La profesión de candidato. ¿Por qué algunos se lanzan a todo?
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En la carrera séptima de Bogotá unos jóvenes están recogiendo firmas para inscribir como candidato a la Alcaldía Mayor a un reconocido dirigente nacional de izquierda. No accedí con una sonrisa cortés (o lo que me imagino que fue eso).
El fugaz intercambio activó mis cavilaciones sobre los “patios interiores” de la política colombiana. Hago parte de una generación que pasó a la historia por usar las urnas (Séptima Papeleta) y que en 20 años poca vocación electoral ha mostrado.
Lo que ha desmotivado a muchos integrantes de esta generación para entrar en política electoral hace parte de mi aproximación a “la profesión de candidato”. ¿No es posible ser político sin estar de candidatura en candidatura?
Cuando priman las individualidades sobre los partidos en el juego político, los nombres cambian menos. Ciertos nombres van de partido en partido para ser candidatos, en vez de partidos que saquen nuevos candidatos.
Entonces a algunos les toca el papel de candidatos recurrentes. Y parece que les encanta. Una combinación de escasez de líderes y de megalomanía, que se refuerzan entre sí.
Así que en octubre pienso descartar a candidatos que hayan cambiado de partido en los últimos dos años o que hayan recogido firmas. Con estos requisitos, espero que quede una buena baraja.
Mientras tanto, seguiré cavilando sobre si en Colombia surgirán partidos que le eviten a gente valiosa ponerse a recoger firmas o a hacer campaña por un número.
