SERGIO GUZMÁN

Los protagonistas de la desinformación en la Florida

Aparentemente, grupos de colombianos y venezolanos en Estados Unidos pretenden evitar, a través de desinformación y teorías de conspiración, que Joe Biden gane la contienda electoral de ese país.

Sergio Guzman, Sergio Guzman
22 de septiembre de 2020

Aunque en su mayoría operan a través de cadenas vía WhatsApp, algunos medios colombianos en ese país también se han prestado para dar eco a estas ideas.

Que Joe Biden es un pedófilo, que los demócratas son socialistas radicales que quieren abolir el derecho a la libre empresa, que George Soros lidera y financia una conspiración comunista y que si el presidente Donald Trump fuera vencido en noviembre Estados Unidos pronto sería como Venezuela son apenas algunas de las muchas teorías de conspiración que circulan en los chats de WhatsApp del sur de la Florida.

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Según un informe del portal web Politico.com, las teorías de conspiración buscan hacer mella en Florida, el cuarto estado con mayor participación en el Colegio Electorado con 29 votos y en el que 17% de los votantes son latinos. Entre esta enorme población hay cubanos, colombianos, dominicanos, nicaragüenses, venezolanos, puertorriqueños y mexicanos, entre otros.

La reñida competencia entre medios hispanos por la atención de los consumidores ha seguido un patrón similar al del resto de EE. UU., donde la radicalización política y la polarización han permitido que voces que en algún momento fueron consideradas marginales hoy sean pan de cada día en los medios de comunicación.

Los cubano-americanos, que arrastran un profundo bagaje histórico luego de la Revolución Cubana, han sido tradicionalmente quienes dominan el voto latino en Florida. Sin embargo, los colombianos y los venezolanos han incrementado su influencia entre este importante segmento electoral de una forma notable.

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Esto ha representado una mayor atención del presidente Trump a los temas de Colombia y Venezuela, obviamente con miras a su reelección, y buscando emplear un duro lenguaje contra las dictaduras de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y el régimen cubano. Del mismo modo, Trump ha buscado posicionar a su contrincante, Biden, como un apologista de la izquierda socialista y radical que buscaría implantar modelos económicos y políticos que han fallado en los países de los que muchos latinos han huido hacia EE. UU.

A estas voces se han sumado muchos columnistas y comentadores latinos en Estados Unidos, quienes han aprovechado el confuso entorno electoral para difundir información cuestionable. Por ejemplo, según Politico.com, Omar Bula-Escobar, un analista geopolítico y frecuente invitado a varios programas de radio en Caracol Radio, ha ganado notoriedad por hablar con vehemencia y de una forma anti-semítica del papel que supuestamente juega George Soros.

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Igualmente, señala el medio que Caracol permitió que el empresario Jorge González comprara 16 minutos de espacio radial en los que lanzó una diatriba llena de antisemitismo y racismo, y sugería que una victoria de Biden llevaría a una dictadura liderada por “negros y judíos” y la revolución política que llegaría a EE. UU. sería liderada por minorías étnicas, ateos y grupos anticristianos.

Aunque Caracol se disculpó públicamente por el contenido, el daño está hecho. Porque desafortunadamente lo que están diciendo públicamente González y Bula-Escobar es apenas un reflejo de una retórica mucho más áspera que se está discutiendo en privado por medio de grupos de Facebook y WhatsApp, donde, sin un gran control, algunas de las teorías de conspiración más extrañas logran pasar desapercibidas. Según una reciente denuncia, Facebook tiene poco o ningún interés de revisar contenido político erróneo, desinformador o malintencionado, a menos que sea objeto de la atención de las primeras páginas de los medios estadounidenses.

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El historial de Biden, quien durante décadas de servicio público como senador, miembro del comité de relaciones exteriores y luego como vicepresidente, está atravesado por una serie de sociedades, confrontaciones y negociaciones diplomáticas con todos los países de la región. Y eso habla por sí mismo y sugiere una realidad muy distinta a la que plantean Trump y sus acólitos, quienes han demostrado estar dispuestos a enlodar a cualquiera con tal de ganar el 3 de noviembre.

Durante el último mes, antes de las elecciones, la ola de desinformación en EE. UU. y la Florida con seguridad empeorará. Los medios colombianos juegan un papel importante en esta contienda y, conscientes de ese papel, deberían ejercer un mayor cuidado sobre las voces que allí permiten expresarse. Esto no ocurre en Colombia, ¿podemos esperar que ocurra en EE. UU.?