GREGORIO GANDINI

Tormenta emergente

Con el rand sudafricano uniéndose a la devaluación de la lira turca y el peso argentino, creo que es un momento clave para ver en un contexto mayor qué está pasando con las divisas de las economías emergentes y cómo está Colombia en este contexto.

Gregorio Gandini, Gregorio Gandini
12 de septiembre de 2018

Hace un par de semanas escribía sobre Turquía y cómo la devaluación de la lira se ha convertido en un problema no solo para el país sino para las demás economías emergentes, que parecen continuar sumándose a esta tendencia de pérdida de valor de sus divisas con dos nuevos casos son Argentina y Sudáfrica.

Aunque siendo precisos tal vez, el primer caso fue Argentina que ya había presentado problemas en mayo de este año y solicitó una línea de crédito al Fondo Monetario Internacional para poder aumentar la oferta de dólares en su mercado y tratar de nivelar la tasa de cambio, pero como se puede ver en el gráfico 1, esto tuvo un efecto muy reducido y la tendencia de la tasa de cambio continuó aumentando hasta dispararse de nuevo ante las nuevas conversaciones para aumentar la línea de crédito inicial.

Estas conversaciones entre Argentina y el FMI llegaron en un momento donde la percepción de riesgo se encontraba bastante sensible por parte de los inversionistas que ya habían visto un aumento de 37,82% en la tasa de cambio de la lira frente al dólar en los primeros 13 días agosto, lo que llevó a otra venta masiva de pesos argentinos.

Ahora es Sudáfrica la que se suma a esta tendencia al presentar su segundo trimestre con tasa de crecimiento negativo en su economía con -0,7% después de experimentar una contracción de -2,6% en el primer trimestre de 2018.

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Además, estos tres países comparten características geopolíticas muy particulares, por ejemplo, tanto Argentina como Sudáfrica se están enfrentando a muchos problemas dejados por los gobiernos anteriores, mientras en Turquía el presidente Erdogan toma medidas económicas que generan cada vez más nerviosismo en los inversionistas.

Pero por si fuera poco existe otro factor común al menos para Turquía y Argentina y es el de los llamados déficits gemelos, que muestran déficit en la cuenta corriente simultáneamente al déficit fiscal, lo que hace que sean particularmente vulnerables a fluctuaciones en la tasa de cambio.

Turquía tenía a julio de este año un déficit en cuenta corriente de US$5.980 millones y Argentina US$789 millones, pero lo más importante es que esta tendencia negativa se ha mantenido a lo largo del tiempo y teniendo en cuenta que tienen un déficit fiscal de 28,3% y 57,1% del PIB respectivamente lo que hace que se continúe generando una presión al alza de la tasa.

¿Colombia blindado?

Uno de los factores claves a la hora de ver si este efecto devaluacionista podría presentarse en Colombia es entender que nuestro mercado de divisas depende en gran medida de los flujos de dólares derivados de la exportación de petróleo, por lo que el nivel de precios actual podría en teoría blindar al país de este efecto devaluacionista en las monedas emergentes.

Pero esto es solo ver una parte del mercado, los exportadores y la oferta de dólares, la demanda por los mismos viene de los importadores y los inversionistas extranjeros son una fuerza que puede estar bien sea en la oferta o en la demanda dependiendo su posición.

Como mencioné anteriormente el petróleo podría dar al peso un blindaje de estas fuerzas, ya que como se puede ver en el gráfico 2, la tendencia creciente desde abril hasta septiembre ha llevado la referencia Brent de US$52 por barril a US$77, lo que hace que vía exportaciones aumente la entrada del pago de dólares por cada barril de petróleo y por tanto la oferta de divisas en el mercado, lo que llevaría a que la tasa de cambio se mantenga estable.

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Sin embargo, existen dos fuerzas que pueden contrarrestar este efecto, la primera que la percepción de riesgo haga que los inversionistas extranjeros salgan de Colombia en busca de otros mercados que consideren menos riesgosos y por tanto demanden más dólares para sacarlos, tal y como se ha sentido en la Bolsa de Valores.

La otra fuerza, está más relacionada con la estructura de comercio de Colombia y es que efectivamente tenemos un déficit en cuenta corriente a marzo de US$2.831 millones lo que implica que estructuralmente hay mayores flujos asociados a las importaciones que a las exportaciones, lo que en sí genera un mercado con exceso de demanda por la divisa.

¿Cuál de las dos fuerzas ganará este pulso? Solo el tiempo lo dirá, pero será clave la fortaleza de los inversionistas locales y cómo evolucione la percepción de riesgo de los inversionistas extranjeros sobre las economías emergentes.

Aquí pueden revisar de nuevo mis columnas anteriores respecto a Turquía y Argentina.