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¿Qué sigue? Foro 7 Papeleta en sus 20 años

Semana
8 de marzo de 2010

Hay gente que tiene suerte. Los estudiantes de la Séptima Papeleta, en 1990, hicieron justo lo que hacía falta, convocar al pueblo con una idea práctica, para volver realidad el propósito de los esfuerzos de muchos: un nuevo pacto constitucional para salir de una grave crisis.

Esa idea precisa les valió el crédito exclusivo de precursores de la Constitución de 1991, con cierta injusticia, que no se intentará reparar aquí.

Dos décadas después, el escenario de conmemoración de la votación de aquella papeleta pudo haber sido cruel:

el mismo pueblo aprestándose a acudir a las urnas para autorizar una reelección presidencial que habría quebrado uno de los pilares de la Constitución hija de aquella unión “estudiantes-pueblo”.

Pero la suerte sonrió. En lugar de un escenario crispado y desestimulante, este miércoles 10 de marzo los de la Séptima Papeleta encontrarán una situación propicia para proponer otra vez justo lo que todo el mundo acogerá: pensar qué sigue.

Qué sigue después de un gobierno de 8 años y al menos en la primera década del Bicentenario de la Independencia. El foro conmemorativo se llama La Constitución, entre el cambio social y el retroceso político. ¿Qué sigue?

El reto, sin embargo, es superior al de hace 20 años. En 1990 bastaban una idea y unas consignas para ser oídos por la sociedad y liderar el proceso nacional, apoyados en la 'credibilidad moral' que otorga la condición de estudiante.

En 2010 el juego es, naturalmente, diferente. Aunque acudan al llamado de la Séptima Papeleta ex presidentes, candidatos presidenciales, ex magistrados de las Cortes, constituyentes de 1991, ex ministros, influyentes académicos y formadores de opinión, ninguna idea de los precursores de la Carta tiene asegurada su aceptación.

Si aquellos estudiantes de 1990 quieren asumirse como una “generación política” que, no por “suerte”, tiene un rol en la dirección del país, pues tendrán que batirse en el campo de las ideas en el foro, que eso al final se relaciona con el terreno electoral.

Dos ejemplos. Se discutirá “cómo ajustar la arquitectura del poder” tras la reelección que hubo. Diego López Medina, profesor de varias universidades, Ph.D. de Harvard, miembro de la generación, compartirá panel con los constituyentes Jaime Castro y María Teresa Garcés. Diego tendrá que decidir si deja que el público evalúe sus ideas como las de un posible relevo.

Humberto de la Calle, que alcanzó una gran estatura política e intelectual en su vida, se sentará con tres destacados integrantes de la generación de la Séptima Papeleta, a plantear “ideas para la próxima década” sobre Política y Constitución.

En este panel, Claudia López, analista política y ex columnista de El Tiempo; Luis Guillermo Vélez, ex viceministro de Defensa, y Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral, sin duda ofrecerán un perfil de su potencial liderazgo.

Si se cree que el impacto no saldrá del Aula Máxima del Rosario y que las palabras se las llevará el viento, tal vez no: la estrategia incluye un libro de memorias coeditado con Semana y el Rosario.

Entre panelistas y moderadores, hay 11 nombres de la generación en el foro, más probablemente un número cercano que escribirá para el libro. Es decir, se trata de una empresa intelectual colectiva.

Así, aquí va la pregunta: si no es esta, ¿cuál puede ser la “generación política” del Bicentenario?

La de la Séptima Papeleta ya es una generación histórica porque hizo algo que cambió la historia nacional, pero eso sirve más para vanidad de sus miembros que para el futuro del país.

Lo que se necesita es que sea una generación que haga algo cuya ejecución dure más de un año y que dependa más de un proyecto de largo plazo que de afortunados y vertiginosos hechos de unos meses.

Eso sí, no hay que renegar de la suerte, y más bien hay que ayudarle con ahínco.