MARÍA ALEJANDRA GONZÁLEZ-PÉREZ

Las inversiones en el extranjero en la nueva era de la globalización

La disminución del comercio internacional y de la inversión extranjera directa, así como la intensificación y transformación digital, apuntan a que la globalización (como la conocimos en la década de los noventa) llegó a su punto de inflexión, y que se hace necesario una nueva generación de políticas para enfrentar estas nuevas realidades.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
15 de septiembre de 2019

En los últimos tres años, el mundo ha sido testigo de una disminución sustancial del comercio global, el cual ha estado particularmente marcado en Europa, Estados Unidos y la región de Latinoamérica y el Caribe. El hecho de que las inversiones extranjeras mundiales hayan venido disminuyendo quizás indique que es momento de asumir que una nueva era de globalización ha comenzado.

Solamente en el año 2018, de acuerdo con el informe mundial de inversiones de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), los flujos mundiales de inversión extranjera directa (IED) cayeron un 13% , representando el nivel más bajo de IED desde la crisis financiera mundial. Para poner esta cifra en perspectiva, en la década de los noventa y hasta el año 2006 el comercio mundial tuvo una tasa de crecimiento de 26 % anual. 

Según James X. Zhan, director de la División de Inversión y Empresa de la UNCTAD, “el hecho de que la inversión extranjera directa haya estado tan abajo y por tanto tiempo nos indica que quizás la globalización ya llegó a un punto de inflexión”. Esta apreciación la compartió en foro sobre inversiones mundiales titulado ‘La inversión extranjera directa en la nueva era de la globalización‘ organizado entre la sociedad china de economía mundial y la UNCTAD en la Universidad de Nankai en Tianjin (China) el 11 de septiembre 2019. Zhan considera que, aunque “nos enfrentamos a un panorama mundial en donde abundan los riesgos, la incertidumbre y las guerras comerciales”, es un escenario a corto plazo “prudentemente optimista”.  

Explica James Zhan que, aunque estemos presenciando un estancamiento de las cadenas de valor global, los procesos industriales de producción internacional siguen siendo aún muy importantes. Sin embargo, debido a los cambios derivados de la transformación digital se han modificado los modos de entrada de las empresas a mercados extranjeros, facilitando la internacionalización de las empresas sin participación con capital. Expone Zhan que mientras tradicionalmente las empresas con operaciones de producción en el extranjero tenían un marcado interés competitivo determinado por los temas laborales y de propiedad, y por ende los países de economías más grandes jugaban un rol predominante, actualmente, ante lo que parece ser una reestructuración industrial más intensiva en conocimiento, las economías más pequeñas tendrán un papel importante. 

Para Zhan, mientras que se pueden observar algunas dinámicas que insinúan que una buena parte de la concentración de producción industrial internacional podría migrar de Asia hacia África (por aspectos relacionados a costos y condiciones laborales), esto pudiera reversarse con la cuarta revolución industrial y la industria 4.0, en la cual la mano de obra (y con esto los temas laborales) serían sustituidos por robots. No obstante, explica el director de la División de Inversión y Empresa de la UNCTAD, “esto debe ser matizado pues, aunque una transformación digital es tecnológicamente factible, no es necesariamente económicamente valiosa”. 

Es por esto que tanto la transformación digital como las guerras comerciales (y sus efectos colaterales) suponen una reconfiguración de las cadenas de valor globales, y para los países puede anticiparse que se avecinan grandes retos para el diseño e implementación de una nueva generación de políticas industriales.