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Las verdades y las mentiras de las FARC

Semana
19 de octubre de 2012

Por: Santiago Peña Aranza

 

Causó revuelo e indignación el discurso de “Iván Márquez” en Oslo, en la mesa de instalación de los diálogos de paz. Es lógico. Las personas no están acostumbradas a que un tipo que hasta hace unos meses era tratado como un terrorista que asesinaba y secuestraba gente (porque seguro lo ha hecho), venga hoy a hablar de política y a mencionar los cambios que el país necesita.

 

Y no es que antes no lo dijeran, lo que pasa es que las FARC han cometido el error histórico de dejar que sus balas silencien sus ideas. Bueno. Ha sido un error suyo, pero también ha sido una victoria –en términos estratégicos- del establecimiento el lograr ocultar su discurso ante la opinión pública. De hecho, aún lo silencian pese a estar sentados en la mesa de diálogo. Por ejemplo los canales de televisión prefirieron mandar a comerciales que pasar el discurso de "Márquez".

 

Ahora, ellos dicen muchas cosas que son ciertas pero por el sólo hecho de que son las FARC carecen de credibilidad para la gran mayoría de los colombianos, y eso es una lástima porque son temas que vale la pena que el país discuta. Y también es cierto que dicen otras cosas absurdas, sobretodo cuando evaden ciertas responsabilidades que indignan al país, un ejemplo es que no mencionan que ellos también (al igual que el Estado y el paramilitarismo) han desalojado a campesinos de sus tierras.

 

Entonces, pese a que el gobierno dice que ni el modelo desarrollo económico, ni la doctrina militar, ni la inversión extranjera están en discusión, si deberían discutirse esos temas (así no sea en la mesa de diálogo), pero no porque lo digan las FARC, sino porque el hecho de ser uno de los países más desiguales del mundo es una muy buena razón para cuestionar el modelo, o porque fenómenos como los falsos positivos, el paramilitarismo y la forma como se reprimen las protestas sociales cuestionan por sí mismos la doctrina militar del país.

 

Y en el caso de la inversión extranjera, las FARC no tienen que decir que hay excesivos privilegios a las multinacionales que se llevan nuestros recursos, para saber que eso es cierto en muchos casos. Podrían pagar impuestos justos y contratar con buenas condiciones laborales a los compatriotas que trabajan con ellas, pero hay muchas exenciones tributarias y poca protección para el trabajador. Y en este punto no se trata de indignarse, o descalificarlo porque lo digan las FARC, lo que hay es que mirar qué empresas multinacionales tienen contratos que son leoninos para el interés nacional y cuáles no. No creo que la inversión extranjera sea mala en sí, pero si creo que en muchos casos el Estado colombiano se mete autogoles.

 

Las FARC van a empezar a tener que admitir sus culpas, pero el Estado también. Ambos tienen que darle la cara a sus víctimas. Aquí no se trata de rasgarse las vestiduras por lo que diga el otro, aquí se trata es de afrontar que una guerra es cruel sea cual sea, y que los actores siempre van a cometer actos atroces, que son igualmente terribles así sean desde la legalidad o la ilegalidad.

 

Creo que es cierto que “la paz no es el silencio de los fusiles” y “no es una simple desmovilización”, la paz tiene que ir mucho más allá. La paz tiene que acabar con las causas del conflicto, que más allá de lo criminales que se hayan vuelto las FARC, siguen ahí. La paz la tienen que hacer los actores entre ellos, pero también la tienen que hacer con los colombianos. De nada nos servirá que se silencien los fusiles si el hambre también mata.

 

Twitter: @SantiagoPeye