Alma de publicista
Paul Mejía, presidente para Colombia, Ecuador y Perú de McCann-Erickson, la agencia que hoy celebra sus 100 años, ha hecho su carrera a base de liderazgo, buen humor y transparencia.
Por estos dias Paul Mejía está de cumpleaños. Bueno, no exactamente él, pero sí McCann-Erickson, la multinacional de publicidad y mercadeo cuyo capítulo para Colombia, Ecuador y Perú él preside. Cumple 100 años desde cuando el señor Erickson, empresario de pisos de linóleo y de jabón y el señor McCann, director de comunicaciones de la petrolera Esso, se unieron para crear la firma publicitaria a comienzos del siglo XX en Estados Unidos.
Pero es que Mejía también tiene mucho que celebrar. Publicista de alma, y graduado de la Universidad Tadeo Lozano, lleva 27 años trabajando con la McCann. Su habilidad de interpretador instantáneo y humorístico sobre lo que pasa en la vida cotidiana es lo que lo atrajo a este mundo creativo y vital. La presión convencional lo había llevado a matricularse en economía pero pronto encontró su vocación y entró a la Tadeo. Al graduarse trabajó en una agencia pequeña y después lo contrataron en McCann como ejecutivo. Rápidamente ascendió y fue nombrado gerente de la oficina de Bogotá. De ahí lo llamaron a la regional de Puerto Rico, donde había problemas. No se equivocaron en confiar en un joven emprendedor de apenas 27 años. En poco tiempo le había dado la vuelta a los negocios y Puerto Rico, con una nueva área de servicios que se extendió a todo el Caribe, floreció. Ese fue un paso clave para construir el nombre que hoy tiene en su profesión. Pasó nueve años en esa isla y regresó a Colombia a su cargo actual, desde donde lidera, sólo contando Colombia, un equipo de 225 empleados, cuatro oficinas en Bogotá, Medellín, Cali y una aliada en Barranquilla; ventas por 20.000 millones de pesos al año; y clientes enormes como Coca-Cola y General Motors, entre los extranjeros, y Orbitel y Alianza Summa entre los nacionales.
Casi tan largo como su matrimonio con McCann-Erickson ha sido el que ha tenido con su mujer, con quien tiene dos hijas, una que estudia marketing en Australia y otra todavía en el colegio.
No cree en los méritos personales sino en las creaciones colectivas y dice que así es como se han inventado las mejores campañas de MacCann. Ahora, para celebrar los 100 años, creó con sus colegas un conmovedor mensaje: "Oye si no escuchas te puedes perder grandes cosas. McCann-Erickson 100 años escuchando para poder comunicar".
Ese es el pan de cada día de este hombre de 54 años, de padre ingeniero santandereano y madre estadounidense: ponerle oído a lo que busca el consumidor, atender lo que ofrece el producto e inventar la manera más efectiva de conectar lo uno con lo otro. Y se las ha arreglado para lograrlo con una filosofía que le rinde culto a la transparencia: que todos sepan quién es él y qué piensa. Esto no es pura teoría. En su sede sólo hay oficinas de paredes transparentes y Mejía es tan directo como un rayo, casi siempre con una buena dosis de humor.
No deja pasar oportunidad para lanzar un apunte y le fascina contar su último chiste. Se ve que goza su trabajo y da la sensación, por el ambiente que allí se respira, que su pasión por el oficio es contagiosa. Tanto, que demás del centenario, su equipo está celebrando el premio ANDA 2002, que recibieron el 30 de octubre.