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Reflexiones de principio de año sobre este blog

Semana
4 de enero de 2009

Esta época del año da deseos de reflexionar sobre el pasado y planear el porvenir, así como de evaluar y hacer presupuestos, también es propicia para meditar sobre los primeros seis meses de 'Pura vida' y los que vendrán.

 

Quiero informar sobre mi satisfacción al realizarlo. Este espacio me permitió utilizar regularmente la palabra publicada, casi impresa, a través de la Internet, para expresar ideas, entretener, incluso en ocasiones divertir. Una experiencia novedosa, puesto que durante una década he escrito en el mundo médico, donde los artículos son científicos con hipótesis confirmada o rechazada mediante métodos experimentales, siempre calculando tanto la probabilidad de equivocarse, como la de estar en lo correcto; por otra parte, en los psicoanalíticos, he tratado problemas interesantes sobre casos clínicos, técnica y metodología de la disciplina, también con la finalidad de investigar; además aparecieron textos variados dirigidos a un público más amplio, tales como ensayos sobre bioética y otros a propósito de la divulgación de temas sobre salud física y mental, siguiendo el ejemplo de matemáticos y físicos que emplearon un estilo literario dirigido a nosotros, los que no somos expertos. Este año, con la llegada de 'Pura vida', tuve ocasión de tratar desde violencia doméstica, hasta la crisis financiera mundial y el terrorismo, así como de hacer comentarios literarios y sobre restaurantes, al igual que publicar recetas culinarias con recomendaciones para acompañarlas de vinos; naturalmente, también toqué aspectos teóricos del psicoanálisis y del neuropsicoanálisis; así mismo, incluí relatos cortos, muy agradables de confeccionar por la libertad que ofrece la ficción, ahora entiendo la fascinación de Somerset Maugham con este género. Además, en él apareció ‘La casa de las geishas’, un cuento mío que ganó el concurso interno del Taller de Narradores de la Universidad Central. Así que literariamente el 2008 fue un buen año, desde hace tiempo buscaba un medio escrito amplio y libre, un lugar para dialogar.

 

Sin embargo, también quedó claro el poder de la palabra escrita, una voz pública supone responsabilidad y la obligación de cuidar la sensibilidad de los lectores. Me refiero a los cuentos que desdibujaron el límite entre ficción y realidad, que tal vez por su ubicación en la Revista Semana, algunos asumieron que se trataba la Verdad, de mi autobiografía, de un diario, incluso hasta se molestaron, sin que esa fuera mi intensión. Pido disculpas.

 

Como neófito en estos asuntos, con las manías de la evidencia, el sistema decimal y el método científico, decidí analizar las estadísticas del blog, para saber si los lectores lo acogieron. Según la administración, en promedio recibó unas dos mil visitas cada mes, supongo que habrá otros más concurridos, pero también, otros más desolados. En todo caso, me parecen muchas personas, y les agradezco su interés, sin embargo espero que el número crezca exponencialmente durante el 2009. Por otro lado, las 25 entradas aquí colgadas generaron unos cien comentarios, que teniendo en cuenta la cantidad de visitantes, es un número reducido, me encantaría aumentara durante este año. De ellos, el 40% fueron favorables, amigables, solidarios y entusiastas; otro tanto, buscaba estimular el diálogo señalando errores, limitaciones e incongruencias; en suma, el 80% fueron constructivos; pero el 20% restante, fue adverso, disgustado, con aburrimiento y desilusión, respuestas que dependieron del tema tratado, y la manera de hacerlo, en todo caso, me pareció sorprendente la hostilidad de algunos, como si el anonimato que ofrece la World Wide Web abriera las puertas para desfogar agresiones que en otros ambientes serían imposibles. Por otra parte, me produjeron admiración mis vecinos de blog: con más experiencia y la disciplina de seguir haciéndolos durante años; debo confesar que también me dieron tranquilidad, al leer algunos comentarios que recibieron. Por último, es probable que por una secuela psicológica, un rallón que me hicieron en el colegio, aún conserve el hábito de hacer ejercicios semanales de composición, pero tengo la impresión de que publicarlo con más frecuencia sería una exageración y, por el contrario, languidecería al hacerlo más esporádicamente.

 

Para terminar, una anotación autobiográfica, esta sí, histórica. Hace poco leí una carta sepia de amor que escribí para mi madrastra hace al menos unos treinta años. En la hoja amarillenta tamaño carta, muy bien conservada por ella, podía verse mi caligrafía pueril, por cierto mucho mejor que la actual, tratábase de un mensaje en que, con algunos momentos humorísticos, le decía que la quería y la extrañaba, ella viajaba por esos días en un lugar no especificado. Me sorprendió que conservo desde aquella época la manera de construir las oraciones y expresar ideas, aun cuando ahora lo hago desde la experiencia y el conocimiento que conlleva la adultez. La vida es un espiral, la manera de expresarse obedece a la percepción, la personalidad y la situación particular de cada uno; no es un círculo vicioso, aun cuando se ve el mundo desde la perspectiva individual, con un patrón general, también está llena de novedades a partir del aprendizaje constante a raíz de la experiencia que a diario bruñe el carácter, hace madurar, conservando la identidad. Así que decir, “es genio y figura hasta la sepultura,” se cumple solamente al dejarse llevar por la inercia existencial; mientras la introspección cambia y genera progreso, explica el desarrollo psicológico de los niños y el efecto terapéutico del psicoanálisis, por ejemplo, y en un nivel más general, en medio del rutinero andar de la cotidianidad, siempre abre la posibilidad de algo nuevo.