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Las negociaciones de la coalición, por la distribución de sus fuerzas en el Congreso, sólo se resolverán hasta una semana antes del 20 de julio. El PIN, el partido que todos evaden, es el nuevo elemento. | Foto: SEMANA

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La sombra del PIN se asoma en los acuerdos de la coalición

Después de dos semanas de discusión, los partidos de la coalición del gobierno electo no llegan a un pleno acuerdo para distribuir sus fuerzas en el Congreso. Un nuevo elemento surgió en las negociaciones, los coqueteos del cuestionado PIN.

30 de junio de 2010

El partido de Juan Manuel Santos, La U, quien lidera los acuerdos de la coalición del gobierno electo, aún no consigue poner de acuerdo a conservadores y liberales, que siguen disputando un pulso por ser la segunda fuerza política de la llamada ‘unidad nacional’.

Este miércoles, los liberales volvieron a rechazar un nuevo preacuerdo diseñado por los congresistas de La U en el que les ofrecían la Presidencia de la Cámara de Representantes, pero para el tercer o cuarto año del gobierno de Santos, y no para cualquiera de los dos primeros, como es su objetivo.

Liberales señalaron a los conservadores como el “principal obstáculo” para que la coalición llegue a un acuerdo “equitativo e incluyente”. Pero los conservadores insisten en reclamar su antigüedad dentro de la coalición y recordar el número de curules que obtuvieron en las elecciones del 14 de marzo.

Pero mientras la puja entre azules y rojos continúa, un nuevo elemento surgió en estas negociaciones. Y es la presencia, “por los laditos”, del Partido de Integración Nacional (PIN), que podría determinar el desenlace de estos acuerdos.

En la mañana del miércoles, cuando los compromisarios del Partido de La U se reunían con sus pares del Partido Liberal en el Hotel Dann Carlton, la presencia de varios congresistas del PIN y del restituido gobernador del Valle, Juan Carlos Abadía, en un salón contiguo en el que se desarrollaba la reunión, generó más de una inquietud. Pero el propio gobernador aclaró que siempre que viene a Bogotá se hospeda en ese hotel del norte de la ciudad y que su presencia no tenía relación alguna con la asistencia de los congresistas.

Las inquietudes crecieron aún más cuando, en voz baja, algunos parlamentarios dejaron entrever que uno de los partidos de la coalición habría hecho acuerdos privados con el PIN, con el propósito de ubicar mejor a sus parlamentarios en cada una de las 7 comisiones constitucionales del Congreso de la República.

El blanco de esos señalamientos es el Partido Conservador. Varios congresistas, que pidieron no revelar su identidad, coincidieron en que el propósito de los conservadores con ese acuerdo sería poner a sus parlamentarios y hacer mayoría en comisiones neurálgicas como la primera (reformas constitucionales, leyes estatutarias, entre otros), la tercera (temas económicos) y la quinta (régimen agropecuario, minas y energía, vivienda, medio ambiente), las que más interesan a los partidos políticos por los temas que allí se discuten.

Ese acuerdo pretendería ubicar a los parlamentarios del PIN (en Senado tienen nueve curules) en otras comisiones distintas a las mencionadas. Y así los miembros de este partido tendrían la oportunidad de hacerse visibles en la coalición de la ‘unidad nacional’.

Sin embargo, los conservadores rechazaron esas afirmaciones. El representante David Barguil, uno de los compromisarios del Partido Conservador en las negociaciones de la coalición, le dijo a Semana.com que el partido ha sido muy claro en “avanzar las negociaciones únicamente con La U, como partido mayoritario, y con los otros miembros de la coalición, el Partido Liberal y Cambio Radical. No nos hemos sentado a hablar con el PIN”.

Barguil dijo que quien tiene que liderar las negociaciones es La U y ese partido, como movimiento del presidente electo, es el que debe decidir con quién quiere gobernar.

Por los lados de La U, el representante y senador electo Mauricio Lizcano dijo que Juan Manuel Santos ha sido claro en rechazar cualquier acuerdo con el PIN, y por eso las reuniones han sido institucionales con el Partido Conservador, el Partido Liberal y Cambio Radical, únicamente. “Esa es la orden que tenemos”.

El Partido Liberal, que disputa ser el segundo vagón de la coalición de gobierno, también no ocultó su malestar porque el PIN estuviera incidiendo en estas negociaciones. El representante Guillermo Rivera le dijo a Semana.com que el presidente electo, Juan Manuel Santos, “nos invitó a hacer parte de la unidad nacional, no a firmar una adhesión o un sometimiento a los acuerdos que haga el conservatismo con el famoso PIN. (Los liberales) Dábamos por sentado un rechazo a este partido”.

Aplazan acuerdo

Más allá de este nuevo elemento, las negociaciones para la distribución de las fuerzas políticas en el Congreso quedaron congeladas y aún sin llegar a feliz acuerdo, el cual intentarán el próximo 13 de julio, a tan solo siete días de que se instale la próxima legislatura.

Las razones para este aplazamiento es que, para esa fecha, el Consejo Nacional Electoral ya habrá expedido, de forma definitiva, las credenciales de todos los congresistas, y se sabrá entonces en realidad cuáles son las curules con las que cuenta cada partido.

Aunque no se descarta que la fecha coincida con el regreso a Colombia del presidente electo, Juan Manuel Santos, quien podría dirimir en las discusiones. Sin embargo, los partidos políticos confían en que no sea necesaria esa intervención.

Para ello, alguno de los partidos políticos deberá ceder en sus pretensiones, luego de varios cambios de posición en las última semana.

Por ejemplo, el Partido Liberal ha flexibilizado su postura y aceptaría asumir la Presidencia de la Cámara, mínimo, en el segundo año de legislatura y no en el primero como había reclamado. El Partido de La U les ofreció el tercer y cuarto año.

Los conservadores insisten en que el eje de la coalición es la suma del partido de La U y el Partido Conservador. Los azules insisten en que son la segunda fuerza en representación en el Congreso, y que como tal deben tener espacio en las mesas directivas.

Los liberales rechazan esa postura y, en palabras del representante Guillermo Rivera, han señalado a los conservadores como la principal barrera para los acuerdos. “Los conservadores siguen insistiendo en que nos deben dar un trato de terceros. Esperemos que sean capaces de pasar la página y que acepten que el próximo 7 de agosto empieza un esquema político distinto”.