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Los Cuentos de Hoffmann

Semana
24 de enero de 2010


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No hace mucho ‘priapismo’ fue La Palabra del Día en La Página del Español. Este vocablo se refiere a una erección permanente y dolorosa sin deseo sexual, un síntoma desencadenado por múltiples causas que afectan los mecanismos del flujo sanguíneo del pene, dejándolo rígido durante horas, hasta que por fin el urólogo drene los cuerpos cavernosos evitándole una eventual gangrena. La palabra se originó en el griego priapismós, con igual significado, a su vez derivada de Príapo, dios de la fertilidad representado mediante un falo descomunal, era hijo de Afrodita, la diosa del amor, y de Dionisos, el del vino. Para ellos, priapismo era un castigo de las divinidades: Pegaso, embajador precisamente de Dionisos, partió hacia Atenas con una estatua de su dios tutelar, pero los atenienses lo rechazaron a su llegada, entonces en represalia la deidad los castigó con priapismo; hasta que solo el oráculo de Delfos salvó la situación, señaló que se curarían homenajeando al ofendido. Entonces fabricaron penes enormes para transportarlos en procesión junto con la estatua de Dionisos, y todo volvió a la normalidad, sin embargo la gente aterrada, y para evitar recaídas, optó desde entonces por realizar siempre esta procesión fálica durante las Grandes Dionisíacas, la gran fiesta anual del vino.

Los Cuentos de Hoffmann no son historias de un señor con priapismo, solo traje la etimología de esta palabra porque me pareció hermosa y oportuna, se tratan de más bien de la noble gesta de un poeta en busca del inalcanzable amor romántico.

El introito sucede en una taberna en Núremberg donde Hoffman anuncia a unos estudiantes, en medio de alegres brindis y con trasfondo musical alusivo a Amadeus Mozart (1,756-1,791), que relatará sus amores desdichados. En el primer episodio romántico frustrado, evento sucedido en París, el vate se enamoró de Olimpia atraído por su belleza, gracia y talento, pero al aproximársele para detallarla descubrió que era un engaño, puesto que se trataba de una muñeca mecánica, un robot, se diría en la actualidad. En todo caso, un logro del desarrollo de la ciencia y la tecnología de la época, un período optimista en la historia de la humanidad en que imperaba el positivismo, el legado del iluminismo francés, pues estos cuentos transcurren en las etapas iniciales de la revolución industrial, cuando el hombre confiaba en que una sola enciclopedia podía contener todo el conocimiento concebible y la razón, junto con el conocimiento, siempre superará toda adversidad.

Luego, en la segunda historia, el amor falló en Múnich: en esta ocasión Antonia murió de tuberculosis, mientras el suegro culpó a Hoffman de su fallecimiento; se trataba de una joven y hermosa cantante, a quien su deseo de fama y fortuna la llevó a arriesgar la vida. También en este momento queda claro que los talentos deben cultivarse y cuidarse, emplearse constructivamente, no dilapidarse ni abusarse, como hizo la difunta y, de cierta manera, su mayordomo, quien tenía habilidad para el canto y el baile, pero jamás se dio la oportunidad de estudiar sus técnicas. Por último, les contó sobre su gran desamor en Venecia: en esa oportunidad veneró a la cortesana Giulietta, quien lo cautivó con el desparpajo propio de su condición, así como con su vasta experiencia amatoria, no sin antes traicionarlo despojándolo de su alma, y solo descubrió el engaño al ver que dejó de reflejarse en el espejo. Además en este momento Giulietta canta La Barcarola, http://www.youtube.com/watch?v=sQR0LQskL4E , la más sexy de todas las arias que conozco. Y es interesante anotar que no siempre se han presentado los relatos de Hoffmann en el orden que acabo de utilizar, todo depende de la interpretación de quien los ponga en escena, al fin y al cabo, los libros de cuentos tienen el encanto de que pueden leerse en cualquier secuencia sin alterar su comprensión.

Por último, llega el epílogo: de regreso a la taberna de Núremberg donde el poeta narraba borracho y desolado sus desventuras a los estudiantes absortos; entonces la musa de la poesía lo consuela y le recomienda que le dedique su vida, que ella jamás lo traicionaría, pues la creatividad es la única solución para las penas, así mismo, que no insista en el arduo amor romántico, por así decirlo, que deje la épica a cambio de la lírica, mucho más segura y confiable. Y Hoffmann, ahora reflexivo, accedió luego de que los avatares de la vida le hubiesen dado un cierto escepticismo saludable, después de todo, el arte siempre es refugio para los desairados en el amor, confirmando una vez más que nada supera la estulticia de quien no ha sufrido. Además, que sus desdichas sucedieran en diferentes ciudades señala la tendencia universal a la degradación del amor, mientras en el transfondo había innumerables mujeres livianas vestidas con ropa breve, a menudo con encaje negro.

Así que en resumen, esta obra magnífica relata la lucha entre el bien y el mal, y por supuesto, no se requiere del diablo para que tiente al ser humano por el camino del mal, basta su vanidad, arrogancia y ambición para lanzarlo por el abismo del pecado de donde lo rescata el aprendizaje a partir de la experiencia: la vida creativa, constructiva, no solo en el terreno artístico y científico, es la única salida para el vacío existencial.

Espero que los lectores de esta crónica sobre la maravilla de asistir a esta presentación vía satélite desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, así sea en diferido, no vayan a pensar que estoy despechado, que soy un pesimista del amor, ni que escribo mi autobiografía en éstos blogs, solo me atengo a lo sucedido en la tarde inolvidable del sábado 23 de enero de 2,010. Además tengan en cuenta que los amores desdeñados son uno de los temas universales más trasegados, que lo novedoso está en las anécdotas y en la manera de narrarlas, no en el concepto.  Para terminar, el compositor de la música de esta ópera en francés estrenada en 1,881 fue uno de los más influyentes en las melodías populares europeas del siglo XIX, se trataba de Jacques Offenbach (1,819-1,880), un violonchelista alemán nacionalizado francés, inventor de la opereta moderna y de la comedia musical. Por otra parte, Jules Barbier (1,825-1,901), poeta y dramaturgo francés, escribió su libreto basada en los relatos de Ernest Theodor Amadeus Hoffman (1,776-1,822), abogado, pintor, tenor y también poeta, en este caso afiliado al movimiento romántico de la literatura alemana.