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¡VIVA LA CRISIS!

Entre las muchas crisis que el país ha vivido, no hay duda de que la actual es la que ha arrojado mejores resultados.

Semana
18 de septiembre de 1995

NO FUERON POCOS LOS QUE DIJEron hace un año que el presidente Samper había desatado toda la furia del Estado contra el cartel de Cali con el único objetivo de contrarrestar las acusaciones de haber recibido su dinero en la campaña y de haber comprometido su palabra con una negociación para la entrega de los capos a la justicia.
Y no son pocos los que ahora dicen que la convocatoria nacional contra la violencia del Presidente de la República es una cortina de humo para tapar el escándalo de los procesos judiciales contra su campaña, contra sus ex compañeros de campaña y contra él mismo.
Un año después de que empezó este jaleo, hay unos puntos claros y otros oscuros. Es claro que el país ha cambiado a una velocidad de vértigo y que lo que ocurría hace 12 meses no se parece en nada a lo que ocurre hoy. Gracias a la Fiscalía, y tras un proceso social bastante doloroso, no existe en el país cantante o político alguno que no lo piense dos veces antes de arrimarle el rabo a los dineros calientes.
Testaferros, cómplices, aduladores, avivatos, ingenuos y toda la ralea de sanguijuelas parásitas del narcotráfico, que se cultivaron en Colombia durante las últimas décadas ante la mirada cómplice de buena parte de la sociedad, están ante una realidad diferente.
Los narcotraficantes, aun aquellos que supusieron que los menores niveles de violencia de sus organizaciones comparados con los de otras les daban carta de ciudadanía automática. saben hoy que se equivocaron. El gobierno y sus fuerzas armadas los han ido bajando de esa nube, poco a poco.
Lo único que no es claro es en qué va a parar la investigación de la Fiscalía sobre narcodineros y campaña electoral. Mientras esto ocurre, en todas partes se especula sobre las razones que han llevado al Presidente a aplastar al cartel de Cali. ¿Desesperación del gobierno ante las acusaciones? ¿Truco de distracción para cambiar el tema de discusión en la opinión pública? ¿Necesidad de desvirtuar la ecuación financiación de la campaña-contraprestación en el gobierno? ¿Responsabilidad y compromiso como gobernante? ¿Honradez del Presidente.. .?
Y mientras la opinión pública se pierde en los vericuetos de este debate, el gobierno anuncia otras medidas contra el delito que suenan contundentes: conmoción interior, cadena perpetua, bloque de búsqueda contra la guerrilla, control al movimiento de dineros de los secuestros y más.
La más sonora entre las afirmaciones del Presidente en el acto de lanzamiento de su estrategia contra la violencia fue la de anunciar que de ahora en adelante los resultados van a ser los únicos parámetros para la evaluación de la eficiencia militar. Tarde, aunque no demasiado tarde, en un país en el que nunca se ha logrado establecer la verdadera capacidad de los ejércitos por la disculpa de que es pecado molestar a los guerrilleros.
Estos anuncios están pasando, como los de persecución al cartel de Cali. Por el colador de la interpretación de las intenciones del gobierno. ¿Sofisma de distracción por la detención de Fernando Botero? ¿Necesidad de cambiar de tema para darle aire al Presidente? ¿Truco para tejer una red de solidaridad con el establecimiento? ¿Compromiso real para combatir la violencia? ¿Auténtica voluntad de paz...?
Determinar si es cierto o no que tanto lo primero como lo segundo han sido artimañas para distraer a la opinión pública es tarea de brujos, y discutirlo me parece una pérdida de tiempo innecesaria. El tiempo y la Fiscalía lo dirán. De momento sólo se puede decir que la lucha contra el narcotráfico ha sido eficiente y que la campaña contra la violencia puede llegar a serlo también. Y con este par de logros se habría hecho más de lo que muchos gobiernos han hecho en el pasado.
Por eso, si la estrategia anunciada por Samper la semana pasada es resultado del acoso en que está el gobierno por cuenta de la crisis, y su aplicación resulta tan exitosa como la persecución al cartel de Cali, lo más sensato sería pedir que se estire la crisis hasta el final del gobierno.

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