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Perros de Asistencia

Así se entrenan los perros de asistencia para cuidar y salvar vidas

A pesar de que pensamos que los animales son completamente dependientes de nosotros, estos perritos nos demuestran que nosotros también podemos valernos de ellos.

Diego Alejandro Mora
7 de abril de 2017

Las personas necesitamos tener un equilibrio físico y mental para llevar a cabo diferentes procesos de la cotidianidad y lograr acoplarse a las demandas del mundo contemporáneo. Al poseer algún tipo de discapacidad, comenzamos a necesitar de ayudas para seguir con la rutina.

Los perros se caracterizan por su capacidad de desarrollar todo tipo de habilidades, así como de llenarnos la vida de grandes momentos y de mucho amor. Cuando necesitamos apoyo, estos fabulosos animalitos nos lo pueden brindar y convertirse casi al mismo tiempo en una especie de extensión de nuestro cuerpo.

¿Qué es un perro de asistencia?

Consultamos a Ana María Velasco y a Isabel Cristina Correa, ambas etólogas y entrenadoras de la empresa Latimos, dedicada al adiestramiento de perros de asistencia y nos contaron que son aquellos perros  que  pueden cumplir las siguientes funciones:

- Servicio (movilidad reducida)

- Servicio para niños  autistas

- Señal para personas sordas

- Servicio (silla de ruedas)

- Soporte emocional

- Lazarillo

- Alerta médica para hipoglucemia

- Perros de apoyo judicial

*Fotografía: 123 RF

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Ellas, quienes además son técnicas en intervenciones asistidas en animales, nos aseguraron que un perro de asistencia es, en pocas palabras:

“Un ejemplar altamente entrenado, que convive con la persona a la que debe servir como asistencia por alguna condición física o mental. Ellos cumplen funciones que la persona ha perdido o con las que no nació”,  explicó Ana.

¿Qué hace que un perro sea apto para esta tarea?

Un perro es apto, comentaron, cuando proviene de una línea genética de perros de trabajo y asistencia, que sigue un proceso de estimulación neurológica temprana y una socialización adecuada durante los primeros meses de vida para el desarrollo de sus habilidades.

Es muy importante que los ejemplares no tengan problemas de comportamiento y que se muestren muy estables emocionalmente, que oigan bien y que sean activos. Si se necesita un perro de apoyo para movilidad reducida, entonces este debe ser grande y fuerte, para que logre aportar el soporte necesario para sostener y guiar a una persona y hacer las veces de bastón.

Cuando el paciente deba hacer uso de sillas de ruedas, las razas más apropiadas son los Labradores y los Golden Retriever, debido a que tienen la capacidad de desarrollar buenas habilidades de cobro y así traer los implementos que su amo le indique. Estas razas, además, gozan de buen temperamento, lo que facilita su trabajo y entrenamiento.

¿Desde cuando empieza el adiestramiento?

Las especialistas nos describieron que el proceso empieza desde que el perro nace, ya que hay que seguir un protocolo de socialización que se cierra alrededor de los cinco meses, entonces hay que aprovechar este tiempo.

Hasta ese punto no se habrán trabajado habilidades específicas, sino que se realizarán actividades enfocadas netamente en la adaptación del cachorro a su entorno, teniendo en cuenta que durante sus labores con el paciente, se deberá exponer a todo tipo de lugares, personas y ruidos a los que deberá responder de la forma adecuada.

“Después de los cinco o seis meses, arranca el entrenamiento en propedeuticos: elementos  que se requieren para el desarrollo básico de habilidades específicas que puede durar hasta un año o más”, comentó Isabel.

En este proceso, el animal empieza a entender cuál es su papel dentro de la relación con la persona que lo necesite, por lo que debe empezar a reconocer los objetos vitales y actitudes que deben generar una reacción positiva en el animal para que su humano reciba la asistencia requerida.

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¿Qué pasa cuando un perro es apartado de su rutina?

Hay que entender que estos caninos trabajan bajo estímulos, por lo que en su entrenamiento y labor están acostumbrados a recibir premios y afecto que los hace sentir bien con su actuar y a su vez les da un horizonte y rutinas que siguen, de las que se sienten a gusto y saben que pueden recibir un buen premio.

En consecuencia, al perro hay que hacerle una supervisión constante, a manera de refuerzo para ciertas habilidades que de pronto el usuario no trabaja frecuentemente, entonces hay que ir revisando y re entrenandolo para evitar falencias en su trabajo, que suele ser cambiante.

Es necesario tener en cuenta que existen pacientes con enfermedades degenerativas o cuyas funciones se van perdiendo con el tiempo, por lo que hay que reforzar el entrenamiento y enseñar nuevas actividades para evitar que a la persona se le puedan presentar necesidades en ocasiones futuras.

“Un perro de asistencia es un perro de trabajo , que tiene una rutina diaria que hacen parte de su labor. Entonces cuando el animal deja de trabajar, empieza a extrañar esas rutinas y puede generarle depresión, porque para ellos el trabajo se convierte en un motivador y es vital en su vida”. Dijo Isabel.

Ana María nos explicó que no en todas las ocasiones se presentan episodios de depresión, pues los perritos pueden seguir realizando algunas funciones en su vida que estén relacionadas con su pasado y seguir sintiéndose felices con el amor y buena actividad física que le entregue su dueño.

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¿Cualquier persona puede tener un perro de asistencia?

Isabel correa nos explicó que es muy importante que el paciente muestre un gran afecto por los animales, en este caso, por su perro, ya que este va a entrar a estar de lleno en su vida y estará involucrado en prácticamente todas sus actividades.

A la persona se le debe hacer un estudio que determine si necesita o no a un perro de asistencia, donde se vea expuesta su  situación personal y de su entorno y así evaluar si el paciente es apto para el manejo de su animal y que lo pueda aceptar y tratar de forma adecuada.

Dijo que no se debe buscar una persona con una extensa capacidad económica, sino que sea alguien que pueda garantizar la satisfacción de las necesidades básicas del animalito y que tenga la paciencia y amor que todo animalito necesita. El bienestar de ambas partes es fundamental.

A las personas se les hace un acoplamiento al momento de la entrega del perro, donde se le enseña a la persona todo lo que tienen que ver con el manejo del canino: el desarrollo de sus habilidades, las órdenes que le tiene que dar, la ejecución de los comandos y cómo se debe premiar y castigar en determinado momentos”.

Cuando el humano demuestre que ha comprendido todo lo que tiene que ver con esta nueva relación y se observe una buena conexión de ambas partes se hará la entrega definitiva del perro.