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Voto sin espiral

Los colombianos tenemos la costumbre de votar de la misma manera como apostamos en las galleras, le vamos al gallo que creemos que va a ganar.

Semana
31 de marzo de 2010

Juan Carlos Borja es un médico que, en junio de 2009, interrumpió al Presidente Uribe y en medio del salón Barahona del Centro de Convenciones de Cartagena, le exigió respuestas sobre los falsos positivos, el decadente sistema de salud y el tema de la zona franca de Tomás y Jerónimo.

Borja levantaba una libreta de apuntes en la que había escrito “no más Uribe” e insistía en plantear cuestionamientos que encontraba relacionados con la gestión pública, tema que convocaba a los presentes.

El médico insistía en que Colombia no necesita una “seguridad de metralleta” sino una seguridad social. Los momentos de tensión finalizaron cuando unos hombres vestidos de civil inmovilizaron a Borja, lo arrojaron al piso y lo detuvieron.

Este episodio, en aquel momento, me llevó a los interesantes terrenos de los estudios de Elisabeth Noelle-Neumann: la teoría de La Espiral del Silencio, que hace referencia a la manera como la opinión pública puede influir e incluso ser determinante en el juicio individual. La espiral del silencio declara que es menos probable que un individuo dé su opinión sobre un determinado tema entre un grupo de personas, si siente que es parte de una minoría, por miedo a la represión o aislamiento por parte de la mayoría.

Según esta teoría los individuos usan una capacidad natural cuasiestadística que permite establecer de qué lado se carga la opinión de la mayoría de las personas. La opinión pública se percibe como un status quo. La tendencia a expresarse cuando se cree que se está de acuerdo con la mayoría y la tendencia a guardar silencio cuando se cree que es de una minoría dentro del estatus quo de la opinión pública, engendran un proceso en espiral que va instalando la opinión dominante.

Los recientes resultados de la primera gran encuesta me llevan nuevamente a pensar en la espiral de Noelle-Neumann. Según el sondeo, Juan Manuel Santos y Noemí Sanín, hoy, tendrían los suficientes votos para pasar a disputarse en una segunda vuelta. Antanas Mockus obtendría la tercera votación más importante. A juzgar por los resultados de la encuesta, la opinión pública estaría concentrada sobre Santos y Sanín, y de acuerdo a la Espiral del Silencio, la gente trataría de ubicar su juicio donde está el juicio de la mayoría. Lo que quiere decir, votar por Santos o Sanín.

Otro asunto, menos teórico tal vez, pero igual de importante, es el hecho de que los colombianos tenemos la costumbre de votar de la misma manera como apostamos en las galleras, le vamos al gallo que creemos que va a ganar. Con estas mismas reglas, con frecuencia, elegimos a nuestros gobernantes.

Juan Carlos Borja rompió la Espiral del Silencio en aquel auditorio, frente al Presidente, en medio de un país polarizado y muerto del miedo. Para romperla hay que tener la valentía de seguir creyendo en lo que queremos sin temerle al aislamiento. Votemos por cualquiera, pero sobre todo votemos por la persona en la que creemos. Rompamos la espiral. Yo no voté en la encuesta, pero sí puedo votar libremente en las urnas.

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