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Nicole Levy. Columna Semana

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¿Venezuela, garante de paz?

Muchos han criticado que al último proceso de paz le faltó “paz”.

14 de septiembre de 2022

Tal parece que el presidente Petro y el presidente Maduro están llevando su relación de homólogos de maravilla. Hace pocos días, el presidente Petro anunció la apertura de la frontera entre ambos países para el próximo 26 de septiembre.

Luego de dar este anuncio, le pidió a Maduro que sea garante en el proceso de paz con el ELN. Chile, Noruega, España y Cuba se han ofrecido para apoyar el proceso, pero Venezuela es el primer país al que Colombia le pide que sea garante del proceso.

Cabe recordar que Venezuela ha sido parte en procesos con otros grupos armados del país. Participó en los inicios de las negociaciones de paz con las ex-Farc con Hugo Chávez en el poder y siguió siendo partícipe de ellas con Nicolás Maduro al mando.

Cuando empezaron las negociaciones de paz con el ELN, también fue avalista, pero en el 2018, tras la victoria de Iván Duque a la Presidencia, no fue reconocido como país garante en esos diálogos.

El 17 de enero de 2019 dichos diálogos fueron suspendidos después del ataque terrorista por parte del ELN en el que hicieron estallar un carro bomba en la Escuela de Cadetes de Policía General Santander.

Tras la suspensión de las órdenes de captura para los negociadores del ELN, y según el integrante de la agrupación alias Pablo Beltrán: “Las conversaciones estarían produciéndose en las próximas semanas”.

Si bien es cierto que Colombia necesita paz y no más guerra, habrá que ver qué tipo de acuerdo se dará con el ELN. Como ciudadanos exijamos que sean diálogos justos y que no se cometan los mismos errores que se realizaron en los acuerdos con las ex-Farc.

Hay que tener en cuenta que una gran cantidad de las víctimas de las de esa guerrilla no han sido reparadas y muchas de ellas sienten que el proceso fue injusto e inclusive cruel, ya que muchas veces han sido revictimizadas y no se les han brindado las garantías ofrecidas y mucho menos la justicia que tanto anhelan.

Este nuevo proceso se debe dar teniendo en cuenta que los perjudicados van por encima de todo, sin confundir a la víctima con el victimario y sin darle mejor trato al segundo.

Muchos han criticado que al último proceso le faltó “paz”. Paz que no han logrado obtener los perjudicados, gracias a que muchos exmiembros de dicha agrupación y entes enjuiciadores se han dedicado a entorpecer el proceso y a no contar verdades que las víctimas y sus familias merecen y necesitan, como en el caso del exdiputado del Valle Sigifredo López.

Si se quiere llegar a la ‘paz total’, como este Gobierno lo plantea, se debe dar un proceso justo que beneficie a todas las partes. No se puede esperar asesinar a una persona o a miles de ellas y que no exista consecuencia alguna.

Hay que tener en cuenta que al poner a Venezuela como país garante se corre el inmenso riesgo de que el proceso se vea obstaculizado, ya que hay una gran parte del ELN que está en territorio venezolano y se desconoce a ciencia cierta a qué grado beneficia al país y a su Gobierno.

A lo que hay que preguntarse, ¿será que Venezuela beneficiará al ELN en este proceso? No se puede consentir que los pájaros le tiren a las escopetas y que la justicia se quede corta gracias a ciertos individuos. Además, muchos ciudadanos se cuestionarán por qué poner a Venezuela como garante si es un país que tiene un Gobierno con poca autoridad moral.

En conclusión, si Venezuela acepta ser garante, como ciudadanos debemos hacer una veeduría estricta para que miembros del gobierno se comporten a la altura y sirvan como neutrales que no protejan y defiendan a los victimarios.

Como dijo el papa Juan Pablo II: ”No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón”.

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