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El síndrome del enemigo

Semana
20 de julio de 2012

 

Los hechos del Cauca han puesto al descubierto la falta de memoria histórica de los colombianos, no importa que estemos celebrando hoy los 202 dos años de la liberación del yugo español. Pero ¿de qué fue que nos liberamos? Y sin embargo, el descontento cubre la piel de este país triétnico y arropado por un cielo azul eterno.

 

Mientras se dan las celebraciones las poblaciones indígenas del Cauca siguen sufriendo el desprecio del estado, del gobierno, la guerrilla y los paramilitares.

 

Escuchando al gobierno y la voz de algunos militares, incluso la voz de los medios de información de masas, uno se percata que la historia que cuentan está acomodada por el sentimiento chauvinista de esa realidad ideológica conformada por lo que los agentes del estado denominan patria. Ese sentimiento sólo le sirve al gobierno, al soldado, pero no a los indígenas del Cauca ni a las poblaciones más pobres de esta nación. Quizá porque la patria sea también una realidad privilegiada, arribista y oligárquica.  

 

Al soldado raso y a las gentes más desprotegidas del estado, lo que les queda de esa realidad de privilegios es la deshilachada bandera y la voz cacofónica del himno nacional.

 

En Caracol radio, a un militar, creo que con rango de sargento, le preguntaron si el comprendía lo que estaba pasando con la poblaciones indígenas del Cauca y el agente del estado ignoró la pregunta y disertó inteligentemente sobre su vinculación a la tierra. Dijo que no entendía la postura de estas poblaciones porque el Cauca es tierra colombiana… El director de esta radio también ha disertado sobre el soldado patriótico y la indignidad del desalojo del cerro Berlín. Pero no ha querido informarnos de la tragedia de este pueblo desde los años 80, donde nadie con poder de estado ha logrado salvarlos del ataque reiterado y sistemático de la guerrilla, los paramilitares y el mismo ejército colombiano.

 

Hoy todos estos medios de información y los apologistas de este sistema vertebradamente injusto tratan a la población nasa como el enemigo número uno de la región del pacifico y el  país, olvidándose del divorcio de la política, el poder y la acción militar. Ha sido muy fácil crearle enemigos a la sociedad colombiana: Pablo Escobar, los narcotraficantes, la guerrilla y hoy los nasas. Detrás de esta máscara del sistema están los intereses bastardos del estado, pero sobre todo el deseo de mantener desinformada a la ciudadanía para tener guardado en el congelador el statu quo.   

 

No podemos seguir observando al país desde las gafas oscuras blanco y negro del discurso apologético del gobierno y sus áulicos. Es pertinente recordarle a Santos que él realizó la presentación del libro experimental de Adam Kahane: Poder y amor, teoría y práctica para el cambio social.