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Midnight in Paris, una película de Woody Allen sobre narcisismo

Semana
26 de agosto de 2011

 

Salí feliz del teatro, luego de ver Midnight in Paris, http://www.youtube.com/watch?v=I99slAjca5Y. Una película linda, divertida, con una historia interesante, llena de detalles. Recordé la sensación de leer los cuentos tardíos de Borges y de Cortázar, que, con los años, regresaron a formas más elementales de expresión, aun cuando más maduras y sofisticadas, que al final los hicieron todavía más eficientes a la hora de narrar. Y a Woody Allen, de setenta y seis años, le sucedió algo semejante: con el tiempo construyó una voz cinematográfica limpia, sencilla, elocuente, clara, aun cuando su carácter siguió allí.

 

Como siempre, el film empieza con los créditos sobre fondo claro escritos con letras clásicas, escuetas, y al ritmo del jazz. De hecho el título de la película alude a la relación perpetua que existe entre jazz y Paris. La muestra bella, interesante, acogedora, una obra de arte por reconocer en cada uno de sus detalles, el mejor lugar del universo, una ciudad llena de historia.

 

Y muestra divinamente le savoir vivre de los franceses, una expresión que se refiere al buen gusto, a la fascinación por lo bueno, lo cómodo y lo grato, una idea mucho más amplia y refinada que el tradicional don’t worry be happy, por ejemplo, por tener cierta responsabilidad social, después de todo, la cultura francesa también es producto de la Revolución Francesa y padecieron las dos guerras mundiales del siglo pasado. De modo que es un enfoque constructivo, muy cercano a lo que en psicoanálisis se denomina, lo erótico.

 

Por otro lado, como es típico en Woody Allen, toca temas psicoanalíticos, en este caso, el narcisismo. En la producción aparecen personajes con todos sus matices, desde sus presentaciones más infantiles, como el egocentrismo excluyente y la arrogancia, tan cercana a la estupidez. Pues este relato se desenvuelve en esa ciudad tan rica en todo sentido, que incluso es el lugar ideal para el pedante y toda la ostentación de la riqueza, porque si hay algo costoso, es la alegría parisina, la gaieté parisién? suelen llamara.

 

Pero también toma el narcisismo como mecanismo de defensa: las imperfecciones de la cotidianidad, las frustraciones del aquí y el ahora, impulsan a refugiarse en los sueños y las fantasías, como la nostalgia por el pasado, tendencia que cuando predomina en la economía de la personalidad se vuelve el eje de las enfermedades mentales, al reemplazar la realidad externa por la interna, la del observador quiero decir. De modo que en Midnight in Paris, este aspecto es central, está presente en la añoranza del escritor del siglo XXI por la intelectualidad de París de principios del siglo XX, y Woody Allen, burlándose de esa ficción tan común y corriente, hace que los habitantes de la ciudad en 1910 sintieran nostalgia por la belle epoque, y estos a su vez, por el renacimiento, y así sucesivamente. A todos les cuesta trabajo sobrellevar la tozudez de los hechos.


Además hay elementos constructivos y adultos en el narcisismo, como el sentido del humor, la creatividad, incluso la convicción del artista de que tiene algo novedoso para aportar, que se justifica publicar su obra. También lo trata con respeto, como el amor por sí mismo que lleva a la persona a cuidarse, a vivir mejor, con más satisfacción y respeto por sí mismo y los demás. Y, como es natural, incluye su forma más inquietante y paradójica, el amor romántico: que es narcisista porque supone encontrar en el ser amado los aspectos idealizados por el enamorado, pero a la vez es adulto, porque al mismo tiempo se nutre de que la otra persona es diferente y autónoma, no es su creación personal, a lo sumo son complementarios, cuando las cosas van bien.

 

De modo que en esta película estupenda participa Owen Wilson, con un papel muy semejante a los que solía hacer Woody Allen, tal vez como si fuera su imagen en espejo cuando era joven, en todo caso su personaje es un intelectual atormentado, que vive a las puertas del éxito, sin lograr encontrarlo plenamente, y para quien la búsqueda del amor definitivo es el elemento central. Además, aparece en la producción Carla Bruni, que se presenta chic, hermosa y madurísima. Adicionalmente actuan en ella otros actores célebres como Kathy Bates, Adrien Brody, Marion Cotillard, Rachel Adams y Michel Sheen.

 

De manera que, Woody Allen propone en esta película que el encanto inigualable de esta ciudad hedonista es que cualquiera puede identificarse con ella en sus elementos más narcisísticos, ya sean infantiles o adultos, psicopatológicos o sanos, qué más da, se trata de un lugar único en el mundo que tiene algo para ofrecer a cualquier persona.? En suma, el narcisismo está en la base de la capacidad de disfrutar y de vivir con satisfacción.