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ANÁLISIS

Quién ganó y quién perdió en las consultas

El triunfo de Gustavo Petro, como candidato único del Polo a la Presidencia fue la sorpresa de la noche, y removió lo cimientos del oficialismo de ese partido. En el liberalismo ganó, como se se esperaba, Rafael Pardo. No obstante la bajísima votación prende alarmas para la oposición.

27 de septiembre de 2009

La derrota de la maquinaria política en el Polo Democrático Alternativo fue la sorpresa de los resultados en las consultas de partidos de este domingo. A las 10 de la noche, con 223.627 votos, el senador Gustavo Petro ya era el ganador de la consulta sobre, Carlos Gaviria Díaz quien obtuvo 203.443. En ese momento el 98 por ciento de las mesas estaban escrutadas.

En el Partido Liberal los resultados daban como ganador de la consulta al ex ministro Rafael Pardo con 376.739 votos, y en segundo lugar estaba el ex gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Díaz con 226.161votos.

El triunfo de Pardo, sin embargo, estaba cantado. La sorpresa la dio Aníbal Gaviria quien demostró que tiene músculo político. Sin maquinarias, con el favor del voto de opinión y con poco tiempo de campaña, derrotó en la consulta a Alfonso Gómez Méndez quien tenía el respaldo del ala más socialdemócrata de su partido, en especial del samperismo.

El triunfo de Petro en el partido de izquierda fue contra todo pronóstico; fue el triunfo de la opinión independiente. Ganó con una propuesta basada en lo que él llama el acuerdo. Su posición conciliadora, dialogante, se sobrepuso a la propuesta hecha por el sector del Polo considerado el más ortodoxo y encabezado por el precandidato Carlos Gaviria. Su discurso (el de Petro) es hijo de la Constitución de 1991 -que la izquierda democrática ayudó a crear- y que defiende la democracia amplia y participativa.


Fue una derrota de las maquinarias, pues Gaviria contaba con el apoyo del Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, del senador Jaime Dussán, entre otros congresistas y dirigentes sindicales. Según varios analistas el resultado da un mensaje contundente y es que un partido de izquierda viable debe rechazar las viejas mañas de la política (clientelismo) y rechazar de tajo cualquier reducto de apoyo a la llamada “combinación de formas de lucha”, lo que quiere decir, repudio al uso de la violencia como arma política.

Pardo en el liberalismo tenía la mayor parte de la maquinaria liberal, y esa fue su fortaleza. Ahora tendrá el reto de conquistar un electorado al margen de las clientelas. Deberá conducir al liberalismo por una senda nueva, porque en la medida que busque los votos en la politiquería regional perderá la posibilidad de que fuerzas independientes se le unan.

Deja un sinsabor la poca concurrencia a las urnas. El Partido Liberal calculaba obtener 2 millones de votos, sin embargo solo llegaron a ser un poco más de un millón. El Polo ni siquiera logró el medio millón de votos.

La baja participación revela, una vez más, que son poco aún los votantes independientes, y que las grandes mayorías de las elecciones colombianas todavían dependen demasiado del clientelismo, y de los aparatos políticos de los congresistas que sacan a la gente a votar. También reafirma que el ciudadano escéptico, ese que nunca vota (la abstención en Colombia siempre ronda el 40 por ciento del potencial electoral) todavía no encuentra un proyecto político que lo movilice.
 
Y claro que también, qué duda cabe, está el votante uribista con grandes mayorías, que sólo saldrá a votar por los candidatos de los partidos que apoyan al Jefe de Estado y que no estaban en cuestión en esta consulta. 

El triunfo inusitado de Petro en el Polo y la poca asistencia a las urnas dejan dos lecciones.  La primera es que la ízquierda tiene mayor futuro si se posiciona hacia el centro, y tiene una disposición al diálogo con otras corrientes políticas que busquen construir un proyecto político de amplio espectro, con un concepto más moderno de democracia que el que sustenta el actual gobierno.
 
La segunda, que hace falta trabajo en los partidos de oposición, ideas y debates, no dirigidos ciegamente a derrotar a Uribe, sino a proponer alternativas diferentes y soluciones más cercanas a los problemas de los colombianos. Tanto Pardo, como Petro, las propusieron, y por eso triunfaron.