Home

Perfil

Artículo

Un colombiano ejemplar

Hans Blumenthal, director de Fescol por cuatro años, se va de Colombia después de una gran labor en favor de la paz y la juventud marginada.

29 de abril de 2002

Colombia es la segunda patria de Hans Blumenthal, alemán nacido hace 56 años en Bad Kreuznach, un pueblo sobre un afluente del Rhin, y director durante los últimos cuatro años de la Fundación Friedrich Ebert de Colombia, la reputada Fescol, que por años ha incentivado la reflexión sobre los problemas colombianos como la guerra y la paz, el medio ambiente, la juventud, el periodismo y el papel de la mujer.

Blumenthal vino a este país por primera vez en 1971 cuando era profesor en la Universidad Libre de Berlín. Había estudiado economía en Suiza y se había contagiado por la fiebre marxista de la época. Atraído por Cien años de soledad, de García Márquez, viajó a la zona bananera, un enclave agrícola perfecto para estudiar de qué manera la base económica determinaba la superestructura. Se casó con una colombiana, con quien tuvo dos hijos, y regresó a Berlín a enseñar y a estudiar una maestría en sociología.

Como le correspondía por ser hijo mayor, ensayó trabajar en el viñedo de su familia que producía champaña y vino blanco seco. Allí también había alcanzado el título de campeón de natación provincial. Pero descubrió que su destino no sería continuar la tradición. Resolvió buscar un trabajo que lo llevara a América Latina de vuelta y lo encontró en la Friedrich Ebert. Primero fue a Caracas, donde empezó a adquirir ese toque de alemán costeño, abierto y frentero, que según sus amigos es la mejor manera de describirlo. Luego fue enviado a Varsovia, Polonia, un desafío para un alemán que cargaba la culpa colectiva de su pueblo, que oprimió a los polacos tantas veces en la historia, pero una experiencia apasionante porque vio a Polonia explotar de desarrollo luego de caído el muro de Berlín y trabajó para que ese país acercara su entrada a la Unión Europea.

En 1998 volvió a su querida Colombia, cuya variedad de estilos de vida y paisajes le impresionan tanto. Centró la labor de Fescol en contribuir de manera más activa a la búsqueda de la paz para Colombia, con foros, publicaciones y con la creación del Premio Nacional de Paz, en conjunto con otras entidades. Consiguió además una donación de un millón de marcos, unos 1.000 millones de pesos, para el proyecto ‘Sueños y oportunidades’. La obra central es un colegio que ya abrió sus puertas a 600 alumnos en el barrio Nelson Mandela de Cartagena, en donde habitan miles de marginados y desplazados por la violencia. Con el aporte de la Fundación Mario Santo Domingo y otros, los recursos se multiplicaron por ocho y ahora se construirá un centro cultural para la comunidad y salones para prejardín y jardín infantil. “Ese proyecto ha sido de su alma”, dice Marta Cárdenas, ejecutiva de Fescol y motor de muchos de los logros de esta fundación.

Ahora Blumenthal se vuelve a ir. Esta vez para Marruecos, otra cultura, otro objetivo: ayudar a repensar el papel de la mujer en las sociedades musulmanas. Seguramente allí seguirá explorando caminos distintos para enfrentar los problemas y creando ideas fructíferas. También allá, como aquí, hará buenos amigos, disfrutará del buen vino y practicará sus deportes favoritos, el squash y el windsurf. Y Colombia no lo perderá del todo pues al fin y al cabo esta es su segunda patria.