RAÚL ÁVILA FORERO

La filantropía como estrategia empresarial

En el último Índice de Generosidad de 2017, Estados Unidos figura como uno de los países más filantrópicos, mientras es el país con más multimillonarios.. Sin embargo, ¿se guiarán estos multimillonarios únicamente por su extrema generosidad o persiste la búsqueda de un beneficio propio a cambio de sus donaciones?

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
26 de marzo de 2018

Para nadie es un secreto la exacerbada acumulación de dinero que tienen los grandes multimillonarios del mundo. Esto derivado del éxito de sus compañías, en donde hoy día destacan en gran medida las firmas tecnológicas y de servicios, que les ha llevado a sus dueños a desarrollar su sentido filantrópico a partir de extraordinarias donaciones a causas que sean de su interés. O, al menos, esta es una de las concepciones que se tiene percibidle a la hora de ver sus donaciones.

La tendencia de procurar el bien común, de una manera “desinteresada” y sin demandar algo a cambio, es una de las características que han apropiado en los últimos años los magnates de compañías como Amazon, Facebook o Microsoft en aras de propender un sentimiento empático que les lleve a contribuir a causas benéficas en salud, educación, emprendimiento, etc. Incluso, en algunas ocasiones, su filantropía llega a una intención de la donación total de su fortuna a la caridad, lo que representaría el no dejar herencia a sus hijos.

Sin embargo, el panorama de obras benéficas ha tenido un gran cambio de espectro manteniendo un as bajo la manga. Dentro de los primeros filántropos de reconocimiento global, fueron los Rockefeller y su fundación desde 1913 los precursores. Sin embargo, se dice que sus acciones vienen condicionadas a las políticas de desarrollo de los países o que, incluso, el clan ha nutrido investigaciones técnicas de “lavado de cerebro” para inducir el miedo a las masas, llegando incluso a modificar su opinión en ámbitos políticos. Eso no suena muy desinteresado…

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Por otro lado, durante la década pasada, los filántropos más reconocidos habían sido Bill Gates de la compañía Microsoft, Warren Buffett de Berkshire Hathaway y George Soros de Open Society Foundations. Gates y Buffet han destinado más del 30% de su fortuna a acciones filantrópicas a lo largo de su vida, y fueron los promotores de la campaña The Giving Pledge para alentar las donaciones de multimillonarios a causas filantrópicas; sin embargo, Soros ha sido uno de los donadores más controversiales del siglo XXI.

Dada la gran libertad de inversión que tienen los filántropos actualmente, George Soros ha sido uno de los “filántropos” que ha sabido cómo mover su dinero para influir fuertemente en ámbitos políticos y lograr promover eventos relacionados a la legalización de las drogas. Su modus operandi tiende a cubrirse bajo disfraces estratégicos, especialmente para pagar millonarias investigaciones que concluyan que la lucha antidrogas es inútil o para influenciar medios masivos de comunicación con el objeto de financiar ciertas campañas políticas garantizando, a su vez, la protección de su imagen. Y estos siendo sólo casos de ejemplo.

Pero a los filántropos de influencia más recientes se han sumado magnates como Jeff Bezos de Amazon, Marck Zuckerberg de Facebook y Elon Musk de Paypal y Tesla. Todos con una importante inclinación por las donaciones a ámbitos educativos, en donde Bezos ha destacado este año por hacer su primera gran donación de 1.000 becas escolares para inmigrantes por un valor de US$33 millones.

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No obstante, y teniendo en cuenta las buenas voluntades de los multimillonarios con su voluminosa capacidad de donar, es conveniente preguntarse qué hay detrás de esta filantropía, y con qué viene acompañada.

Por un lado, se puede mencionar el poderío que ejercen los multimillonarios al influir en temas de relevancia como la educación y la política. Ello involucra un redireccionamiento de la forma de pensar de las personas y terminan ejerciendo un gran poder sobre la sociedad. En épocas en donde las empresas tecnológicas han tenido un papel trascendental, suelen hacer las cosas de manera diferente, y lo que buscan es sembrar esto en temas educativos.

Y si bien, puede que esto parezca innovador y positivo para quienes se benefician de esta educación, este tipo de donaciones pueden poner a industrias clave patas arriba y provocar cambios drásticos. Por ejemplo, una revisión y modificación de lo que imparten las escuelas y un subsecuente choque de la comunidad, así como la resistencia de padres y profesores, situación que sufrió Zuckerberg en un intento de mejorar las escuelas de Newark.

Por otro lado, el ahorro en impuestos suele ser considerable para este tipo de empresas. En Estados Unidos, Microsoft, Amazon, Alphabet y Facebook están dentro de las compañías que menos pagan impuestos; es decir, pagan menos del 20% cuando la tasa de tributación varía del 22% al 35%. De hecho, las farmacéuticas y tecnológicas tienden a mantener ingresos en filiarles del extranjero - en donde sean cuantiosos los beneficios tributarios por su filantropía - para evitar pagar impuestos en el país, situación que Trump quiere cambiar con el cambio a una tasa única del 20%.

Aunque no sea el pilar de la filantropía, la estrategia de las obras benéficas siempre es un factor que incide en esta toma de decisiones. Así a veces no se perciba un beneficio directo, la capacidad de influir de las empresas más grandes del mundo llega a fundamentarse en su filantropía y sus diversas tendencias a la donación. Por ende, las donaciones deben evolucionar hacia la visión social, en vez de convertirse en el ADN de la rentabilidad y el empoderamiento empresarial.

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