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Miradas frente la postura de Petro acerca de los toros

Varias personalidades muestran su opinión sobre el anuncio del alcalde de Bogotá quien dijo que es conveniente que la ciudad empiece a discutir públicamente la presencia de espectáculos "alrededor de la muerte".

14 de enero de 2012

Alfredo Molano, historiador
El alcalde representa una mayoría mientras que nosotros somos una minoría con una opción cultural, una mirada estética que tenemos y que él debe respetar. No comparto la posición de Gustavo Petro aunque comparta muchas otras tesis de su ideología y el no tiene derecho a prohibirlo así no comparta nuestra opinión. En última instancia las corridas son una metáfora sobre la vida y la muerte

Por otro lado las corridas de toros representan 10.000 millones de pesos que recibe la ciudad.
 
Carlos Crespo, Fundación Resistencia Natural
Es de gran relevancia que Gustavo Petro afirme que debe empezar a discutirse públicamente la presencia de este tipo de espectáculos en la ciudad. Se necesitan iniciativas prácticas en ello. De esta manera, Petro y sus asesores tiene grandes retos para que realmente sus promesas animalistas de campaña no se queden precisamente en promesas.

En Colombia la tauromaquia es legal y eso hace que un municipio no pueda más que poner trabas para la realización de las corridas, como se hace de la manera más práctica en Medellín: No destinar recursos públicos para la realización de corridas o lo que esperaríamos como gesto simbólico, pero de gran repercusión: la declaratoria de Bogotá como ciudad anti taurina o contraria a la explotación animal.

Miguel Gutiérrez, ganadero
Hay unos puntos básicos que se pueden resumir de la siguiente forma: la tauromaquia en Colombia es completamente licita y constitucionalmente está respaldada; la tauromaquia ancestralmente pertenece a nuestra cultura; además de la diversión o del esparcimiento para los aficionados genera empleo en forma masiva y además le entrega a los fiscos nacionales y municipales unos ingresos importantes con los que se construyen y mantienen hospitales y se han hecho muchos parques, en beneficio de todos los colombianos, no solo de los aficionados.

También es importante decir que los aficionados a los toros siempre hemos sido respetuosos con todas las disciplinas así no las compartamos, entonces y de igual forma queremos tener nuestro espacio y que se nos respete nuestra afición.

Orlando Parada, concejal del partido de la ‘U’
La plaza de toros es un escenario subutilizado y excluyente, ya que tan sólo se abre al público para la temporada taurina y para las novilladas del festival de verano, aspecto que va en contravía por los costos de mantenimiento.
 
La Santamaría es un escenario de los capitalinos que debe apuntar a convertirse en un espacio para todos en el que converjan la cultura, la convivencia y el disfrute de actividades de acuerdo a las características del escenario y el entorno en el que está ubicado. Por eso hay que cambiarle el uso a la Plaza de Toros, convertirla en escenario deportivo y cultural para todos.
 
Manuel Riveros, médico
Es un hecho que las corridas de toros es un tema controversial en la población general por el sentimiento de maltrato hacia el animal y su posterior muerte. Creo que tienen razón quienes reclaman por ello y la molestia por la violencia que se promueve.
 
En lo que no estoy de acuerdo es en que el espectáculo desaparezca y lo que cabe es pensar en que haya modificaciones para que subsista frente a esos reclamos. Pienso, sin embargo, que hay comportamientos aún más violentos frente a los animales, como la pesca o la cría de pollos para consumo humano, cuya realidad no se sabe porque la gente no la ve. Lo que más le molesta es la muerte como espectáculo público.
 
Hallo la razón a los antitaurinos en pensar lo que piensan, pero la tauromaquia se ha convertido en un ‘chivo expiatorio’ en un mundo que exige ver menos violencia –pese a las películas de acción estadounidenses o algunos conciertos de rock-y por eso es una labor de quienes somos amantes de corridas analizar cómo cambiarlas.
 
Daniel Samper Ospína, periodista
Aplaudo la decisión del alcalde y creo que la fiesta brava es una explotación comercial de la sevicia y una exhibición fastuosa de la crueldad del hombre sobre el animal que está destinada a desaparecer.
 
Por fortuna, cada vez hay más conciencia sobre el carácter anticuado y terrible de las corridas