CLAUDIA VARELA
El cielo es el límite
Cata guerrera, ¡el cielo es tu límite!
Por qué el mundo empresarial tiende cada vez más a pensar que tiene una única verdad y define sus decisiones a partir de prejuicios. No puedo decir que todas las empresas sean iguales o que todo el mundo es malo o bueno porque estaría cayendo en lo mismo. Pero sí conozco casos donde no hace sentido la conducta y los comportamientos de las personas que se sienten en la potestad de juzgar a los demás.
Hace un año una amiga muy cercana tuvo una experiencia lamentable que aunque dolió en su momento hoy tiene un final feliz. Mi amiga tiene un gran “problema”: su esencia la hace una persona transparente, espontánea y frentera… eso prendió las alarmas del mundillo corporativo donde ella se movía.
Sus jefes iniciales la ayudaban, la acompañaban en su proceso de desarrollo y potenciaban su capacidad. Pero el tiempo paso y en la medida en que Catalina crecía, el mundo corporativo se la empezó a comer viva. Por años tuvo un jefe que la ayudó y aunque la trataba con mano bastante dura la protegió de esta jauría que quería dañarla.
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Cuando Cata empezó su primera gran misión, el grupo de machos que convivían a su alrededor (sus colegas) no la miraron con buenos ojos. De hecho uno de ellos, que hoy tiene un súper puesto en la organización dijo, casi sin conocerla, que ella no sería capaz del reto por ser mujer. ¡¡Sí!! en este siglo.
Catalina siendo muy testaruda luchó por años tratando de demostrar sus resultados. Creó equipos de alto desempeño, tuvo los mejores indicadores de la región incluso en clima organizacional, tuvo que hacer assessments, tests, probar y comprobar que era inteligente. Y sus resultados lo mostraron. Le pagaron mal, pero ella no trabajaba por plata.
Cuando ya quería irse de la organización, no la dejaron. La promocionaron y le dieron una nueva oportunidad. Pero un buen día le tenían su cajita lista para que se fuera. Sin explicaciones, con un nuevo jefe en el que confió pero que terminó siendo uno más del sistema, solo que su look es diferente… pero el fondo igual. Una semana antes, el mismo jefe le dijo que confiaba en ella y que todo iba a salir bien.
¿Talento humano? Esta área organizacional está siempre formada por seres humanos, con ángeles y demonios. La señora que manejaba esta área solo le decía a Cata que “cuidara sus formas”. Lo curioso es que Cata solo confrontaba en términos de negocio, hacía las preguntas difíciles y eso incomodó a varios big fishes.
En su organización le criticaron siempre la manera, su cómo. Pero no la acompañaron, la soltaron en este mundo que puede ser salvaje para verla morir a pedacitos corporativamente. ¿Circo romano? Creo que esa sería una buena analogía.
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Lo que resulta absolutamente inconsistente es que cuando a Cata le critican su ‘cómo‘, la manera de sacarla después de 10 años de darle lo mejor de su alma profesional a esta empresa fue diciéndole que cogiera su cajita y firmara un "buen" acuerdo.
¿Ese es el buen cómo? Una cajita con las fotos de su familia y el par de premios que ganó por su desempeño en estos años. ¿Pero qué le pasa a las empresas?, ¿qué le pasa a la gente? Los que trabajan en las empresas son seres humanos… está bien que los ciclos se cumplan y una empresa está en su derecho de prescindir de los servicios de sus empleados, pero con respeto, con la dignidad que merece un alma que creció y luchó en una compañía por tanto tiempo.
Afortunadamente Cata es guerrera. Luchó, pensó, reflexiono y entendió que el universo es perfecto. La vida tomó la decisión por ella, la ayudó a salir de una pecera donde no quería ser un pez gordo y ahora navega mejores aguas. Pero la historia de Cata me dejó un mensaje muy claro, la empresa no es un Olimpo ni es Dios, solo Dios puede juzgar a Cata. Y Cata está en paz con el universo y todavía hoy agradece a aquellos seres que un día la mandaron por su cajita.
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