LABORAL
Desempleo, la nueva pandemia
Con solo medio mes de cuarentena, 1,9 millones de personas pasaron a ser desempleadas o inactivas. Expertos plantean que es vital llegar a un acuerdo social que incluya una reforma laboral.

La escalada del desempleo en marzo fue apenas un abrebocas de la crítica situación que dejará la pandemia del coronavirus en el frente laboral. El diagnóstico es apocalíptico: la manera como está planteada la pregunta de la encuesta sobre desempleo lleva a que el nivel de 12,6% de desempleo (un dato ya preocupante) no incluya 1,6 millones de personas que por no haber buscado trabajo en la última semana previa a la encuesta del Dane, no entran en la categoría de desempleados sino de inactivos.
Así que la situación es mucho más grave que lo que las cifras nos están diciendo. Ese es uno de los problemas que genera la velocidad a la que se están desarrollando los acontecimientos asociados a la covid-19.
De entrada, los sectores de actividades artísticas y entretenimiento, manufacturas y comercio han sido los más golpeados.
Según economistas del Grupo Bancolombia, el deterioro del mercado laboral podría extenderse hasta finales de este año, con lo cual apenas en 2021 se comenzaría a ver una recuperación, en línea con el rebote que tenga la economía nacional. Las cifras de desocupación se podrían disparar al nivel de finales del siglo pasado, cuando la crisis económica empujó el dato por encima de 20%. Basta ver los cálculos de Fedesarrollo: si el PIB se contrae 5%, la tasa de desocupación subiría hasta 18,2%.
Esas cifras son consistentes con el duro panorama económico: el Ministerio de Hacienda actualizó su previsión de crecimiento para 2020 y la bajó de -1,6% a -5,5%. Es claro que no cabe esperar nada halagüeño en materia laboral este año.
La dura realidad de la covid-19 nos pondría en un escenario en el que 6 millones de colombianos no tendrían trabajo.
En pocas palabras, la incertidumbre central en este momento para las autoridades, los empresarios y los analistas es hasta dónde llegará el impacto y con qué tasa de desocupación deberá el país enfrentar la pospandemia.
Pero ese tal vez sea apenas el primer obstáculo. Bien sea con tres, cuatro, cinco y hasta seis millones de nuevos desempleados, la pregunta que ya debe empezar a responder el país es cómo vamos a enfrentar semejante estado de cosas en el mercado laboral.
Aquí también la incertidumbre es la regla del juego: nadie tiene claro cómo y hasta dónde llegará el coronavirus en su impacto económico, con lo cual tampoco se tiene seguridad sobre qué tipo de trabajos serán demandados luego de la pandemia, qué tipo de reentrenamiento deberán adelantar los trabajadores y cuánto tiempo será necesario para acondicionarse a esas nuevas circunstancias.
Si algo queda claro es que un grupo importante de actividades al interior de las empresas ha podido ser desarrollada mediante el esquema de teletrabajo. Muchos administradores ya han advertido que, eventualmente, es posible generar nuevas formas de operar inclusive con menos personas.
En parte, la reducción de personal ocupado responde a un problema coyuntural (las medidas de confinamiento), pero también puede configurarse con el comienzo de un problema estructural, en el cual muchas compañías detectarán que pueden operar desde el teletrabajo o trabajo en casa.
El premio nobel de economía Finn Kidland señaló en una entrevista para el diario La Vanguardia que las compañías deben generar una estrategia para retener el mejor talento y el know-how. Considera que perder estos intangibles sería un impacto más crítico para las compañías. Pero por lo visto hasta el momento, las compañías están teniendo muchas dificultades para lograr esa meta, pues ya van 1,9 millones de personas que entraron a la inactividad o al desempleo en Colombia.
En este caso, miles de plazas laborales podrían desaparecer por la necesidad de reducir costos fijos, pero también porque sencilla y llanamente ya no serán indispensables para las actividades de las empresas, que están haciendo lo posible para sobrevivir. La covid-19 podría generar un impacto estructural en productividad pero a costa de menos puestos de trabajo.
Por eso buscar salidas es una tarea urgente. El exvicepresidente de la República Germán Vargas Lleras propuso en su columna de El Tiempo que se reduzcan salarios, no se paguen las primas de junio y diciembre, e incluso que no se giren las cesantías y sus intereses el próximo año.
La iniciativa levantó una tormenta de críticas. Tanto la Confederación General del Trabajo (CGT) como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) señalaron que ideas de este tipo llevarían a millones de colombianos a la miseria. Incluso, la primera hizo una contrapropuesta de que el Congreso sea unicameral (con menos parlamentarios) y con ingresos más bajos.
Por su parte, los empresarios indicaron que hay otras cartas sobre la mesa para hacerle frente a esta situación. Bruce Mac Master, presidente de la Andi, señaló que, “ante la coyuntura actual, las empresas deben continuar con sus trabajadores en la senda del progreso social. Buscar el entendimiento recíproco es la mejor alternativa para salir de la crisis y seguir adelante. Por eso se deben explorar todas las ideas y propuestas en tal propósito. El objetivo primordial de todos debe ser la defensa del empleo”.
Para lo anterior, el gremio de empresarios plantea que los patronos lleguen a acuerdos con los trabajadores colombianos y sus organizaciones sindicales, de forma que, mediante el dia´logo social, se busquen alternativas que defiendan el empleo.

Hay dudas sobre si la construcción va a tener el mismo carácter jalonador del empleo, pues sectores como vivienda están afectados por la pandemia.
¿Inminente reforma?
Pero la mayor parte de las propuestas se refiere a enfrentar la coyuntura. Frente a los problemas estructurales que se deriven de la covid-19 todavía no hay muchos planteamientos sobre la mesa. Aquí es donde se hace evidente la necesidad de volver a meterle mano al contrato laboral por la vía de una reforma de este tipo.
El Gobierno dejó claro que esa es una de las opciones en el decreto de la segunda emergencia económica: “Todo lo anterior, ineludiblemente deviene en una crisis laboral impensable e inimaginable, ya que si bien se establecieron ayudas y mecanismos para apoyar el teletrabajo y otras medidas, muchas empresas no han podido desarrollar sus funciones a cabalidad o solo las han desarrollado de manera limitada”.
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Esta nueva norma le permite al presidente Iván Duque legislar en favor de los trabajadores y las empresas, de tal modo que puedan sortear la coyuntura del coronavirus y puedan reactivarse una vez el confinamiento llegue a su final.
No obstante, voces como la de Vargas Lleras señalan que el país tendría que tramitar una reforma laboral de largo plazo, pues las medidas extraordinarias que adopte el Gobierno solo aplicarían mientras dure la emergencia y unos meses después.
El exvicepresidente señala que “la situación actual ha puesto los reflectores en la necesidad de adelantar la muy aplazada y urgente reforma laboral”, que, en su concepto, debería permitir el salario mínimo por horas, además de reducir los costos de despido.
Esta propuesta es similar a la que viene haciendo Fenalco desde hace varios meses, que plantea que se flexibilice la contratación por horas, eso sí, manteniendo la prestaciones según el tiempo laborado y dando vía libre a la regulación de los aportes a pensión bajo esta modalidad.
No obstante, la idea tiene un fuerte detractor en el Congreso. El senador y expresidente Álvaro Uribe –al igual que la Andi– señala que la salida debe ser que las empresas y trabajadores lleguen a acuerdos. “Pero no aprovechar las dificultades para una reforma laboral que aumente la confrontación y ponga más riesgos a la democracia”, indicó en su cuenta de Twitter.
Lo que puede suceder es que, una vez terminada la pandemia, el país se vea en la necesidad de tramitar este cambio de normas, si quiere darle un nuevo impulso al empleo formal en Colombia, que, si bien venía recuperándose levemente previo a la cuarentena, aún estaba lejos de volver por debajo del 10%.
Teletrabajo, ¿la solución?
Por lo pronto, la Administración Duque tiene puestos sus esfuerzos en poner reglas claras para el teletrabajo o trabajo en casa, que se calcula están haciendo unos 6 millones de colombianos.
Ángel Custodio Cabrera, ministro de Trabajo, firmó una circular en la que les hace un llamado a las entidades públicas para que respeten los derechos laborales de las personas que ahora laboran desde sus salas, comedores o estudios en casa.
Para estas, los funcionarios de alto nivel deben “promover estrategias de comunicación e información, en las cuales se recuerde el respeto a la jornada laboral y a la importancia de armonizar la vida laboral con la familiar y personal”.
Esta circular la expidió el Mintrabajo, luego de recibir decenas de denuncias en las que los empleados reportaban que sus patronos les ponían actividades por fuera de los horarios pactados o los sobrecargaban de trabajo.
A pesar de lo anterior, la norma solo aplica para el sector público y, según el Ministerio, puede servirle de orientación a las empresas del sector privado para fijar sus propios lineamientos de trabajo en casa responsable.

Se calcula que hay unos 6 millones de empleados realizando actividades de teletrabajo actualmente.
Sumado a lo anterior, Cabrera no descarta presentar o apoyar una reforma la Ley 1221, que regula el teletrabajo en Colombia. Se trata de una norma expedida hace más de una década, cuando el mundo aún no conocía los avances tecnológicos que se tienen hoy en día.
De otra parte, el país debe abordar con urgencia medidas que aumenten la pertinencia de la educación, que fortalezcan las habilidades tecnológicas y en general que aumenten la productividad laboral. Esas siguen siendo tareas pendientes.