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¿Cambiar la historia de Colombia?

De la Coalición Colombia, de sus votantes depende si el país avanza o continúa en la eterna bicicleta estática de la polarización mientras corruptos y clientelistas hacen su agosto con lo público.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
27 de mayo de 2018

Todo indica que por ese camino vamos.

Las maquinarias fueron derrotadas. Por fin la ciudadanía emergió libre, castigó con cerca de diez millones de votos (Fajardo-Petro) la cultura política tradicional.

Ojalá esa conducta permanezca en el tiempo.

Los partidos, la corrupción, las prácticas politiqueras aborrecidas fueron castigadas.

Desde 1974, esta es la elección presidencial con el menor índice de abstención. Casi el 54 por ciento de los colombianos votamos entusiastas y libres.

Numérica y porcentualmente Petro ha conseguido la mayor votación alcanzada por un candidato presidencial de izquierda en la historia electoral del país.

Álvaro Uribe ha sido obligado a mostrar en boca de Duque un rostro diferente. Afirma hoy que la venganza no será su divisa de gobierno, llama a Fajardo y a Vargas Lleras para que se sumen a su candidatura. Todo un viraje en su lenguaje.

Los hechos de violencia fueron superados en este debate presidencial y los miembros de las Farc orgullosos mostraron su cédula de ciudadanos al momento de ejercer su derecho al voto.

Estos cambios son el resultado de ocho años persistiendo en la búsqueda de la paz.

Son fruto del trabajo del equipo negociador en el proceso con las Farc y del presidente Santos.

Sin su trabajo no tendríamos esta realidad de hoy.

A todos ellos se debe esta revitalización de la democracia y la institucionalidad colombiana.

Ese camino emprendido de avances y de cambio es lo que hace relevante lo que suceda en la segunda vuelta presidencial.

El 17 de junio tendremos la posibilidad de profundizar en la vía de los cambios o irnos por el sendero de la involución.

Ha dicho Duque en su discurso de victoria que cambiará la realidad social de manera asombrosa. Su intervención traía de todo como en botica: fórmulas para el desempleo sin regularizarlo, modernizar el campo sin hacer el catastro ni entregar tierras, oferta para los jóvenes haciendo malabares entre “ser maestro paga”, persecución de jíbaros y desarrollo microempresarial.

Repitió las 27 cartillas de Vargas Lleras sin sonrojarse.

De entrada, saludó a Alejandro Ordóñez el exprocurador y jefe de debate, al tiempo que exaltaba las virtudes de Andrés Pastrana y de Álvaro Uribe.

Al mencionar a Gustavo Petro, los cánticos preparados por los publicistas para su público en el escenario fueron los de “Y no nos da la gana, ser una dictadura como la cubana”. Una demostración de lo que significa “debate con altura,” tal como el candidato expresó, “con respeto por las ideas del otro”.

La confrontación que viene será matizada por el Mundial de Fútbol y por la apatía que puede dominar a los votantes de la Coalición Colombia que son definitivos.

Son los votantes de Fajardo quienes más pueden o no, ponerle dinámica a la segunda vuelta. Si son capaces de construir en su interior una voluntad de poder y gobierno más allá de Fajardo podrían lograr no solo una victoria electoral, sino el salto adelante que buscaron con ahínco para el país bajo el liderazgo de su candidato.

Ejemplos de coaliciones de gobierno y de poder más allá del período de gobierno sirven de referencia:

el Frente Amplio en Uruguay, la experiencia de la Concertación en Chile, los acuerdos de España en los 90.

¿Tendrán estos dirigentes nuestros la lucidez, la sencillez que permita construir en la diferencia?  

Abandonar a Petro con sus casi 5 millones de votos, es abandonar también lo que expresan los casi 5 millones de votos que votaron por Fajardo.

Hay que sumar en una gran coalición a los que defendemos lo avanzado en la paz, lo acumulado en décadas de búsquedas por la transformación del país.

Las alianzas pueden reducir mediante un acuerdo de gobernabilidad serio y claro los temores que han manifestado los electores.

Los votos de Fajardo hay que valorizarlos y hacerlos respetar, no pueden ser abandonados o puestos en modo suspenso hasta 2019. allí está la grandeza de los dirigentes. No puede abandonarse a esos electores, hay que ofrecerles la posibilidad de triunfar.

Los votantes de Fajardo votaron por la paz, por seguridad institucional, por una transición fiable. En manos de Sergio Fajardo, Jorge Robledo, Antonio Navarro, Antanas Mockus, Claudia López, Jorge Iván Ospina, Angélica Lozano estamos. Ahora ellos tienen en sus manos la posibilidad de hacer que el país logré pasar a escenarios de futuro o se quede enredado en el alambre.

De la Coalición Colombia, de sus votantes depende si el país avanza o continúa en la eterna bicicleta estática de la polarización mientras corruptos y clientelistas hacen su agosto con lo público.

El liderazgo y la capacidad de conducción que expresa Sergio Fajardo pueden lograr que el 17 de junio en Colombia la democracia sea poder.

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com

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