Hablar de la vida y obra de Alberto Zalamea toma su tiempo. El ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría Vida y Obra tiene tantas cosas que contar que los organizadores del evento prefirieron rendirle un homenaje por separado el lunes 28 de octubre para que fuera él y no otro quien narrara lo más emocionante de medio siglo de ejercicio profesional. Y vaya ejercicio. Alberto Zalamea es uno y mil hombres a la vez.
Mientras el fotógrafo se mueve a tientas por el estudio desbordado de libros en busca del mejor ángulo, Zalamea parece olvidarse de él y se concentra en los recortes de periódico que guardan las mejores historias que ha escrito.
A los 73 años el hombre recostado en el cómodo sillón de cuero puede hacer un recuento detallado de su vida, tomando como partida al personaje apasionado por la noticia que aprendió a querer los medios de comunicación desde la raíz hasta la punta. Fue reportero, redactor, editorialista, columnista y corresponsal de radio, prensa y televisión, secretario general de El Tiempo y director de SEMANA en su primera etapa, Cromos y la Nueva Prensa.
Claro que también puede recordar el camino andado desde la óptica del hombre público que ha defendido las instituciones. De trato amable pero formal le insiste al fotógrafo que le haga las tomas con saco y corbata y continúa la entrevista contando detalles de los años en los que conoció de primera mano los intríngulis del poder cuando, investido por la autoridad que otorga el pueblo, fue elegido concejal de Bogotá, representante a la Cámara y constituyente en 1991.
Zalamea habla con propiedad de la historia reciente de Colombia por que ha sido testigo y, porqué no decirlo, protagonista de ella. Cree que gran parte de los problemas actuales del país encuentran explicación en los hechos ocurridos el 9 de abril de 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y así piensa contárselo a su bisnieto de 2 años cuando el niño tenga la edad suficiente para preguntarle por el momento exacto en el que se transformó Colombia. Pero si el niño no amanece con ganas de oír historias de política su bisabuelo podrá contarle cuentos más entretenidos acerca de los años en los que recorrió el mundo como diplomático. Le hablará de los lugares que visitó y las personas que conoció cuando fue embajador en Costa de Marfil, Italia y Venezuela y ministro ante la FAO.
Pero mientras su bisnieto crece Alberto Zalamea está interesado en fomentar el amor por el conocimiento entre los jóvenes y desde la decanatura de la facultad de comunicación social de la Universidad Jorge Tadeo Lozano intenta que las nuevas generaciones de periodistas recuperen el valor de la educación universal y sean más cultos aprovechando al máximo las ventajas de la tecnología. El ya comenzó a hacerlo y desde su página virtual, 'el periódico de Zalamea', navega por la red con el mismo ímpetu con el que hace unos años recorría las salas de redacción.