Juan Gonzalo Angel Restrepo: El mal llamado "Marco para la Paz"

Por: Juan Gonzalo Angel Restrepo

Entre las cosas interesantes que conversamos en el almuerzo de hace algunos días con el Ministro del Interior, Federico Rengifo, un grupo de amigos interesados en el futuro del país, fue la pertinencia que tiene la discusión sobre la llamada Ley Marco para la Paz, cuyo curso legislativo es hoy día una realidad.

Lo cierto es que esta herramienta no es otra cosa que una plataforma concebida para una época de postconflicto, que es, ni más ni menos, la forma y la manera como la sociedad colombiana le daría curso al proceso de articulación y reinserción de los grupos alzados en armas, digamos las FARC y el ELN. Todos los ejemplos que ilustran los ejes temáticos y políticos de la Ley Marco para la Paz han sido pertinentes en lugares y países donde por la vía de la rendición o el diálogo se ha logrado el final de la guerra.

Colombia es quizás el único país del mundo, que además de tener en plena vigencia un conflicto interno de casi 50 años, le apostará a construir todo un aparataje normativo que viabilice el nacimiento de una sociedad en desarrollo de ejercicios y disciplinas de verdad, justicia y reparación.

El Presidente Santos debe tener muy claro el terreno por el cual transita, pues el problema de la economía del narcotráfico como motor del conflicto, podría convertírsele en la negación de todo aquello que proyecte acuerdos en el escenario de lo político.

La Ley de Tierras, la Ley de Víctimas y ahora la Ley Marco para la Paz, son entendibles solo en la medida en que el conflicto se desactive y los procesos de desmovilización marquen el abandono de la lucha armada y no lo que hemos venido presenciando durante varias décadas: la sucesión de los ciclos perversos de negociación en medio de la guerra, iluminados por la fatídica combinación de todas las formas de lucha.