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La pasión de Angela

Científica entregada, Angela Restrepo ha liderado la investigación en biología en Colombia, siempre huyéndole al protagonismo.

5 de febrero de 2001

El abuelo era médico y poseía una farmacia en Medellín a finales de los años 30. Cuando sus siete nietos se reunían en las temporadas y conformaban la clásica pandilla de exploradores una de las aventuras más maravillosas era, sin duda, preparar el complot para atisbar el fascinante microscopio que guardaba su abuelo en una habitación prohibida para ellos. Angela Restrepo Moreno en aquella época apenas tenía 6 años y fue así como probablemente nació el apasionamiento que siente por los microscopios y por las formas espectaculares que adoptan los bichos vistos a través de la ampliación de la lente. Para fortuna de la ciencia y de su país el amor de Angela por la investigación no terminó en aquella experiencia infantil. Siguió y hoy está en la cumbre: es una científica respetada internacionalmente en su especialidad, la micología. El presidente César Gaviria la llamó para integrar la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo en 1993, al lado de otros colombianos sabios de la talla de Rodolfo Llinás y Gabriel García Márquez, con la tarea de repensar las políticas públicas frente a la ciencia y la investigación en Colombia. A pesar de su nombre es dulce, discreta a más no poder y le huye a los lentes de los medios con horror. Su fobia a la figuración es antológica y son múltiples las anécdotas que la ilustran. En una ocasión una universidad le anunció que quería otorgarle el honoris causa pero que necesitaban que hiciera una biografía suya. Esto le causó tanto horror que de la manera más delicada sugirió que no se lo dieran. Nunca concede entrevistas para hablar de sí misma. Aunque tiene muchos logros. Tiene una maestría en ciencias (MS) en la Universidad de Tulane, en New Orleans, y un doctorado (PhD) de la misma universidad y es doctora honoris causa de las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana. Pertenece a nueve asociaciones científicas del mundo y ha sido premiada con 16 galardones, algunos muy importantes, como el Lucille K. George Award de la International Society Form Human and Animal Mycology y el de la Fundación Alejandro Angel Escobar. Del mismo modo, a ella se le deben 276 artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales. La doctora Restrepo fue hija única y nunca se casó excepto, por supuesto, con la ciencia. Con el médico internista William Rojas Montoya creó el Centro de Investigaciones Biológicas de Medellín, una organización privada sin ánimo de lucro dedicada a la investigación y a la enseñanza en el campo de las enfermedades infecciosas y autoinmunes y a la biotecnología. Allí trabajan otros 50 investigadores, dentro de los cuales se encuentran seis con PhD, que la quieren y la respetan como si fueran hijos suyos pues una de las tareas que más se le reconoce ha sido la de profesora de una generación de científicos. Desde hace cuatro años el Centro tiene sede propia, un edificio de cuatro pisos en ladrillo muy similar a cualquier otro, de no ser por el espíritu y el liderazgo científico que desde allí irradian para todo el país Angela Restrepo y sus colegas.