El peso de las letras
El Premio Memorial Silverio Cañada consagra la carrera del joven escritor bogotano Sergio Alvarez.
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Sergio Alvarez supo que quería ser escritor cuando cerró la última página de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Alvarez tenía en ese entonces 12 años y estaba cursando su segundo año de bachillerato en el Colegio Nacional Restrepo Millán, en el barrio Quiroga de Bogotá. De inmediato se sumergió en la lectura de autores latinoamericanos como Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Guillermo Cabrera Infante.
Sabía que su verdadera pasión era la escritura y por eso no le importó dejar la Universidad Nacional cuando apenas había cursado un semestre en la facultad de filosofía para dedicarse a lo que quería. "La academia me decepcionó mucho. Yo lo que quería, igual, era contar historias y preferí dedicarme a viajar por el país para tratar de entenderlo mejor". Vivió en Vichada durante cuatro años. Volvió a Bogotá, montó una pequeña empresa de publicidad y, gracias a ella, viajó por varias poblaciones colombianas. "Yo tuve que soportar muy de cerca la época del narcotráfico. La famosa bomba del DAS destruyó la casa de mi madre y yo me decía: 'Tenemos una multinacional del crimen y no tenemos quién la escriba".
Estos hechos, sumados a la lectura del escritor chileno Luis Sepúlveda, que para él se constituyó en toda una revelación, lo fueron llevando a la concepción de historias dentro del llamado género negro. "Siempre me interesó ese género porque trata distintos aspectos del hombre, pero de una forma bastante cínica. Eso me encanta". Fue así como surgió años después La lectora, novela con la que acaba de recibir el Premio Memorial Silverio Cañada de la prestigiosa Semana Negra de Gijón, galardón creado para exaltar la mejor obra de un escritor en el género de 'novela negra'.
Pero terminar de escribirla no fue nada fácil. Antes de que Sergio Alvarez pudiera sentarse a concretar tantas ideas que tenía en la cabeza le apostó a miles de proyectos que no funcionaron. Sólo a través de algunos libretos que escribió para televisión y de algunos cómics en los que trabajaba gracias a su desempeño como publicista podía, de alguna manera, redactar y explorar su verdadera vocación.
Un día, hace seis años, decidió seguir los consejos de algunos amigos suyos radicados en España y se marchó para allá tan sólo con unos manuscritos. "Cuando llegué no tenía ni con qué coger el metro para ir al centro, recuerda. Un amigo me dijo que escribiera una novela juvenil, lo hice, y el libro le gustó a mucha gente. Fue tanta la aceptación que me ofrecieron un adelanto para que escribiera una novela y fue así como terminé La lectora".
Actualmente Alvarez vive en Barcelona con su esposa y sus cuatro hijos. Tiene 36 años y ya está trabajando en su próxima novela, la cual espera publicar el año entrante. "Colombia es un país sin contar por todos los lados, yo quiero contarlo de algún modo".