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Victoria pírrica

Colombia tenía derecho de caerle a Granda. Sólo que en la impaciencia de Uribe nos brincamos las opciones que nos hubieran llevado a mejor puerto

Semana
23 de enero de 2005

El forcejeo, por supuesto, pasará, y es muy probable que gane Colombia. En el papel. Porque en los hechos la captura de Granda no será más que un autogol de Uribe ante las Farc.

Si algo distingue a Chávez, en efecto, es su arrancar y frenar, su escalar la retórica y recular en el instante final. Así lleva siete años lidiando con los gringos y con cuanto adversario se ha topado. Y no lo hace por simple capricho, sino porque su gobierno tiene que navegar entre dos aguas: la de un proyecto revolucionario de izquierda y la de un mundo donde manda Bush.

Esta ambigüedad se da también respecto de las Farc, o sea que Chávez tiene unas razones para perseguirla, otras para tolerarla y otras para cultivarla. En contra de las Farc tiene Chávez tres razones poderosas: sus crímenes dentro

de Venezuela, la amistad de Colombia

y el certificado de sanidad internacional. Luego vienen dos razones que desde siempre ha tenido Venezuela para abstenerse de pelear con las Farc; una es táctica y se resume en el principio 'no molesten y no los molestamos'; la otra es estratégica y consiste en que, dado el problema del golfo, a Venezuela le sirve que

el Ejército de Colombia esté ocupado. Por último, con Chávez hay dos razones para querer la amistad de las Farc: la simpatía 'bolivariana' y el riesgo de una invasión gringa.

En este balance complejo y delicado, la captura de Granda fue, por decir lo menos, mal planeada. Primero porque en realidad 'el canciller' es un pájaro menor, y segundo porque Colombia se fue por la directa: no se contratan cazarrecompensas en el ejército del país vecino, menos aun cuando el Presidente de éste tiene motivos para temer jugadas de la CIA.

Colombia estaba en el derecho de caerle a Granda porque es un criminal. Sólo que, en la impaciencia y el efectismo propios del presidente Uribe, nos brincamos las dos opciones previas que nos hubieran llevado a mejor puerto. Hablemos para esto de tres 'modelos' posibles en materia de policía transnacional: el legal, el de guardar apariencias y el de actuar bajo cuerda.

- En el modelo 'legal' se invocan los tratados (Interpol, extradición) y se presiona al otro hasta que

actúe. Bajo esta opción seguramente Granda estaría libre, pero Colombia tendría un caso realmente sólido

ante la ONU y América Latina, lo cual apuntaría hacia un remedio serio y

duradero.

- En el segundo modelo hay el acuerdo de realizar la operación clandestina, pero un Estado se declara ofendido, el otro da excusas vagas y entre los dos entierran el asunto. Es una práctica común en todas partes, fue lo que hicieron Colombia y Ecuador con 'Trinidad' y es lo que muchos creímos al principio que habían hecho Uribe y Chávez esta vez.

- El tercer modelo se reserva para golpes de máxima importancia (tipo, digamos,

Eichmann o Somoza) o para el caso de un 'régimen hostil' (es lo que hacen día a día la CIA o la Mossad). Algo por ende que Uribe ha debido emplear si se tratara de caerle a 'Tirofijo', o si en lugar de Uribe fuera Bush o Sharon.

Al afirmar que Venezuela "da albergue a terroristas" (enero 16), Colombia oficializa el argumento del régimen hostil; y al invocar las resoluciones que la ONU y la OEA adoptaron a raíz del 9/11, Uribe está apelando a la doctrina Bush. Por eso llevamos las de ganar -en el papel-. Pero al plantear la cosa 'por las

malas', Colombia debilita su acción contra las Farc:

- Primero, porque la poca voluntad de ayuda que tuviera la Guardia Nacional ahora se irá -calladamente- al suelo. Agarramos a Granda, pero los 1.200 kilómetros de frontera que son la retaguardia de las Farc se volverán de hecho más porosos.

- Segundo, porque las Farc lograron cierto avance político en el país vecino: Granda es cuestión de 'soberanía', Uribe quedó de amigo de los enemigos de Chávez, y si la guerrilla tiene medio dedo de frente, dejará de delinquir en Venezuela.

- Tercero, porque jugar a las malas no depende de nosotros sino de Estados Unidos. Pero resulta que entre Chávez y Bush hay muchos otros pleitos (los MiG, la droga, Cuba.) y que los gringos en cualquier momento nos dejarán colgando de la brocha (por cuenta, por ejemplo, del petróleo).

Colombia pues ganó para perder.

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