REMESAS
Remesas se desplomarían entre 30% y 45% por efecto del coronavirus
Según Asobancaria, la crisis económica en Estados Unidos y España, países de donde proviene alrededor del 65% de las remesas, provocarían una caída de estos giros entre el 30% y 45% durante el 2020
Las remesas que envían los colombianos en el exterior a sus familias en el país alcanzaron alrededor de US$ 6.743,7 millones en 2019, convirtiéndose en una importante fuente de divisas y en unas dinamizadoras del consumo interno.
Estas transferencias de recursos que envían los alrededor de 5 millones de colombianos que viven en el exterior (10% de la población), representaron el 2,1% del PIB y el 3,1% del consumo de los hogares. Cerca del 50% provinieron de Estados Unidos (US$ 3.246 millones), el 15,7% de España (US$1.057 millones), 6,2% de Chile (US$417 millones) y 2,1% de Reino Unido (US$139 millones).
Por eso la crisis que viven también estos países -Estados Unidos se ha convertido en el nuevo centro de la Pandemia y España uno de los países de Europa que más ha sufrido los efectos del coronavirus– se reflejarán en una importante caída de las remesas en el país.
Según cálculos de Asobancaria, la debilidad económica esperada tanto en Estados Unidos como en España, países de donde proviene alrededor del 65% de las remesas, provocarían una caída de estos giros entre el 30% y 45% durante el 2020.
Esto significaría que estos las remesas alcanzarían entre los US$ 3.709 y los US$ 4.720 millones
“En caso de que se materialicen las previsiones sobre una desaceleración del crecimiento del PIB de Estados Unidos y España, que en los escenarios más ácidos nos hablan de una contracción de 8,5% y 7,7 %, respectivamente, y de un deterioro en la tasa de desempleo entre 5,5 puntos porcentuales y 9,3 puntos porcentuales para Estados Unidos y entre 4 puntos porcentuales a 8 puntos porcentuales en España, las remesas experimentarían una contracción cercana a 30% y 45% en 2020”, afirmó Asobancaria..
Esta caída traería significativos impactos no solo sobre la cuenta corriente sino sobre el consumo y el mercado laboral. Según el gremio de la banca está caída tendría impactos sobre el consumo de bienes durables y semidurables, así como un mayor incentivo para que una parte de los beneficiarios de dichos giros empiece a buscar empleo activamente.
Los recursos que envían los colombianos a sus familias en el país se destinan, en su mayoría, para la subsistencia de sus familias, o para inversión en activos fijos como la adquisición de vivienda. De hecho, en el último año, estos giros contribuyeron a un mayor consumo en la economía, donde los principales departamentos de destino de las remesas como Valle del Cauca, Cundinamarca y Antioquia también coincidieron con un crecimiento importante en las ventas minoristas.
Este escenario también supone una mayor debilidad en el mercado de trabajo, donde los beneficiarios de estas remesas podrían verse en la necesidad de buscar empleo. Sin embargo, este incremento esperado en la participación laboral podría no ser inmediato considerando la débil absorción laboral que se presentaría en los próximos meses frente a la reducida demanda por parte de las empresas en esta coyuntura. Se estima que, con la caída esperada de las remesas para este año, la población inactiva podría reducirse entre 588.000 y 881.000 personas.
Las remesas también han contribuido positivamente a las cuentas externas pues, en los últimos años, estas transferencias compensaron en gran medida el déficit en cuenta corriente, explicado por el deterioro de la balanza comercial y las rentas netas de factores. Esto traería un impacto adicional sobre la tasa de cambio.
Sin duda, los escenarios de reducción en el crecimiento económico y en la destrucción de empleo que se anticipan a nivel global restarían dinamismo a las transferencias por remesas que recibe el país.
Para el gremio de la banca, los desafíos son mayúsculos y demandan un amplio esquema de protección al empleo y de reactivación económica que permita compensar los efectos adversos que podrían también derivarse de los vientos recesivos del panorama externo. El país no había experimentado una crisis de esta magnitud, y por ello también la imperativa necesidad no solo de la correcta articulación entre el sector público y privado, sino del cuidado y ayuda solidaria de todos los colombianos.