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Una perspectiva global de los grandes retos que enfrentará el siguiente Alcalde de Bogotá

Semana
5 de febrero de 2011

Una perspectiva global de los grandes retos que enfrentará el siguiente Alcalde de Bogotá
Me alegró mucho la noticia de que el Dr Antanas Mockus reconociera la importancia de tener a Dr. Enrique Peñalosa como candidato del partido de los Verdes para la Alcaldía de Bogotá. A la luz del desastre que deja la administración Moreno, se necesitan personas con la experiencia y que tengan la vocación de medirse ,a la hercúlea tarea de cambiarle el rumbo a nuestra ciudad. El candidato de los Verdes, claramente responde a este perfil.
Sin embargo y con el mejor ánimo de contribuir al éxito de la siguiente administración, e independientemente de quien sea elegido para el cargo, es claro que el mundo y Bogotá han tenido cambios muy importantes en la última década. Quien llegue a la Alcaldía de la Capital, va a tener que escuchar las señales del entorno y la habilidad para interpretar las tendencias mundiales, que hoy marcan el camino del desarrollo de las ciudades y regiones como la nuestra.
La afirmación anterior es muy importante en una dimensión clave: hay que tener una perspectiva de las nuevas y complejísismas dinámicas urbanas en el mundo. Hoy, vivimos en un entorno interconectado y por lo tanto, es fundamental tener en cuenta la relación sistémica de las nuevas tendencias de la competitividad. Se necesita una mirada diferente para la definición de políticas públicas y la asignación de recursos que hagan muy atractiva la  inversión nacional e internacional en la ciudad y la región.
Por lo tanto, en la eventualidad de que el Dr. Peñalosa fuera elegido, hay nuevas variables que van a tener que ser consideradas para ajustar la visión de hacia donde se debe conducir la ciudad. Es necesario retomar el camino de los logros. que se consiguieron en temas tan críticos como la seguridad, la convivencia ciudadana y el respeto por el espacio público. Sin embargo, no son suficientes a la luz de las nuevas realidades competitivas a nivel mundial. Bogotá, necesita urgentemente una visión que la encamine hacia un nuevo estadio del desarrollo, con miras a mejorar significativamente la calidad de vida de todos sus habitantes.
Para que los lectores tengan claridad del porque es necesario lo anterior, quiero recordarles que la ciudad está perdiendo su base industrial y es cada vez menos atractiva para el desarrollo de la actividad económica. Esta realidad se está reflejando en niveles muy altos de informalidad y en la perdida creciente de su base tributaria, a ritmos de mas de US 100 millones por año. En estas condiciones, es muy difícil la sostenibilidad de la ciudad, en el mediano y largo plazo.
Pero al mismo tiempo, de manera lamentable, no hay una visión metropolitana de la región. Por esta razón, ha sido imposible lograr consensos para tener una posición común, con los municipios vecinos, en temas tan críticos como el transporte, la vivienda, la salud y el manejo mas eficiente de los recursos que se producen.
Lamentablemente, no se ha entendido que ya no es posible encontrar soluciones aisladas a estos temas, porque la realidad ya desbordó esa posibilidad hace mucho tiempo. El resultado: decisiones políticas locales descontextualizadas y problemas crecientes que desbordan la capacidad de las administraciones en los municipios y en Bogotá.
Dada la importancia de la elección del siguiente Alcalde de Bogotá, como del Gobernador y los alcaldes de los municipios vecinos a la ciudad, en las próximas semanas quisiera compartir con mis lectores algunas de las reflexiones que se están dando alrededor del desarrollo de las grandes ciudades y las consecuencias que esto tiene para enmarcar el debate político de los próximos meses. Si nos equivocamos nuevamente, levantar cabeza va ser misión imposible, como lo demuestra el caso de Cali al que me referí hace dos meses.
Para dar una idea de las tendencias del crecimiento , en los próximos 15 años, se calcula que mas de 1200 millones de personas se desplazarán del campo a las ciudades y el 95% de este total, sucederá en los país en vías de desarrollo. En este periodo, Bogotá puede llegar a tener 14 millones de habitantes. Hoy, hay 23 ciudades de mas de 10 millones de habitantes pero en el 2025 se proyectan 32. Ciudades como Shanghai  y San Paulo, tendrán un PIB mas grande que el de Suiza y Bélgica.  
El crecimiento de las ciudades, como lo muestra un reciente estudio de McKinsey, está generando unos cambios impresionantes, como consecuencia de la migración del campo a las ciudades. En países como la China, este proceso ha generado urbes de mas de 20 millones de habitantes, con cambios dramáticos en productividad, debido a las economías de escala que se han conseguido. El resultado: reducción significativa de los niveles de pobreza y un gran crecimiento económico.
De acuerdo a la investigación realizada, el proceso de desarrollo de Corea está asociado a su urbanización. En 50 años, pasó del 25% al 80% de la población, pero su crecimiento  económico se multiplicó por 10 !!!!. Esto se debió al surgimiento de puestos de trabajo y de industrias altamente productivas, así como, a la reducción de los costos de entrega de los bienes y servicios en las ciudades.  Se ha evidenciado que, el costo de entrega de agua potable y la educación, puede ser entre un 30% al 50% mas barato en las ciudades que en las áreas rurales.
Esta afirmación puede ser contra intuitiva para muchos, porque en las grandes urbes hay cordones de miseria, como se pueden observar en la Ciudad de México o en Nairobi. Sin embargo, en el primer caso, tiene el PIB mas alto de toda la república.
Pero el otro fenómeno que se está observando, es que el crecimiento trae tremendos retos debido a la complejidad de la gestión pública y la coordinación de los esfuerzos. El Cairo, en términos de caos, o algunas mega ciudades en la India, son el mejor ejemplo de procesos que se han salido de todo control.
Teniendo en cuenta lo anterior, el tamaño máximo al que puede llegar una ciudad, está definido por la capacidad de gestionar su crecimiento. Pero lo mas importante, la capacidad de aprovechar las oportunidades de escala, minimizando los costos del crecimiento.
El informe de McKinsey es muy claro en afirmar que, el aumento de tamaño de estas mega ciudades, requiere de un horizonte de planeación de largo plazo, una infraestructura institucional muy sólida y unas habilidades de gestión extraordinarias, dada la altísima complejidad del reto hacia adelante. Este mensaje es tremendamente relevante para quienes aspiren a la Alcaldía de Bogotá y para quienes vamos a votar en las próximas elecciones.
Uno de los mas grandes problemas del crecimiento de las mega ciudades, es la fragmentación de las fronteras políticas con los pueblos aledaños, que son absorbidos por el crecimiento, pero que quedan por fuera del control de la ciudad. Esto se traduce en una dilución de responsabilidades entre los diferentes entes gubernamentales locales , regionales y a nivel nacional. La coordinación de acciones se vuelve una pesadilla y los problemas se salen totalmente de control.
El resultado del circulo vicioso descrito es muy grave: una gobernabilidad muy precaria, un crecimiento desbordado de la informalidad , un deterioro creciente de la infraestructura, y un marginamiento de una buena parte de la población de los beneficios que debería poderle ofrecer una gran ciudad. La calidad de vida cae y la ciudad se vuelve cada vez menos atractiva para atraer empresas que generen puestos de trabajo mejor remunerados. Este fenómeno se puede observar en ciudades grandes en America Latina como es el DF y San Paulo.
Ante este panorama sombrío, la pregunta obvia que surge es: ¿que hacer?. El trabajo de McKinsey, muestra que hay varias acciones que se deben de tomar. La primera de ellas, obtener los fondos suficientes para garantizar los costos de operación y la inversión en infraestructura necesaria. Para ello, es importante buscar mecanismos creativos que demuestren el beneficio de pagar mas impuestos, porque las condiciones de la ciudad aumentan significativamente.
Pero también, se requiere un esquema de gobierno moderno y muy eficiente, transparente y que de confianza a los ciudadanos de que la ciudad está en las mejores manos. Transparencia y confianza es lo que desapareció de la administración de Bogotá y sus costos los estamos pagando quienes vivimos en ella. Ciudades como Londres y Nueva York, optaron por permitir la reelección de sus alcaldes pero con esquemas muy claros de responsabilidad.
El tercer elemento fundamental es tener una visión de largo plazo que focalice los esfuerzos de manera productiva. Esa visión debe de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué queremos ser como ciudad? ¿Cómo nos vamos a diferenciar para poder competir en el mundo por las mejores inversiones y talento disponible?.
El cuarto elemento fundamental es su infraestructura. Vivienda, salud, transporte son vitales. Pero aun mas, la calidad de su capital humano. Ese es el factor crítico que realmente hace la diferencia.
Y un último elemento, la redefinición del perfil de urbanización que se quiere tener. Es preferible repartir la migración hacia varios polos de desarrollo, que concentrarla en una mega ciudad. De acuerdo a McKinsey, el 50% del crecimiento mundial, se dará en 575 ciudades de tamaño medio en los próximos 15 años.
Todo lo anterior, debe servir como marco de conversación y de contexto para entender los grandes retos que tiene el siguiente Alcalde de Bogotá y el punto de observación desde donde deben de surgir las ideas para las campañas políticas que se avecinan.
En el momento en que el país hace transito hacia la Innovación, se va a requerir una alta dosis de esta, en el campo político y de gestión pública  para restablecer el camino que tenía nuestra capital hace ocho años