MAURICIO BOTERO CAICEDO

Estrangulando la gallina

Indistintamente de las consecuencias sociales y económicas, la izquierda colombiana está en plan de estrangular al sector productivo colombiano a través de una nueva reforma tributaria que puede ser catalogada, sin riesgo de equivocarse, de confiscatoria.

Mauricio Botero Caicedo
5 de agosto de 2020

“Una pareja de granjeros tenía una gallina que todos los días ponía un huevo de oro. Ansiosos, un día decidieron estrangular al animal para sacar ya todo el oro que pensaban que contenía dentro. Sin embargo, se encontraron con que, por dentro, era igual que todas. Su codicia los llevó a perder la gallina y los huevos”. Indistintamente de las consecuencias sociales y económicas, la izquierda colombiana está en el plan de estrangular al sector productivo colombiano a través de una nueva reforma tributaria que puede ser catalogada, sin riesgo de equivocarse, de confiscatoria.

El exvicepresidente Germán Vargas Lleras, en su columna en El Tiempo del 2 de agosto pasado, describe de manera sucinta las pretensiones de la izquierda local: “la estrategia política de los partidos de la llamada izquierda progresista ha quedado en evidencia con la presentación de su flamante proyecto de impuestos solidarios. ¡Qué oportunismo! Aprovechar esta pandemia con sus devastadores efectos sobre la vida y la economía de la sociedad, y las necesidades derivadas de esta, para pretender introducir en nuestro país un modelo de desarrollo que ya fracasó estruendosamente en todas partes, y cuyo más trágico ejemplo lo vemos en Venezuela, Bolivia y Nicaragua".

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Y continuó: "el mal llamado impuesto solidario no es solo una reforma de la tributación, sino la imposición de un modelo de desarrollo en el cual el Estado, aniquilada toda forma de producción y organización empresarial privada, termina siendo el único responsable de la provisión de bienes y servicios… La receta de la reforma no podía ser más nefasta: se restablece el impuesto al patrimonio como un tributo permanente con tasas progresivas hasta del 6%; se eleva el impuesto a los dividendos del 10% al 20%, con lo cual la tarifa de renta combinada superará el 45%; se reduce al 15% el descuento del IVA para compra de activos fijos, que hoy es del 100%; se limita sin justificación al 20% del impuesto de renta el valor de los descuentos tributarios, a lo que se suma la eliminación total de la deducibilidad de los impuestos que pagan las empresas, entre muchas otras medidas”.

La izquierda no puede pretender que haya un sector productivo sano y dinámico que contribuya indefinidamente con sus impuestos a mantener una clase social, en muchos casos parásita, que vive de los impuestos. Esta distinción entre los unos y los otros, la retrata con precisión el empresario Carlos Enrique Moreno en un reciente artículo en el diario El Espectador (Julio 26, 2020): “Reflexionando sobre esto, viene a lugar la simplificación y distinción que un profesor universitario hacía entre los MAKERS, que son los que producen la riqueza, y los TAKERS, quienes no la producen y, con un total desconocimiento de cómo se hace, simplemente sofistican los mecanismos de reparto y de captura de rentas".

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Según Moreno, "esos MAKERS arriesgan su capital, su tranquilidad, su estabilidad para producir y generar progreso. Los TAKERS, por el contrario, en su mayoría viven de los impuestos que pagan los MAKERS, no tienen las afugias del taker, pues viven cómodamente de los sueldos y pocas veces tienen clara la relación de causa-efecto. La institución de los TAKERS toma múltiples formas, se multiplica y sofistica con el exceso de regulación, altos tributos, multas, cursos obligatorios, tarifas, etc., que terminan alimentando una generación de chupópteros (viven a costa de los demás), cuyas víctimas son el sector productivo asfixiado, acorralado, desestimulado y cuya casi única salida es refugiarse en la informalidad”.

Gracias a Dios el Gobierno ha mostrado total reticencia a imponer en estos momentos una nueva reforma tributaria. El presidente Duque y su equipo económico, encabezado por el ministro Carrasquilla, son perfectamente conscientes de que si hay una tarea urgente es el proteger los empleos existentes y, dentro de lo posible, crear nuevos puestos de trabajo. En opinión del que escribe esta nota, el principal generador de mano de obra a corto plazo es la construcción, incluyendo naturalmente las obras de infraestructura. Y dentro de los proyectos prioritarios de infraestructura debería estar la transversal que une al occidente y al oriente del país. Esta vía, que va desde Buenaventura en el Pacífico hasta Puerto Carreño en la frontera con Venezuela, ya lleva un 50% de avance. ¡No terminarla puede ser un error garrafal!