Home

Política

Artículo

Votación reforma tributaria en el congreso
| Foto: GUILLERMO TORRES REINA

POLÍTICA

¿Congreso del cambio? Los congresistas y su negativa a abandonar las prácticas de siempre

A pesar de que sacaron adelante varias de las reformas que necesitaba el Gobierno, durante este semestre los congresistas volvieron a las prácticas políticas de siempre que tanto rechazan los colombianos.

19 de diciembre de 2022

Una de las frases que han inmortalizado los psicólogos es que muchas veces queremos “cambiar sin cambiar”. Y esto fue justamente lo que le ocurrió al Congreso este semestre: a pesar de haber sufrido una gran renovación y tener amplia presencia de los sectores alternativos, terminó entregado a las costumbres políticas de siempre.

El primer semestre del llamado Congreso del cambio, que terminó sesiones el pasado viernes, estuvo marcado por el ímpetu legislativo del Gobierno, que se apropió completamente de la agenda hasta el punto que no le dio mucho espacio a las iniciativas parlamentarias.

Los congresistas lograron rescatar la ley que da vida al acuerdo de Escazú, la legalización de la marihuana, que continúa con vida para el próximo semestre, la prohibición de las corridas de toros y la reducción del receso legislativo. Pero se fueron en blanco en temas que fueron promesa de campaña, como la prohibición del fracking, que apenas superó un debate, la reforma a la Policía, la eliminación del Esmad, la reglamentación del aborto y la regulación de la eutanasia.

Mientras tanto, en la Casa de Nariño pueden sacar pecho por lo logrado. Sacaron adelante la ley de paz total, que le da facultades al presidente Gustavo Petro para sentarse a dialogar con las organizaciones ilegales; la reforma tributaria, que aportará a este Gobierno cerca de 100 billones de pesos - aunque pondrá a los colombianos apretarse el cinturón -, y la creación del Ministerio de la Igualdad, una promesa de campaña y un compromiso de Petro con la vicepresidenta Francia Márquez, quien estará al frente de esta entidad y tendrá una amplia chequera para ejecutar en programas sociales.

El Gobierno también logró que las tres reformas constitucionales radicadas en el Congreso continúen con vida para el próximo semestre: la jurisdicción agraria, la que convierte al campesino en sujeto de derechos y la reforma política.

“Me siento con la satisfacción del deber cumplido. Los encargos que me hizo el Gobierno nacional, en cabeza del presidente y la vicepresidenta, creo que los hemos cumplido al 100 %”, le dijo a SEMANA el ministro del Interior, Alfonso Prada.

Sin embargo, para construir esta aplanadora que le aprobó los proyectos a ‘ojo cerrado’, Petro no tuvo problema en armar una coalición que se mueve más por representación burocrática que por afinidad con el programa de gobierno. El jefe de Estado entregó a los partidos no solo ministerios propios sino entidades estratégicas, como el Fondo Nacional del Ahorro, el Banco Agrario, Invias, el Sena y la Fiduprevisora.

Es decir, la relación clientelar entre Ejecutivo y Legislativo siguió presente en el Capitolio Nacional, al igual que prácticas que los colombianos tanto detestan, como el ausentismo parlamentario. Durante este semestre, quedaron en la memoria casos como el debate por la ola invernal, al que solo se quedaron 26 de los 108 senadores, el aplazamiento reiterado de las sesiones de la comisión de ética porque los congresistas no asistían o el hundimiento de la reglamentación de la eutanasia por falta de quórum.

A pesar de las promesas de cambio, los senadores y representantes se encargaron de mantener intactos los privilegios de los que gozan. No solo no renunciaron a los esquemas de seguridad con camionetas de lujo y a los tiquetes aéreos que reciben por cuenta del Estado, tal como habían prometido, sino que el mismo día en el que el presidente Petro les aumentó su remuneración, como ordena la Constitución, se confirmó que los tiempos no alcanzarían para aprobar el proyecto que, justamente, buscaba que se disminuyeran el salario.

Tal vez el mejor colofón para el semestre del Congreso fue lo sucedido con la reforma política, un proyecto que contiene elementos positivos, como el hecho de que haya financiación 100% estatal de las campañas, pero que terminó siendo usado por algunos congresistas para beneficio propio, como el hecho de haber introducido el transfuguismo y la posibilidad de que puedan saltar del Legislativo al Gobierno sin limitaciones.

Tal parece que, en cuanto a las costumbres políticas, en el Capitolio Nacional el cambio está siendo lo mismo de siempre.