JULIO ANDRÉS ROZO GRISALES

Viajé desde Bogotá a San José del Fragua (Caquetá) y así me fue turisteando

No han pasado dos años desde la primera vez que visité este municipio del cual no había escuchado antes. Desde entonces, han sido seis veces las oportunidades en las que he estado allí.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
12 de diciembre de 2019

 Siempre me quedo en Villa Paola, la finca ecoturística más genuina del Caquetá por el carisma y el empuje de su propietaria: doña Nubia (¡ah mujer emprendedora caqueteña que con perrenque inició hace tres años su proyecto de turismo sostenible y comunitario y hace que pernoctar en su finca sea una aventura por sí misma!). 

Hoy, no solamente ella, sino otros emprendedores del clúster de turismo, hacen que visitar a San José del Fragua sea toda una experiencia inolvidable, especialmente en estas épocas navideñas en las que el tiempo permite salir del tumulto de la ciudad. 

San José del Fragua es de esos municipios que huelen a canela, cacao y píldoro (bananito), y que poco a poco empiezan a retumbar en los oídos de los colombianos. Antes era totalmente desconocido; y si acaso su nombre llegaba a los periódicos, lo hacía por noticias asociadas al conflicto armado. Afortunadamente, cada vez son más los turistas, de distintas regiones de Colombia, que se animan a visitarlo y a hablar de los secretos que esta tierra tiene para ofrecer a nacionales y extranjeros. Es así que empieza a operar el poderoso “voz a voz”, y no queda de otra que explorar aquello de lo que se ha escuchado pero no visto aún. 

Así le sucedió a la linda Julie, quien en menos de dos meses ya ha visitado  al Caquetá en varias ocasiones y tiene programado pasar las fiestas de fin de año en el departamento. Julie nadó en las cristalinas aguas del río Fragua Chorroso y le costó subirse al  “mixto”, una chiva” que salía hacia Florencia a las 4:30 p.m., pues no quería regresar a Bogotá. Esas aguas son el insumo perfecto para uno de los mejores raftings que he hecho en mi vida y que es operado por Luis y Alex de Tourventura. Recuerdo el día en el que la fuerza del río me quitó la pantaloneta de baño; en viringas terminé mi jornada de rafting y con ganas de volver a lanzarme al río que con destreza han dominado estos emprendedores que hasta hace cuatro años empezaban en el mundo del turismo de aventura y naturaleza y que hoy son referentes regionales. 

Así como Villa Paola, Tourventura y otros 25 miembros conforman un modelo asociativo de turismo comunitario llamado CORTCA (Corporación Turística comunitaria Andino Amazónica). Yo que trabajo en estos temas de negocios verdes y emprendimiento sostenible en el sector de turismo, debo resaltar la solidez con la que en tan poco tiempo las entidades públicas que han apoyado el fortalecimiento de CORTCA, y los emprendedores mismos como miembros de la corporación, han logrado reconocer sus fortalezas individuales y potenciarlas en función de una estrategia de visibilización del municipio de San José del Fragua. 

Julie se dio gusto haciendo compras: trajo 3 libras de cacao que fueron producidas por más de 50 familias campesinas de este territorio que abandonaron la siembra de cultivos ilícitos por este ingrediente que disfrutamos juntos a la hora del desayuno. También le compró a sus amigas los emblemáticos aretes elaborados por las artesanas del Parque Nacional Natural Alto Fragua Indi-Wasi y, para sí misma, un collar azul que le quedó bonito pero que se le quedó  en Villa Paola o en el mixto de regreso a Florencia. 

Estos días en San José del Fragua nos cogieron para la celebración de  velitas navideñas. Al llegar, vimos cómo todo el municipio estaba iluminado por luces de colores. Quien no se percata en los detalles creerá que son lámparas cualesquiera las que adornan el malecón del municipio y sus calles. Pero al mirar con ojo agudo, nos dimos cuenta de que eran miles y miles de botellas plásticas que los ciudadanos habían acumulado durante todo el año para que más de 400 personas, en cuestión de tres meses, transformaran en las artesanías que hoy adornan sus calles. Esta estrategia, ideada por la comunidad y la alcaldía del municipio, resultó siendo tremendo golpe de autoridad en términos de marketing regional. 

Julie volverá con sus amigos, así me lo prometió. La siguiente ocasión será para tomarse una foto en los Portales del Fragua (si no la ha visto, googleela), además de participar en las otras rutas y planes turísticos que CORTCA ha diseñado y que suenan taquilleras: “El sueño de los colonos”, “el viaje a la luna” y “en busca del tesoro ancestral”.

Bueno, aquí termino, sentado en un café del parque San Francisco de la capital caqueteña. En unas horas estaré de regreso en Bogotá, pero pronto volveré a mi columna con un nuevo relato de otro rincón de este departamento que merece ser visitado por todos.