ALEJANDRA CARVAJAL
Desarrollo económico vs marchas
Las marchas que se han desarrollados en todo el mundo, al tornarse violentas generan unos efectos económicos perversos para cualquier economía. En Colombia, donde tenemos disidencias de las Farc, narcotráfico y ELN, los efectos pueden ser más graves.
El derecho a la manifestación y a la reunión hace parte de la Constitución de 1991 en su artículo 37. Bienvenidas sean las manifestaciones pacíficas de los distintos sectores que pretenden sean resaltadas sus demandas sociales, económicas y culturales. Bienvenidas sean las críticas constructivas al gobierno, pues gracias a ellas, a través del diálogo y del entendimiento se lograrán unas mejores políticas públicas, lo cual es sano y enriquecedor para nuestra democracia. Bienvenidas sean las manifestaciones pacíficas. Bienvenidas sean. Lo que nunca jamás podrá ser bienvenido es la apología a la violencia que se fomenta al interior de ellas.
La mayoría de las personas que salen a marchar quieren hacerlo de manera tranquila, sin afectar la integridad personal o el patrimonio de terceros. Sin embargo la violencia con la que estas protestas se han llevado a cabo aquí y en otros lugares del mundo vulneran derechos fundamentales de los millones de personas que no salen a marchar (como los niños que quieren ir al colegio, los enfermos que necesitan llegar en ambulancia a un hospital y no pueden porque las vías están colapsadas por las marchas lo cual en algunos casos puede ocasionarles la muerte, los trabajadores que quieren desarrollar sus labores) afectando con ello derechos inherentes a cualquier ser humano como la educación, la salud, la movilidad y al trabajo, entre otros, así como también la economía de sus regiones y países.
El caso de Cataluña es uno de los más simbólicos. La violencia que ha acompañado a las protestas pro independentistas ha generado a la economía de esta región enormes pérdidas. Tan sólo el sector transporte registra un saldo de 100 millones de euros. El turismo, uno de los sectores más importantes de la economía catalana que pesa entre el 10% y el 12% del PIB se vio gravemente lesionado. La economía catalana representa el 19% del PIB español, por lo que estas revueltas afectan el desarrollo de todo el país. Una minoría que está muy articulada, organizada, estructurada y con gran capacidad para enfrentarse a las autoridades, son las generadoras del caos, de acuerdo con información dada por la policía catalana.
Chile debido a las protestas ha visto afectadas sus perspectivas de crecimiento, que estaban proyectadas en un crecimiento del PIB del 3% de acuerdo a información otorgada por el Banco Central de ese país. Scotiabank, entidad financiera de reconocimiento mundial, calculó que como consecuencia de las manifestaciones violentas la expansión del PIB sería de entre el 1,5% y el 1,8%. La reducción del empleo será evidente, y muy seguramente habrán más marchas como consecuencia de las marchas.
En Ecuador analistas advierten que las marchas violentas podrían haber generado económicamente un impacto superior al del crédito del FMI solicitado por Lenín Moreno, por el cual algunos ecuatorianos salieron a manifestarse. Las pérdidas fueron de 200 millones de dólares al día de acuerdo con la Cámara de Comercio de Quito https://www.dinero.com/internacional/articulo/crisis-en-ecuador-los-efectos-en-la-economia-de-las-protestas/277924. Las pérdidas en la producción de petróleo fueron de 877.678 barriles de crudo lo cual equivale US$47,3 millones. El sector floricultor, del cual dependen 300 mil familias, registro pérdidas de 30 millones de dólares, por lo cual tuvo que declarar el estado de emergencia.
Esto sucedió en países donde no existe una guerrilla con una capacidad de daño como el ELN, o donde existió una columna guerrillera experta en terrorismo urbano como la Teófilo Forero, liderada por Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, más conocido como el Paisa, que hoy se encuentra en tierras venezolanas según varias fuentes. El secuestro y posterior asesinato de los 11 diputados del Valle de Cauca, el atentado al Club el Nogal que dejó un saldo de 36 personas fallecidas y más de 200 heridos, y el atentado con bomba al exministro Fernando Londoño, que hizo que dos personas murieran y más de 51 quedaran heridas, son sólo algunos de los dantescos episodios que generó esta célula terrorista. Muy seguramente alias el Paisa, junto con Iván Márquez y Jesús Santrich, estarán muy atentos a las marchas, al igual que los elenos que promovieron el incendio de la casa del comandante de la policía de Pereira, hace apenas unas semanas.
Los efectos económicos, patrimoniales y en materia de lesiones personales e incluso de pérdida de vidas humanas, puede superar a los de otros países que han padecido los desmanes. Es curioso pensar que la violencia desarrollada alrededor de las marchas latinoamericanas haya sucedido de manera aleatoria, cuando el dictador Nicolás Maduro ha advertido que se está cumpliendo con la estrategia planteada en el Foro de Sao Paulo (ver video https://www.youtube.com/watch?v=qb_-siSp3Kw). Es sabido que desde hace años Maduro así como protege a narcoguerrilleros como “Santrich”, “Marquez” o “el Paisa”, resguarda también a miembros del Hezbolá. Esta es una realidad que no puede pasar desapercibida.
Es cierto que buena parte de los protestantes solicitan una mayor inclusión en el diseño de las políticas públicas, y que hay una desconexión innegable entre estos y sus gobiernos. Sin embargo, la articulación terrorista de los grupos que han protagonizados los desmanes es claramente coordinada.
Las demandas sociales de las marchas que se promueven en Colombia con las mismas que recuerdo desde hace más de 20 años; los maestros piden mejores salarios, los indígenas cada año hacen minga solicitando se les de un mayor presupuesto, los empleados de la rama judicial quieren mejorar sus condiciones laborales. Desde que tengo memoria siempre ha sido lo mismo, y es errado culpar de todo a un gobierno que apenas lleva 15 meses. Sin embargo, teniendo en cuenta los peligros que existen relacionados con las protestas, así como los posibles daños a la integridad de los marchantes de buena fe, así como de los millones de colombianos que no marchamos y que nos quedamos asustados en nuestras casas porque no sabemos que pueda llegar a pasar, lo mejor es que no haya marchas. Por el bienestar de todos NO A LAS MARCHAS. Sí a la negociación, sí al diálogo, si al derecho a disentir, pero NO A LAS MARCHAS.
Por la protección de la integridad de los ciudadanos que de buena fe salen a marchar, que consideran que están ejerciendo un derecho legítimo y que no están de acuerdo con algunas políticas públicas, por ellos también NO A LAS MARCHAS. Los quiero a todos bien y vivos.