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LA HISTORIA SE REPITE

Semana
10 de abril de 2012

Otra vez, como en el año 2007, la prensa bogotana armó el escándalo para difundir la euforia del gobierno que sacaba pecho, el mes pasado cuando el DANE publicó las cifras sobre el comportamiento de la economía en 2011. La economía había crecido el 5.9 % y esto era la gran hazaña. Pero cuando miramos con calma las cifras del organismo oficial de estadística, encontramos la misma ocurrencia de hace cuatro años, cuando en los dos años siguientes la alegre tempestad se apagó. Al mirar las cifras ya no de la tendencia de año a año sino de la situación estática final, encontramos que la economía no crece sino que se infla.

 

El PIB colombiano de 2011 sobrepasa los 221 billones de pesos. Si hubiera crecimiento, el aparato productivo debería contribuir por lo menos con 111 billones, pero así no ocurre. La economía colombiana sufre del fenómeno que Samir Amín llamó hace medio siglo “hipertrofia del sector terciario”, lo cual en lugar de ser factor de fortaleza, es una carga que debilita secularmente la economía. El aparato productivo escasamente contribuye con el 33 % del PIB y eso que en este año las cifras son atípicas en los sectores de minería y manufactura, por inversiones que se realizaron pero que no se repiten todos años. Quiere decir que sobre los hombros del 33 % se le monta una carga del 67 %.

 

El sector agropecuario, que en un país como Colombia que no posee tecnología propia ni desarrollo industrial autónomo, constituye el principal soporte del aparato productivo, escasamente genera el 6 % del PIB, algo así como 14 de los 221 billones, mientras que los sectores parásitos de la economía, los que se chupan para los bolsillos privados el valor que toda la sociedad produce como son los financieros y los rentistas de la propiedad raíz, participan casi con la quinta parte del todo el producto (19.2 %). Y el sector terciario en su conjunto, sin la participación del gobierno, constituye el 57.3 % del PIB, un balance nada favorable para la solidez de la economía.

 

Si la situación continúa con estas proporciones donde el aparato productivo no se fortalece sino que por el contrario, cada vez afronta más carga en sus espaldas y si el sector financiero sigue incrementando o por lo menos manteniendo la absorción de ahorro social, el futuro de la economía en el mediano plazo no tendrá opciones que le permitan afrontar la crisis que la globalización día tras día incrementa y que se agudiza en el mundo por el fracaso del modelo del capitalismo financiero internacional como está ocurriendo en Europa donde también como esta vez en Colombia, la historia se repite.