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¿Y si Pretelt no renuncia?

Tras la alocución radiotelevisada de Santos, el magistrado llegó tranquilo en la mañana de este miércoles a la Corte Constitucional.

Armando Neira, Armando Neira
25 de marzo de 2015

Los ecos al discurso del presidente Santos sobre la crisis en la Corte Constitucional se oyen aún nítidos. La lectura a las palabras del presidente varía. Desde quienes las ven como un bálsamo oportuno, pasando por los que temen que las cosas seguirán igual, hasta quienes ponen el énfasis en el señalamiento a Uribe como uno de los responsables de la situación.

En este grupo se alinean aquellos que se preguntan por qué Santos puso, otra vez, el espejo retrovisor hacia su antecesor. “No permitiré que se pongan en peligro las instituciones que hemos construido y preservado con tanto esfuerzo, ni que se pretenda reemplazar el Estado de Derecho por una especie de Estado de Opinión donde prevalezca la versión del que más ruido haga, por encima de los conductos legales”. O la sonora: “¡Aquí no se persigue a nadie políticamente! Esos tiempos no volverán en Colombia”.

Los analistas resaltan su vainazo al abogado Abelardo de la Espriella, defensor del magistrado Jorge Pretelt, quien ha venido argumentando la tesis de que la ética nada tiene que ver con el Derecho. “Y quiero terminar enviando un mensaje a los abogados sobre la moral en el ejercicio del Derecho, pues en su correcta aplicación se basan la operatividad y la pulcritud de nuestras instituciones. Invito a fortalecer las colegiaturas y a mejorar no sólo la autorregulación de esta profesión, sino el control ético de sus actuaciones. Porque la ética –que a nadie le quepa duda– sí tiene mucho que ver con el Derecho, con el buen gobierno y con todo el funcionamiento del Estado”.

De la alocución, hecha desde la Casa de Nariño y con una duración de 21 minutos, brilla también su negativa a la propuesta hecha por SEMANA en un comentado editorial al explicar que no es necesario “revocar a todos los magistrados”. Y también su rechazo a la insistencia de las FARC, hecha a través de la cuenta de Twitter de su jefe Iván Márquez, de ir a una Constituyente. “Mucho menos se puede alimentar la idea de que hay que revocar a todos los magistrados, o alentar la convocatoria de una asamblea constituyente sin que se conozca siquiera cuál sería su propia temática”.

Para Santos la solución a la crisis que tiene herida la Corte Constitucional debe venir desde las mismas instituciones. Así, por ejemplo, contó que aprovechando el análisis que hace el Congreso de la República a la reforma constitucional sobre ‘Equilibrio de Poderes’, se incluirán algunos temas que permitan rescatar la dignidad de la Justicia y preservar su integridad y la institucionalidad del Estado. Entre otras, que la política no intervenga más en la elección de jueces y magistrados, ni estos en la elección de altos funcionarios del Estado.

Y simultáneamente, mediante decreto, el Gobierno acogerá un estudio de Elección Visible sobre autorregulación en las altas Cortes para dar transparencia y visibilidad a la elección de magistrados. Así como la insistencia en la creación del Tribunal de Aforados, eliminación del Consejo Superior de la Judicatura y creación de una Gerencia para la Rama Judicial y una Dirección de la Magistratura para administrar la carrera judicial y los concursos de méritos para elegir jueces y magistrados.

Este conjunto de anuncios difíciles de digerir para un vasto sector de la opinión pública busca arreglar un problema que surgió por algo más sencillo de asimilar: un soborno por 500 millones de pesos. Así de simple. Yo me meto la mano al dril y usted cuadra la vaina. El protagonista se llama Jorge Pretelt. ¿Y qué se hace entonces mientras todas estas ideas se llevan a la práctica? El panorama realmente es incierto. Es como si por un lado se hablara de alta política pero la realidad dura, terca, inamovible, pesará más.

Algunos incluso apuestan a que no va a pasar nada. Tanto es así, que Pretelt fue este miércoles a trabajar a la Corte como lo cuenta Semana.com. Periodistas de este portal incluso confirmaron que no hubo el ambiente de tensión que cualquier persona con algo de vergüenza imaginara. Nada. Como si la cosa no fuera con él se sentó y se concentró en sus asuntos. Algunos no lo llamarán desfachatez, descaro. Otros, dirán que actúa en línea con el convencimiento de su inocencia.

* Director de Semana.com
Twitter: @armandoneira

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