
JULIANA SÁNCHEZ
¿Cuál es el legado de la cuarentena?
Esta semana comienza nuevamente un cambio, un regreso a lo que muchos llamarían la realidad, pero con nuevas dinámicas de autocuidado.
Las reglas se han flexibilizado y ahora depende de cada uno de nosotros cuidarse y esto implica cuestionarse sobre las formas en que trabajamos, vivimos y nos relacionamos. Lo anterior me lleva a hacer una serie de reflexiones sobre lo que he aprendido en esta cuarentena, tanto a nivel personal como profesional.
Lo primero es que en este tiempo se han logrado romper una gran cantidad de paradigmas que, aunque no aplican para todos, cada vez reciben más adeptos. Uno de ellos es el énfasis en la eficiencia sin control. La cuarentena le demostró a muchos que se puede ser eficiente y trabajar duro sin vigilancia, pero también sacó a relucir la desconfianza y necesidad de control de muchas culturas corporativas, en donde o no se dio el espacio para hacer cuarentena, o se aumentó considerablemente el número de reuniones como excusa para “monitorear” el trabajo.
Lea también: Senado aprobó extender el subsidio a la nómina hasta 2021
Estos comportamientos son un claro reflejo de la necesidad de control, evidenciada en la microgerencia, de los estilos de liderazgo y de qué tanto estamos abiertos a trabajar bajo modelos autónomos que promuevan la iniciativa y la gestión de resultados. ¿Será que calentar silla sí produce resultados?
Por otro lado, este tiempo les enseñó a muchos a levantar su voz y establecer límites en diferentes áreas. En el trabajo, para comprender que aunque se trabaje desde casa, esto no puede ser sinónimo de tener una disponibilidad de 24 horas y que los tiempos de descanso deben ser respetados. En la casa, porque hay que hacer concesiones para el internet, los espacios, la comida y en muchos casos el mismo distanciamiento social dentro del hogar.
Así mismo, se necesita hablar de autocuidado, porque la verdad es que son muchas más las personas que tuvieron, o tuvimos, problemas para balancear las cargas, para encontrar un espacio personal y para mantenerse a flote, que los que cesaron sus actividades por completo; y, en medio de la incertidumbre, de la crisis financiera y de la misma ansiedad no siempre es fácil tenernos como prioridad. El tiempo que dedicamos a nosotros mismos es una muestra del amor que nos tenemos y de lo mucho que respetamos nuestras necesidades.
Le recomendamos leer: India disminuye pruebas para detectar covid-19 pese al aumento de casos
Las personas con consciencia eligen alimentarse bien, hacer ejercicio, dormir y manejar el estrés, no porque el médico lo dice, sino porque entienden los efectos que esto tiene sobre su vida y se eligen a sí mismos día tras día. Ahora ya casi no quedan reglas que nos obliguen a protegernos, y es entonces una nueva oportunidad de velar por nuestro bienestar, de cuidar de nuestras casas (el cuerpo y la tierra) y de mantener la calma. Todo se da en el orden perfecto que debe ser, y forzar las situaciones no nos llevará a buenos resultados.
Por último, mi más grande aprendizaje ha sido que donde hay duda siempre debemos inyectar certeza: cuando existen cosas que no podemos controlar, como por ejemplo una pandemia mundial, lo único que nos queda es mantenernos firmes en la convicción de que esto también pasará y que después de la oscuridad siempre llega el amanecer.