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Traición de Santos a las Fuerzas Militares y de Policía

Semana
16 de abril de 2012

 Análisis del conflicto colombiano

      El repetido argumento que el presidente Santos es un hábil jugador de póker, que aplica todas las marrullas propias de los tahúres a sus actuaciones públicas, cobra mas vigencia cada día y reafirma su personalidad manipuladora y desleal con quienes lo han llevado y sostenido en la inmerecida posición de primer mandatario de los colombianos.

     Así como hizo politiquería barata y demagogia en Inglaterra cuando dijo a los europeos, que el actual gobierno colombiano podría enseñarles a administrar las finanzas, este fín de semana en Cartagena se volvió defensor de la dictadura narcoterrorista cubana, abanderado de la lucha contra la pobreza y las desigualdades en el continente, "preocupadísmo por la gente" y como decían los abuelos hasta "igualado" con Obama.

     Es decir, aprovechó la publicitada Cumbre de las Américas para utilizar el erario público en su vanidoso proyecto egocéntrico, y en su interés de manipular a los demás mandatarios en aras de sus fines personales y miras reelectorales (2014-2018), estratagema para la que no se le prestaron los cuatro padrinos de las Farc (Castro, Chávez, Correa y Ortega), expertos en ese tipo de componendas; quienes además de propender por meter a la brava al terrorismo comunista entre la democracia continental, sabían de antemano que venir a este Cumbre sin acuerdos preanunciados, sería apoyar las reelecciones de Obama en Estados Unidos y la de Santos en Colombia, sin conseguir sus tres objetivos básicos: la legitimación de las Farc, la aceptación de Cuba, y la pretensión argentina sobre Las Malvinas. Por eso no vinieron.

    Hechas las anteriores precisiones, entramos en materia del asunto mas grave de la consuetudinaria deslealtad de Santos y su marcada intención manipuladora y mendaz. Mientras en Cartagena ponía cara de bonachón para sugerir que se debe luchar por acabar las brechas de las desigualdades, lograr pagos dignos por los empleos y ene demagogias más, en los alrededores del Centro de Convenciones, estaban los soldados, los policías y los marineros, que no solo lo protegen, sino que con sus sacrificios le dieron la connotación que necesitaba, para utilizar los medios y hacer creer a muchos, que los golpes militares contra las Farc y las Bacrim son obras de su genialidad estratégica y de su visión política. Ya lo hemos dicho, en medio de su inconmensurable ego, Santos cree ser mas estadista que Churchill y mas estratega que Mc Arthur.

     La deslealtad de Santos radica en que a pesar de haber sido ministro de Hacienda, ministro de Defensa y ahora Presidente de la República, se ha hecho el desentendido y con mil marrullas y artilugios ha eludido la responsabilidad política, social, legal y moral de cumplir la ley 4 de 1992, que estableció como legítimo derecho de los miembros de la Fuerza Pública, el pago de los salarios, acorde con el incremento del Índice de Precios del Consumidor.

     Pero como los militares y policías colombianos no tienen sindicatos que los defiendan, ni pueden paralizar sus labores porque estarían incursos en una serie de delitos, Santos, sus antecesores y todos los politiqueros civiles que han sido ministros de Defensa desde Rafael Pardo Rueda hasta Juan Carlos Pinzón, han dilatado el asunto, irrespetado los derechos salariales de los uniformados, mentido a las comisiones que han tratado de buscar la solución adecuada al problema y utilizado a unos tinterillos con título de abogados, que a nombre del gobierno nacional y del ministerio de Defensa, se han burlado hasta de las sentencias de tribunales superiores en torno a ajustes pensionales individuales.

      Esto, porque parecería ser que la ley colombiana hecha para favorecer a los "doctores" de arriba y maltratar a quienes los sostienen, no faculta que una sola decisión de actualización salarial sea uniforme para todos quienes tengan el mismo derecho, sino que cada quien tiene que reclamar por su cuenta, para que abogados inescrupulosos y oportunistas se queden con el 30%, de lo que por derecho corresponde a quienes entregaron lo mejor de sus vidas en defensa de Colombia y de los ineptos que nos malgobiernan.

     Uno de los argumentos mas trillados para no pagar los dineros de un derecho adquirido, ya inclusive ratificado por sentencia del Consejo de Estado, es que no hay fondos para cubrir esos pasivos. Resulta contradictorio que Santos, Uribe, Pastrana, Samper y Gaviria hayan utilizado semejante justificación tan pueril, cuando todas las semanas desde 1992, hasta la fecha, los medios de comunicación han reportado gastos suntuosos de los gobernantes de turno en contratos de "estudios técnicos", burocracia exagerada para devolver favores personales, corrupción rampante de muchos de sus subalternos, viajes de turismo oficial por el mundo, etc.

      En el caso específico de Juanma, quien al parecer todas las mañanas posa frente al espejo y le pregunta: "Espejito, espejito, dime quien es el mas dindo (sic)" , la situación pasa de castaño a oscuro. Nadie sabe  a ciencia cierta cuanto nos costó a los contribuyentes el boato administrativo y de gentiles atenciones a los representantes de las Américas, a la prensa a y alos cientos de lagartos allí colados; que llegó al extremo de enviar aeronaves de la Fuerza Aérea a traer a quienes no tenían recursos para hacerlo. O para hacer que el embajador Silva viniera desde Washington con cuadrilla completa como los buenos toreros, obviamente con altos viáticos en dólares porque salieron de su sede en Estados Unidos.

       Por otro lado, nadie sabe cuánto dinero cuesta al erario público, la paseadera permanente de la Canciller Holguín y su combo asesor, para ir a todas partes del mundo a hacer propaganda internacional a favor de Santos, con la apariencia de "trabajar" en lo que deben hacer los embajadores colombianos en cada caso. O sobra la canciller o sobra el respectivo embajador, pues además de costoso para el presupuesto público eso demuestra, que no hay ni política clara de relaciones exteriores, ni credibidlidad en los embajadores y cónsules.

     Nadie sabe tampoco, cuanto dinero se invierte en los viajes semanales de la campaña reeleccionista de Juanma con su combo asesor,   a diferentes partes del país, con el cuento chino que está atendiendo las necesidades de las regiones en autodenominados "acuerdos de prosperidad", cuando en realidad se trata de su imagen personal en busca de la refrendación presidencial (2014-2018).

     Tampoco es claro por cual razón, durante el gobierno de Santos se nombraron tantos viceministros, asesores, consultores y demás espcialistas que saben de lo divino y de lo humano en el sector defensa, pese a que ni siquiera prestaron el servicio militar; en lugar de nombrar en esos cargos a generales y coroneles en actividad que si saben del asunto, pues esa ha sido su tarea durante 25 o mas años de servicio.

     Pero así como hay derroche de dineros públicos en la  burocracia y procedimientos de civiles nombrados por Juanma para el Ministerio de Defensa o en los gastos suntuosos de la Cancilleríatambién los hay en otros ministerios, departamentos administrativas y entidades adscritas al gobierno central. Eso indica, que si hay fondos para pagar  innnecesarias e imporductivas actividades, debe haberlos para cubrir la deuda que se tiene con los militares y policías desde 1992, y para nivelar los sueldos de activos y retirados de acuerdo con lo establecido por la ley, no por el capricho y la vanidad egocéntrica del mandatario de turno.

     Un grupo de oficiales y suboficiales de la reserva activa de la Fuerza Pública, viene marchando desde Pasto y esta semana llega a Bogotá, para reclamar los derechos salariales de los uniformados, que ya costó inclusive una acción de fondo en  contra un Director de Caja de Sueldos de Retiro. Día a día el problema crece, la indisposición de los militares y policías aumenta contra Santos y Pinzón, expertos en capitalizar los éxitos militares de las tropas cual genialidades estratégicas de ellos, como en abandonarlos y hasta menospreciarlos como lo hizo el estulto exministro de Defensa Rodrigo Rivera, cuando se atrevió a decir en el Congreso de la República, que los malos salarios de la Fuerza Pública se suplen con medallas y felicitaciones.

     Y después  demostró aún más su estupidez funcional, cuando afirmó que él no comenzaría a resolver el problema salarial, hasta cuando dejaran de enviarle mensajes desafiantes en correos electrónicos. Y, toda esa ineptitud manifiesta de Rivera, para cumplir una orden de Santos.

       Veleidosos por los éxitos de las tropas y seguros de la lealtad de los generales activos que no opinan respecto a un tema, que si es muy comentado entre los cuadros de mando en todos los cuarteles, Santos y Pinzón creen que están subidos en un pedestal inalcanzable; no se han dado cuenta de las impredecibles consecuencias que el chavismo ya infiltró a los reclamantes y que inclusive las Farc han publicado en su página de Anncol, los justos reclamos salariales de la Fuerza Pública.

       Tampoco han querido entender los dos "estrategas-estadistas", que los oficiales y suboficiales activos palpan como trata el gobierno nacional a quienes los antecedieron en el madno de las tropas. Tampoco se han dado cuenta Santos y Pinzón, que el sistema de salud de las Fuerza Militares es una vergüenza por insuficiencia de cobertura y desatención al usuario.  Todo esto porque dizque no hay dinero, pero sin embargo, se hizo la Cumbre de las Américas, la canciller con su combo por el mundo, Santos viajó a Cuba a suplicarle al dictador Castro que no lo torpedeara y a Chávez que le ayudara a hacer la paz con las Farc, etc, etc.

        Una corriente subterránea de aguas tormentosas se mueve dentro de las Fuerzas Militares y de Policía. Hay descontento por el trato manipulador que da el gobierno nacional a los uniformados. Nadie lo expresa en público por temor a las represalias, pero el ambiente se sigue caldeando. Es hora que el Ministro de Defensa y el Presidente de la República, tomen el asunto en serio y que mediante un acto administrativo resuelvan de una vez por todas el pago de los legítimos derechos salariales de  activos y retirados, antes que la bola de nieve  crezca, llegue a producir alguna grave fractura institucional y de paso afecte la "amplia visión de prosperidad" nacional y continental, que con tanta demagogia exterioriza Santos en sus politiqueros discursos y "coincidentes" distinciones como la de la revista Time, en el preciso momento en que los mandatarios del hemisferio querían crucificar a Obama.

      Santos puede ser un sobresaliente jugador de póker y aplicar muchas técnicas de tahúr en sus relaciones con la Fuerza Pública, pero también es cierto que tanto va el cántaro al agua que algún día se rompe, pues además no hay mal que dure cien años ni enfermo que lo resista. Y en las actuales condiciones sociales, políticas y de orden público, igual que en tiempos de alta paz, no se puede desconocer que los uniformados son seres humanos y que incumplirles en sus derechos legales, podría generar alguna situación de consecuencias impredecibles, máxime repetimos, que hay evidencias que las Farc y el chavismo buscan infiltrar la justa protesta.

      Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

       www.luisvillamarin.com

     Analista de asuntos estratégicos

      Lea aquí los libros escritos por el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

 


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