Al Assad,al asador
Encuentra aquí lo último en Semana
Al Assad, al asador.
Bashar Al-Assad es uno de los presidentes que persisten aferrados al poder y para eso, como todos los de la ralea genocida, echan mano a recursos punitivos del estado para sofocar incendios de rebeldía ciudadana a punta impactos de armas de fuego, los que indiscriminadamente de la masa que marcha soliviantada, finiquitan las vidas de compatriotas que exigen su inminente salida del gobierno.
El doctor Bashar Al Assad, estudio y se graduó en la especialidad Médica que literalmente es para de ver la paja en el ojo ajeno: la Oftalmología, y como la mayoría de los profesionales, no puede curarse de las “vigas” que tiene en sus globos oculares, siendo la peor el apego indigno al poder que abusivamente ostenta y que tiene en sus manos desde el fallecimiento por un Infarto al miocardio en el año 2000 de su padre, Hafez Al-Assad, quien a su vez ejercía como presidente de Siria desde el año 1970, vía golpe de estado.
El doctor Bashar se mantenía al margen de la política en el Reino Unido entre Pterigios y Glaucomas, entre Miopías y algunas legañas, pero la partida de su hermano, el heredero presidencial, que al entregar “accidentalmente” su alma a Alah, lo hace que acepte “obligado” un ascenso de Coronel a General del Estado Mayor y Jefe Supremo de las fuerzas Armadas. Posteriormente es nombrado candidato “Único” por el partido “Único” del país, el socialista Baath,a la presidencia de la republica y fue elegido mediante referéndum el 10 de junio del 2000 y casi sin sudar, se ve elevado a la dignidad Presidencial de Siria.
Y como lo que se hereda no se hurta, el gusanillo dictatorial se le metamorfoseo al doctor Al Assad, en dragón totalitario luego de algunos años en el poder presidencial y las esperanzas de cambio social quedaron truncas en la ciudadanía, pues sus medidas represivas eran la orden del día y el pueblo resentido, uniéndose a la marea libertaria de la Primavera Árabe,
ofrenda su preciosa sangre día a día con la esperanza que en un mañana, el autócrata se marche del poder.
Pero Bashar sigue ahí, ordenando a su ejército que masacre al pueblo cuando este marcha en medio de carteles y arengas en su contra, ordenando a los francotiradores que hagan practicas en vivo y en directo de su puntería. Y la Liga Arabe, la ONU, y demás organizaciones de Derechos Humanos, siguen “gritando en voz baja” pues los negocios que el país sostiene con Rusia y la China, se verían dañados con un cambio de poder y nadie quiere la furia vengativa de dos países Poderosos.
Sin entrar en disquisiciones político-religiosas-económicas, el problema es que hay un déspota que masacra a su pueblo y debe irse ya. El Doctor Bashar Al Assad, es un medico que ya no expide recetas para curar los males de sus pacientes, sus únicas órdenes son: disparen.
Y la comunidad internacional con una prudencia exasperante, pacata por conveniencia, parece que no se escandaliza con la sangría diaria que le hace al pueblo Sirio su propio presidente.