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¡VIVA "CARUSO"!

Semana
6 de marzo de 1989

Estoy emocionado. Estas son las noticias que lo reivindican a uno con la vida. En medio de las tristezas de cada día de las afugias y penalidades de cada jornada, agobiados por este mar de sangre que nos está ahogando, y cuando ya hasta la esperanza parece perdida, aparece el gran "Caruso" y hace lo que hace. Entonces uno se sorprende a si mismo, de repente, silbando una tonadilla por los corredores de la oficina. Algo alegre flota en el ambiente.

"Caruso" es un canario barranquillero que tiene apenas diez meses de nacido. Quienes lo conocen dicen que más bien resulta pequeño para su edad. Lo que pasa es que los grandes canarios, como los perfumes, son los que vienen en los frascos más chiquitos. No por ser más grande el reloj de pared resulta forzosamente mejor que el de pulsera.

En fin. "Caruso" es tan joven que todavía no ha tenido tiempo de mudar las lustrosas plumas amarillas. Don Carlos Castellano su dueño, garantiza que es célibe y virgen, la melancolía de los amores ingratos no lo ha golpeado aún y, quizás por eso mismo, es capaz de trinar en doce tonalidades diferentes, como si Dios le hubiera puesto una flauta de vidrio en la garganta.

Bueno: no estoy seguro de lo que acabo de decir sobre la influencia de las malas pasiones en la vida de un canario. A lo mejor, como pasa con las alondras hambrientas, "Caruso" será capaz de cantar todavía mejor cuando aprenda lo que son los dolores del corazón, los despechos, los celos desbocados, las cuitas, los pesares, las veleidades de una pájara de pestañas rizadas. Fitzgerald decía que los amores dichosos no son buenos como recurso artístico.

"Caruso" nos ha dado una lección y, a causa de ello, ha sido protagonista de la primera página, de los noticieros de radio, de los programas de televisión. Osado y dispuesto, temerario, como todo colombiano que se respete, "Caruso" se embarcó en un viaje de veinte horas a través de un mundo desconocido.

Para empezar, lo llevaron casi de caridad, agregándolo a una bandada de canarios venezolanos que se desplazaban cómodamente a Europa, pagando tiquete de primera clase. Atenciones y achuchones para los señores. Mimos y caricias. Y el pobre "Caruso" ahí, con su cara de costeño emplumado, sin decir ni una palabra. Segunda lección que nos ha dado este canario: la vida no se hizo para gente fresca.
Los honores se conquistan a base de lucha y sacrificio. El triunfo es de los esforzados.

Recalaron en Venecia. "Caruso", que no sabe ni una sola palabra de italiano, a pesar de su nombre, no se dejó intimidar. Lo inscribieron en el campeonato mundial de aves ornamentales, rodeado de contendores extraños, competidores de Australia, canarios gringos de ojos azules, rivales de Africa, europeos petulantes. Cuando le tocó su turno, "Caruso" cantó como los ángeles. Cerró los ojos, inspirado, y venció a más de mil doscientos adversarios.

Cuando aparezcan publicadas estas lineas es probable que "Caruso" haya regresado ya a su casa de Barranquilla, condecorado con una medalla más grande que él, rodeado de la admiración del país, que lo consagró su personaje favorito por estos días, a pesar de que andaban por aquí Miss Universo y el presidente Sanguinetti.

Si hubiera un "Coldeportes" especial para los canarios, y si yo fuera su director, le hubiera organizado a "Caruso" la apoteósica recepción que se merece.
Hubiera llevado al aeropuerto de Barranquilla grandes desfiles y comparsas de canarias engalanadas, de turpialas con sus mejores atavíos, de tocatas fiesteras de mochuelas pizpiretas, para que lo acompañaran en caravana hasta su casa, mientras los mirlos locutores transmitían el desfile, y, desde las aceras, las azulejas enamoradas le arrojaban a "Caruso" pétalos de rosas, poniéndose arrozudas y acariciándose las alas con el pico, para calmar la lujuria.

Y le hubiera organizado a "Caruso" un baile de bienvenida, amenizado por la orquesta de los yolofos, unos pájaros enormes y negros, que parecen vestidos de smoking, como los caballeros de la filarmónica..Aunque, pensándolo bien, de pronto lo mejor será que el regreso de "Caruso" se mantenga en reserva o en cierto sigilo, no sea que a alguien se le ocurra organizar en Bucaramanga, para el mes entrante, el Campeonato Nacional de Tiro al Pichón de Canario.

Pero, la verdad sea dicha, "Caruso" se merece todos los homenajes y recepciones. Porque es el primer colombiano que aparece en la prensa europea no por haber disparado contra alguien, ni por haberle robado algo a alguna persona en alguna parte del mundo, sino, simple y bellamente, por haber cantado mejor que los demás, por haber cantado como Dios manda, por habernos alegrado la vida con su gorjeo. ¡Viva "Caruso"!. -

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