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La Tasa de Cambio.. un dolor de cabeza

Semana
8 de marzo de 2010

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En esta semana contamos con una nueva contribución de Jorge González en relación a un tema vital para muchas empresas en Colombia. 

 


Muchos notables dicen que, sin lugar a dudas, las variaciones de la tasa de cambio peso - dólar americano son el dolor de cabeza de la economía colombiana: del Presidente y sus ministros de Hacienda y Turismo e Industria, del Banco de la República, de los empresarios, de las entidades financieras, de la bolsa, de los importadores, de los exportadores, de los inversionistas nacionales y extranjeros, de los turistas que salen y de los que vienen a visitarnos, de las casas de cambio, de los comisionistas y financieros y, quisiera agregar, de los traficantes y narcos.

 

Si uno trata de hacer un listado de los temas que afectan la tasa de cambio en Colombia podría detallar una veintena de aspectos diferentes, a saber: la Balanza Comercial, las compras y ventas de reservas del Banco de la República, las ventas del Gobierno Central al monetizar los préstamos multilaterales en moneda extranjera, las ventas de empresas y activos públicos o privados a extranjeros, los desembolsos para pago de importaciones por parte del sector privado y del sector público industrial, los mayores o menores ingresos por exportaciones causados por las variaciones en el precio internacional del petróleo crudo, del café, del carbón, de los minerales y otros, las inversiones líquidas en moneda extranjera, las compras de defensa en el exterior, la aprobación de los TLC´s con Estados Unidos, Europa y Canadá, la situación con Venezuela y Ecuador, el comportamiento de la inflación, del empleo, del déficit fiscal, el Niño y la Niña, la sequía y las inundaciones, el invierno y el verano

 

Adicionalmente, hay factores externos como las bolsas mundiales, la inflación, el empleo y el déficit en los países desarrollados especialmente en los Estados Unidos, la situación de la Comunidad Europea, las compras y ventas de China e India, la situación de la mayores empresas mundiales financieras e industriales, las declaraciones de la Reserva Federal americana y de la Comunidad Europea, las guerras de Irak, Afganistán y otras más.

 

Como decía alguien, hasta el aletear de una mariposa y el suspiro de un enamorado tienen influencia en la tasa de cambio de nuestro país.

 

Siendo la tasa de cambio un determinante importante de nuestra economía y del éxito o fracaso de nuestros industriales, comerciantes y financieros y vital para el manejo de la deuda externa tanto del sector oficial como del privado, deberían, todos los involucrados e interesados, tener el máximo cuidado y responsabilidad en su manejo, a saber:

 

1.- El Gobierno Nacional, corto como va a estar de recursos en los próximos años, debe tener máximo cuidado en sus declaraciones y en sus monetizaciones. En enero y febrero de este año, el Gobierno Nacional urgido de fondos, calladamente por no decir solapadamente, monetizó una cantidad importante de dólares causando que el peso sea, en este momento, la moneda mas revaluada del mundo. Una acción irresponsable que afecta al sector privado y deja fuera de competencia a importantes sectores empresariales. Igualmente, el Gobierno anuncia periódicamente monetizaciones o compras de dólares que causan desestabilización del mercado de divisas y que podrían hacerse paulatinamente sin mayor afectación.

 

2.- El Banco de la República cuyas intervenciones son importantes. Sin embargo, a finales del 2009 anunció que compraría dólares para estabilizar la tasa de cambio; calladamente no lo hizo sino que favoreció a los TES y dejó a los industriales colgados de la brocha en una estrategia poco seria, despistando al mercado como si fuera un juego. Eso no se hace a nivel macroeconómico pues nunca se saben cuales son las consecuencias. Y no es la primera vez que pasa.

 

3.- El Sector Privado y las grandes empresas deben ser responsables en sus compras y ventas de divisas, especialmente en el sector petrolero y minero cuando de inversiones se trata o cuando hay vencimientos y giros al exterior. Es posible planear para causar el menor impacto

 

4.- Las Bolsas de Valores que muchas veces se mueven por expectativas, rumores y especulaciones. Y los analistas de entidades financieras que hacen comentarios y predicciones irresponsables. Se ha vuelto un juego adivinar como estará la tasa de cambio el próximo mes y al final, se concluye que ninguno acertó, pero se reconoce a algún genio que fue el que estuvo más cerca. Igualmente, analistas sobrados de lote pretenden explicar lo sucedido un día cualquiera a la tasa de cambio con razones inauditas como la visita del Dalai Lama al presidente Obama, el desprendimiento de un glacial en la Antártida, o la reducción del programa espacial americano.

 

5.- Las entidades financieras, los corredores de bolsa y sus Mesas de Dinero. A ellos les encantan las fluctuaciones porque de eso viven. Una tasa estable no es ganancia. Sin embargo, deben recordar que variaciones repentinas causadas por especulaciones, por rumores o cualquier otra acción artificial, no son legales, originan traumatismos en el mercado y, si bien pueden ser rentables, no es una manera ética y justa y causan más daños que beneficios a otros sectores. En Colombia, estos manejos dudosos poco se investigan y menos se castigan. Las superintendencias y contralorías encargadas de esta vigilancia y que son las responsables de este control poco o nada se manifiestan. 

 

Hablar de las fuerzas del mercado como causa de todas las fluctuaciones es el argumento preferido por los analistas pero no es el correcto. Estas fuerzas son muchas veces predecibles y controlables a menos que se trate de maromas y especulaciones, para lo cual deben intervenir las entidades y autoridades de control con toda su fuerza, sin temor a los poderosos del sector.

 

Si se quiere estabilidad que atraiga inversionistas nacionales y extranjeros y no un juego de ruleta, todos debemos actuar con seriedad y responsabilidad.

 

Sin embargo, quiero llamar la atención sobre una fuerza que necesariamente tiene un gran impacto en el comportamiento, no solamente de la tasa de cambio, sino en toda la economía colombiana, es difícilmente controlable y poco se habla de ella. Como en los viejos tiempos, de tristes recordación, la sociedad colombiana quiso pasar agachada haciendo “lo del avestruz”. Nadie lo menciona, como si no existiera, pero todos sabemos que “ahí está y ahí se ha quedado”: el narcotráfico.

 

Un pequeño cálculo indica que si el narcotráfico mundial de cocaína asciende a más de USD $300.000 millones anuales, a nivel productor mayorista (estimado de la ONU y excluye el valor en la calle) y Colombia es uno de los grandes productores (algo mas del 20 % de la cocaína mundial sale de nuestro país), y además, si estimamos que solamente el 10 % de los ingresos de los narcos colombianos (es un supuesto mío) entran al país, encontramos que equivale a la no despreciable suma de USD $ 6.000 millones anuales. Cálculo pesimista y conservador diría yo, pero para propósitos de orden de magnitud supongamos que es así.

 

Y parece lógico que los narcos necesiten unas cantidades de dinero parecidas para mover su negocio ya que deben convertirlos a pesos colombianos porque es en pesos que pagan a los cultivadores, a los raspachines, a los empleados y trabajadores de los laboratorios, a los técnicos procesadores, a los empacadores, a los proveedores de materias primas nacionales, a los transportadores, a los caleteros (los que empacan las caletas donde se oculta la droga), a los guardias, a los que  protegen a los jefes, a la corrupción y compra de autoridades, a los que construyen submarinos, a los que hacen mantenimiento a los aviones, a los pilotos (las noticias dicen que les pagan en dólares- US$500.000 por viaje- pero seguro necesitan algunos pesos), a los que cargan los aviones, a los cambian los dólares a pesos y, en fin, a una cadena de personas que, si se detallan, es interminable. Y es en pesos colombianos con lo que compran sus autos y camionetas lujosas, sus apartamentos, casa y fincas, sus negocios y fachadas, sus séquitos de guardaespaldas y “carlanchines” y sostienen a sus amigas, novias, esposas y familias.

 

Esto explica la proliferación de “traquetos”, guardaespaldas y escoltas, camionetas  blindadas 4x4, chicas exuberantes y toda la parafernalia que acompaña a los involucrados. Eso explica que en algunos centros comerciales y algunas cuadras de Bogotá, Medellín, Cali y en otras ciudades del país, se encuentren 10, 20, y 30 casas de cambio seguidas, una al lado de la otra, protegidas por una nube de guardias malencarados en trajes tropicales y entrando, de madrugada y a sus locales comerciales, en carretillas, fajos gigantes de monedas extranjeras.

 

Con todo lo anterior, me cuesta trabajo creer que las llamadas “remesas” supuestamente de muchachos y muchachos colombianos que emigraron a Estados Unidos y a Europa y que envían a sus mamitas de a cien dolaritos mensuales para su sostenimiento, son el tercer renglón de ingresos de divisas de Colombia. El Gobierno y las autoridades de control financiero y de cambios deben dar una mejor explicación. A mi me parece que no hace mucho sentido y algo se está tratando de ocultar.

 

Los colombianos sabemos muy bien como es la cosa y conocemos desde hace tiempo lo que realmente sucede y sus consecuencias. Hace algunos años, nos hicimos los de la “vista gorda” e ignoramos lo que estaba pasando hasta que nos despertaron a “bombazos”. Dios quiera que jamás se vuelva a repetir.

 

Y después de todo lo dicho, la verdad, tengo……. un tremendo dolor de cabeza.

 

 

Jorge González Soler

Foro de Presidentes

Marzo 8, 2010