que le pedimos es que nos respete cuando pensemos diferente a él.

Semana
13 de mayo de 2006

El viernes 5 de mayo, la comunidad estudiantil vivió una escena inusual. En un foro con el presidente Álvaro Uribe, un joven le preguntó al primer mandatario que por qué con el TLC había regalado una parte del Amazonas. El Presidente no lo dejó terminar: “Esas distorsiones son las que crean polarización. Yo estudiaba en una universidad pública oyendo a mis profesores marxistas crear esta polarización y ¿qué lograron?: cuatro generaciones de colombianos perdidos”, le respondió el Presidente. Mientras tanto, el joven le decía “Déjeme terminar. Esto es una falta de respeto”. Uribe le preguntó el semestre y luego, en tono de regaño, afirmó: “el que le haya enseñado a este joven que el TLC vende la selva amazónica, no merece ser profesor”, el auditorio entero lo acompañó con sus aplausos…

El presidente Uribe se ha dedicado a recorrer las universidades privadas de Bogotá. La semana pasada visitó la Javeriana, El Rosario, Los Andes, La Católica, la Universidad Nueva Granada, El Politécnico Grancolombiano y la Universidad del Sinú en Montería. En condición de Presidente o de candidato siempre ha hecho campaña. En Cartagena, por ejemplo, no sólo habló de la educación superior, el tema del foro y para el cual había asistido la Ministra, sino también se refirió a los logros de la política de seguridad democrática, de las carreteras, del programa de Familias en Acción e incluso de los cultivos de palma africana.

Uribe no tendría de qué quejarse, casi siempre es recibido con aplausos. El Presidente se toma fotos, abraza a las jovencitas y reparte picos a lo estrella de Hollywood. Los universitarios lo reciben con cariño, lo escuchan y hasta le regalan ocasionalmente cosas. El Presidente se ve feliz caminando por nuestros pasillos. Lo mínimo que le pedimos es que nos respete cuando pensemos diferente a él.

No deja de sorprender la actitud del primer mandatario con el joven de la Universidad Javeriana. Probablemente su respuesta fue producto de la presión. Pocas veces se ha visto enfrentado con los estudiantes. Un grupo de jóvenes le estaba gritando desde afuera “Dictador”. Lástima que la actitud de su respuesta no les haya contribuido a despejar sus críticas. Si el Presidente continúa atacando a quienes respetuosamente critican sus políticas, seguramente en el próximo foro serán muchos más los que vistan camisetas que digan "No soy un terrorista, soy un estudiante".

Preocupa que sea el mismo Presidente quien venga a nuestros espacios de aprendizaje a atacar la libertad de expresión y la libertad de cátedra, que son los pilares sobre los cuales se construye no sólo la universidad, sino la democracia moderna. Probablemente Uribe no quería dejar ese mensaje. Pero es peligroso que nos mande señales confusas.

Mirando los registros de prensa, el Presidente acababa de decirle al país que debía elegir entre la seguridad democrática y el comunismo disfrazado. Coincidencialmente, el candidato al que se refería fue su profesor. Cuando el Presidente responsabiliza a sus “profesores marxistas” de haber creado una generación de jóvenes perdidos y luego cuando afirma que un profesor que diga que el TLC pone en peligro la selva amazónica no merece ser profesor, a los estudiantes nos queda muy difícil entender si está descalificando a su competidor o si está emprendiendo una cruzada contra los profesores de “izquierda”. Además, porque no se ve el contenido marxista en la opinión de un estudiante que critica el efecto del TLC en el medio ambiente colombiano, sobre todo cuando ha existido tan poca claridad en el tema de patentes, biodiversidad y conocimiento tradicional indígena, tema que ha despertado preocupación inclusive en el Congreso de la República.

Como estudiantes sólo podemos pedirle al Presidente que debata con argumentos. Uribe no está lejos de hacer lo que tanto critica. Calificar a todos los que se oponen a sus políticas como “comunistas” no sólo polariza, sino que fragmenta una sociedad que no necesita crecer en medio del odio. Los jóvenes queremos un presidente que nos escuche, que nos convoque, pero también que nos respete cuando pensemos diferente a él, que entienda que le haríamos un mal al país si nos conformáramos con la triste realidad que vivimos, que dejaríamos de ser jóvenes si prefiriéramos quedarnos callados. Un estudiante crítico no debería ser motivo de enfado para ningún mandatario. En un país en el que los jóvenes hemos crecido en medio del conflicto, es una buena noticia que las nuevas generaciones entiendan que es por medio de las palabras como podemos construir y ser libres.