JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO

Vivir bajo un nuevo paradigma

La cuarentena no se acaba cuando el Gobierno diga, ¿cómo vamos a redefinir nuestra vida para hacer sostenible el cambio?

Juliana Sánchez, Juliana Sánchez
8 de julio de 2020

La realidad actual ha traído una gran variedad de retos a nivel personal, profesional, social e incluso familiar. Lo interesante es que muchos guardan la esperanza de que todo acabe para regresar a la “normalidad”, pero ¿en realidad volveremos al mundo como lo conocíamos? Las circunstancias actuales han traído un nuevo entendimiento del hogar, de los roles de género, de la productividad y del balance, que sin duda generan reflexiones y replanteamientos frente a la forma en que hemos venido viviendo. ¿Cómo elegiremos vivir entonces a partir de ahora? 

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Lo primero es que las expectativas frente a la productividad deben cambiar. Trabajar desde casa desdibuja los límites entre la vida personal y laboral, haciendo más difícil encontrar un balance. Sin embargo, es importante tener en cuenta que vivir de esta manera no es sostenible, pues se generan altos niveles de ansiedad, síndrome de agotamiento, se bajan las defensas. Si estamos tratando protegernos de una pandemia, ¿tiene sentido generar un caldo de cultivo para enfermedades crónicas que son prevenibles con estilos de vida equilibrados? Tener balance debe ser un proceso de doble vía, pues no solamente tiene que ver con la disposición del empleado para tomar tiempo para sí mismo, sino también con respetar el espacio personal y el descanso del otro. El hecho de estar cerca al computador, no significa que no deban respetarse tiempos de descanso o que debamos estar disponibles en demanda. 

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Así mismo, el paradigma de calentar silla cambia, porque la productividad no puede medirse según el número de horas que las personas pasan frente al computador, sino en términos de resultados. Sino ¿cómo lograr balancear las demandas laborales, con las tareas de la casa e incluso las responsabilidades escolares de los hijos? Estar en casa todo el tiempo puede ser abrumador no solo por el distanciamiento social, sino también porque aumentan otro tipo de responsabilidades y se exige un nivel más alto de autodisciplina. No esperemos para llegar a una crisis de ansiedad o una enfermedad para redefinir lo que es verdaderamente importante. 

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Por otro lado, la cuarentena ha exacerbado la exclusión y discriminación. Ante la necesidad constante de internet para conectarse con el mundo, se hacen más evidentes las marcadas brechas sociales, e incluso, en muchos casos ha sido triste ver cómo el machismo sigue siendo legitimado por la sociedad. Solo basta con ver el aumento de casos de maltrato intrafamiliar hacia la mujer, o el significativo crecimiento de enfermedades mentales en mujeres en esta época. Definitivamente esta es una oportunidad para replantear nuestros roles y experimentar un mayor involucramiento del hombre en las tareas del hogar. Claro está, esto no aplica a todos, pues las generalidades siempre serán odiosas e injustas con las personas que no cumplen dichos parámetros.

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Es momento entonces de crear nuevos parámetros para convivir con tantas demandas, teniendo en cuenta que esto no acaba el día que se levante la cuarentena. ¿Cómo logramos convivir de manera sana con las nuevas demandas laborales, con la necesidad de autocuidado y con el mantenimiento de relaciones sanas con nuestra familia y amigos?