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¿El gran desencanto?

El simbolismo y la ternura que, estimularon la conciencia ciudadana en favor de la paz, no sirve para esta época de juego sucio y altísima concentración política.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
15 de diciembre de 2016

El retrato no puede ser más elocuente: media docena de terneros enflaquecidos rebuscando algo de yerba entre el rastrojo. Las fotos fueron colgadas por varios voceros de las FARC en sus cuentas de twitter y corresponde a una las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN), los lugares en los que, al día de hoy, deberían estar concentrados los destacamentos de la guerrilla hasta su desarme y tránsito a la vida civil. No hay nada. Todo indica que la implantación de los acuerdos de paz está afectada por la improvisación.

Me consta que un destacamento guerrillero posee la destreza de levantar en unas cuantas horas un campamento rudimentario dotado de rancho, economato, aulas para actos y reuniones, lavaderos, barracas, baños y patio de formación. Colombia, un Estado que ocupa en el mundo el puesto 29º en razón a su PIB, no ha sido capaz de resolver un asunto elemental: construir 23 campamentos para alojar a los guerrilleros que, según el papel, en 6 meses dejarán de serlo. Esto nos da una idea de la suerte que tendrán los acuerdos en los territorios. Nombraré 13 asuntos que pueden ser verdades, mentiras o verdades a medias.

1. Englobo el sesgado discurso del presidente Santos en Oslo en la siguiente frase: señores de las FARC, hasta aquí hemos llegado juntos.

2. Fue un error no haber acordado un mandato robusto de Naciones Unidas para la fase de verificación del cese al fuego y la implementación de los acuerdos.

3. La improvisación y el incumplimiento de los acuerdos llevará a las FARC a una desmoralización y desmoronamiento gradual de su fuerza. Una potente fuerza que podría fragmentarse en muchos pedazos que, por inercia, se acoplarán a grupos criminales locales en posesión de territorios, lo cual se volvería un asunto grave para la seguridad nacional de Colombia. El caso de los 5 mandos separados de las filas de las FARC por decisión de la jefatura tiene mala pinta y hace pensar en lo peor.

4. El establecimiento no tuvo, por mezquindad o falta de talento, la mirada estratégica de involucrar a las FARC como fuerza social empotrada al Estado en las zonas más expuestas a la violencia.

5. Las FARC, guste o no, proporcionaban cierta coherencia en regiones con historias, economías y geografías complejas. Esas regiones están bajo riesgo desde que los frentes guerrilleros aglutinaron sus efectivos hacia las ZVTN. Los exguerrilleros que vuelvan a estos lugares van a encontrar un mundo en el que no hay coherencia y correrán el riesgo de morir asesinados no por lo que fueron sino por la violencia misma que predominará en esos territorios.

6. Los asesinatos de ex guerrilleros y líderes sociales, como ocurre en El Salvador y Guatemala, no corresponderán a una estrategia planeada y organizada desde un centro único, sino a la ausencia de coherencia en las regiones en las que las FARC cumplían con eficacia labores de contención.

7. La matanza no vendrá -como ocurrió con la UP- por cuenta de un planeamiento político estratégico y centralizado, sino de los agentes políticos y criminales involucrados a las economías ilícitas en cada región, las cuales representan rentas astronómicas. En Guatemala y El Salvador, repito por enésima vez, las zonas más seguras durante la guerra son hoy las más violentas y brutales.

8. Las FARC podrían dejar milicias que llenen momentáneamente el vacío de seguridad en las regiones bajo su influencia, pero esa clase de estructuras se volverán en poco tiempo en grupos despolitizados que cruzaran la línea que los separa del crimen común.

9. ¿Llegarán las Fuerzas Militares a las regiones como contrainsurgencia? Por el tamaño y la complejidad del territorio colombiano las Fuerzas Militares, si no toman como aliados y socios serios a la gente de las FARC y por el contrario las menosprecian, no podrán cubrir el mapa de la violencia del país. La pérdida de control territorial puede llevar a que miembros de las Fuerzas Armadas se articulen por rutina y conveniencia a un panorama de violencia local que no los toque, pero sí a millares de ciudadanos que constitucionalmente están obligados a proteger. Pueden volver los fantasmas que distorsionaron el papel de los militares y que llevaron a cientos a prisión. Sería un lamentable retroceso.

10. ¿Qué papel van a tener las autoridades y las organizaciones locales en la implementación de los acuerdos? ¿Continuaremos con el puñetero centralismo que permite que un señor o una señora desde Bogotá dicte lo que hay que hacer en un remoto caserío de frontera?

11. El simbolismo y la ternura que, estimularon la conciencia ciudadana en favor de la paz, no sirve para esta época de juego sucio y altísima concentración política. Desde el discurso de Santos en Oslo el movimiento por la paz depende de sí mismo, y sí sabe transformarse en una opción política que modifique el actual tablero parlamentario y consiga con la ayuda de la gente de Timo, llegar a los territorios, es decir, más allá de una izquierda metropolitana, mejor, bogotana como hasta ahora lo ha sido.

12. Puede que el desarme, el tránsito a la vida civil y las garantías a las FARC para que se organicen como partido político sean las únicas cosas que respalde el gobierno de Santos. Todo lo demás, es decir, la paz justa y duradera dependerá del mapa político que salga de las próximas elecciones. La indignación también cuenta. ¿Pero, quién o quiénes?

13. Lo peor que le puede pasar a las FARC es que le metan un gol de camerino y las eliminen en la fase de grupos. Eliminarlas o reducirlas a una fuerza irrelevante que aderece la policroma y patética foto de la izquierda colombiana. Si no innovan nadie se acordará de ellas en unos años. Innovar caras, mensajes, ruedas de prensa, banderas, slogans, pronunciamientos, imagen, anuncios, publicidad, carteles, colores, relatos, en fin. Innovar sin perder la esencia. El reciclaje funciona bien para el medio ambiente, pero en la política a veces es perjudicial. Si no innovan terminaran perdiendo hasta la esencia. La conexión con la gente va más allá del mero hecho de portarse bien.

Microrrelato de Navidad: Pochi cambió el violín por el futbol y se volvió la goleadora del torneo infantil. Su amiga Andrea no juega bien. Disputan la final y en la prórroga Pochi recibe un balón, dribla a dos defensas y a la portera. Queda sola frente al arco. Mira que Andrea viene resoplando y le cede el pase para que anote. El remate sale desviado. Se van a penaltis y pierden. El técnico le reclama a Pochi por pasarle el balón a Andrea. Pochi se quita la camiseta y dice: quiero a Andrea, no jugaré más futbol, seguiré tocando el violín.

Diviértanse. Hasta el próximo año.


* Escritor y analista político
En Twitter: @Yezid_Ar_D
Blog: En el puente: a las seis es la cita