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Los asesinos seriales y el doctor Jekyll y mister Hyde

Semana
24 de agosto de 2012

                              Los asesinos seriales y El doctor Jekyll y Mister Hyde

 

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EL narrador del célebre relato del escritor escocés Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde, refiere que en una sórdida casa en la Londres victoriana, habita un ser despreciable, un tal Hyde. A través de la narración, el lector se entera de la proximidad entre este y el respetado doctor Jekyll. Se supone que son íntimos amigos ?incluso Hyde resulta ser el albacea testamentario de Jekyll?, pero al final nos enteramos que son la misma persona. La vida y la literatura se parecen.

 

 

Anders Breivik, el fanático noruego responsable de la masacre de 77 personas en Oslo, en 2011, ha sido sentenciado a 21 años de cárcel. Las imágenes que nos llegan desde aquel remoto, y aparentemente civilizado país, hace que quienes conocieron la historia de nuestra violenta patria, Colombia, rememoren al asesino criollo de mayor celebridad del siglo XX: Campo Elías Delgado.

 

Los seres humanos por regla general oscilamos en distintos estadios emocionales, pues la vida cotidiana no es precisamente un viaje en línea recta; por lo general, hay subidas y bajadas, como si de una montaña rusa se tratara. Tensiones familiares, personales, laborales o simplemente un desafortunado encuentro callejero, pueden conseguir metamorfosis violentas, incluso en una persona de carácter apacible y pacífico. Nuestra sociedad colombiana no se caracteriza por un alto nivel de tolerancia ante el otro: su modo de vestir, sus gestos, su manera de expresarse o su simple apariencia, pueden ser motivos para emprenderlas contra “ese otro” que sin saber bien por qué, nos exaspera, nos saca de quicio. En la historia de los asesinos seriales, ha habido distintas génesis psicopáticas y sociales, para cada una de sus historias particulares.

 

 

Refieriéndonos a Breivik, en primer lugar, según información biográfica, es un ultraderechista noruego, simpatizante entre otras cosas de Winston Churchill. Su descontento y planeación del atentado, fue fraguado poco a poco, en virtud de su creciente molestia por la proliferación de refugiados islamistas y judíos, oponiéndose expresamente por medio de un video en Youtube, a la abundancia de marxistas y musulmanes en Europa.

Esta aparente peculiaridad de nuestro personaje, sería compartida por otros individuos con mentalidad semejante: Ed Gein, “el necrófago de Wisconsin” que inspirara una novela de Robert Bloch y un filme de Alfred Hitchcock, Psicosis, fue un hombre en cuyas actividades de misógino empedernido, usó los cuerpos de sus victimas femeninas, para proporcionarse macabros atuendos y objetos decorativos de su hogar; Andrei Chikatilo, “El carnicero de Rostov”, azotó las estaciones ferroviarias de la Antigua población de Rostov, en la antigua Unión Soviética, desde 1982 hasta 1990, cuando fue sentenciado a muerte por sus crímenes contras mujeres jóvenes a las que asesinaba con métodos dantescos. Teniendo en cuenta los móviles sexistas de estos dos asesinos, podría decirse que son de una clase que se catalogaría como psicopatía sexual.

 

 

Tras los atentados de 2001, las nuevas categorías geopolíticas han venido a permear también bajo la categoría de terrorismo, a estos casos aislados de asesinatos seriales, como sucedió el 20 de julio de 2012, en la masacre de Aurora. Breivik, indudablemente tuvo estos móviles políticos, pues manifestó su ideario en 1.500 folios que subió a Internet. De igual forma, Timothy McVeigh, ejecutor de los atentados de Oklahoma en 1995, ex soldado y boina verde de la Marina Norteamericana, republicano y fanático ultraderechista, tuvo a si mismo móviles políticos, consistentes en desestabilizar el gobierno demócrata de Clinton. Curiosamente el perfil siquiátrico de McVeigh, se asemeja bastante notablemente al de Campo Elías Delgado.

 

 

Delgado, ejecutor de la Masacre de Pozzetto en diciembre de 1986, fue ex boina verde y marine quien ?McVeigh participó en la Guerra del Golfo de 1991? fuera combatiente en Vietnam, cuyas secuelas de estrés postraumático, aunado a su misoginia y su visión radical ideológica ultraderechista, se vio reflejado en su anárquica destrucción del orden establecido de una discriminatoria sociedad colombiana, que aun hoy, parece, sigue marginando a quienes piensan distinto de su visión conservadora, decimonónica y clerical, contra una pluralidad ideológica democrática.

 

 

La dualidad de la psique humana, parece oscilar entre la voluntad y la brillante refulgencia del orden y las tinieblas anárquicas del caos. Al final de la novela de Stevenson ?la obra literaria preferida de Campo Elías Delgado?, el metódico doctor Jekyll, quien inventa un antídoto para revertir los efectos de su pócima, que lo convierte sin control voluntario en aquel monstruoso individuo cruel y egoísta ante sus semejantes, restaura de forma pasajera la cordura y tolerancia para mostrarse ante la refinada sociedad londinense. Sin embargo, la potencia de las fuerzas destructoras de la naturaleza, que como en la mitología india representado por el dios Shiva, termina por apoderarse de todo, el flemático doctor Jekyll, sucumbe ante su alter ego, el señor Hyde, quedando convertido de por vida en semejante monstruo al que todos desprecian.

 

¿Es acaso la violencia, la pócima a la que recurren algunos como catalizador de la presión de la nuestra vida contemporánea?