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Durante estos 200 días que lleva en la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro ha durado un total de 90 horas y 51 minutos en medio de discursos, lo que indicaría que el mandatario da, en promedio, 27 minutos de discurso al día.
Durante estos 200 días que lleva en la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro ha durado un total de 90 horas y 51 minutos en medio de discursos, lo que indicaría que el mandatario da, en promedio, 27 minutos de discurso al día. | Foto: guillermo torres-semana

Gobierno

SEMANA analizó los 182 discursos que ha dado el presidente Gustavo Petro y lo que encontró fue revelador

SEMANA analizó los 182 discursos del presidente Gustavo Petro en sus primeros 200 días de gobierno y esto fue lo que encontró.

25 de febrero de 2023

El presidente Gustavo Petro es el gran protagonista de la agenda nacional. Prácticamente, no hay día en el que no acapare titulares. No ha terminado de hacer un anuncio cuando tiene otros dos bajo la manga. Para hacerlo, utiliza el escenario en el que se siente más cómodo: los discursos, una herramienta con la que puede dirigirse a los ciudadanos sin ser cuestionado, contrario a lo que ocurre, por ejemplo, en medios de comunicación, donde es confrontado.

Petro es tal vez el líder político colombiano que mejor maneja la fórmula para generar impacto. Con un lenguaje atrevido, acuña contenidos de un gran calibre emocional que mueven a sus seguidores. Conoce la ruta para mover sentimientos y emociones, una estrategia que se ha magnificado con su llegada a la Casa de Nariño.

SEMANA, a partir de un análisis de datos, revisó todas las intervenciones públicas de Petro desde que se posesionó en la Casa de Nariño, el 7 de agosto, y encontró que, desde ese momento hasta este jueves, cuando completó 200 días en el cargo, dio 182 discursos, es decir casi uno por día.

Durante estos 200 días, Petro ha durado un total de 90 horas y 51 minutos en medio de discursos, lo que indicaría que el mandatario da, en promedio, 27 minutos de discurso al día.

La mayoría de estas intervenciones las ha hecho desde las regiones, que han sido su escenario en el 47 % de los casos. En el 38 % de las ocasiones ha hablado desde Bogotá y el 15 % desde el exterior, lo que indica que el jefe de Estado sí es amigo de estar en la llamada “Colombia profunda”.

Según la docente Eugénie Richard, esto también se debe a que, justamente, es en las regiones donde se da el escenario que más le gusta al mandatario, la plaza pública, donde no hay quién confronte sus ideas: “A él le interesa que le escuchen, pero no tanto escuchar”.

Si bien este apego de Petro por la palabra podría demostrar que está interesado en comunicar, expertos y analistas señalan que el afán de decir algo nuevo cada día es lo que ha llevado a que su Gobierno se llene de anuncios que son lanzados por el mandatario sin que muchas veces hayan sido consultados con su equipo de Gobierno o tengan algún sustento técnico y económico para su ejecución.

Algunos analistas consideran que el dar discursos de manera constante y lanzando ideas al aire podría estar escondiendo “una deficiencia en sus ejecutorias”.

“Cuando Petro anuncia que va a construir un tren de Buenaventura a Barranquilla, luego dice que va a condonar créditos del Icetex y después propone universidad gratuita para todos los estratos, da la impresión de que está avanzando en el cambio. Usted le pregunta a cualquier persona y le dicen que el Gobierno ha hecho mucho, pero en realidad en nada de esto se ha avanzado, esconde deficiencia en las ejecutorias con promesas de ejecutorias”, agrega Rodrigo Sánchez, politólogo de la Universidad Nacional.

Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación, solo en sus primeros 100 días de gobierno, el presidente lanzó en total 665 anuncios, de los cuales apenas el 23 % estaban acompañados de algún instrumento de política pública que permitiera su implementación.

Contrario a lo que ocurría en otros gobiernos, en los que primero salía el decreto y luego el anuncio, la administración de Gustavo Petro se ha caracterizado por lanzar primero la idea, agitar la galería y luego sí analizar si existe alguna viabilidad.

Así ocurrió, por ejemplo, cuando el mandatario reveló que su Gobierno iba a comprar nuevos aviones para la Fuerza Aérea con el fin de reemplazar los viejos Kfir, que ya van a dejar de ser funcionales este año. Petro hizo el anuncio asegurando que “las esposas de los pilotos” de la Fuerza Aérea “me lo van a agradecer”. No obstante, pocos días después, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, tuvo que salir a decir que esta compra ya no se iba a hacer.

Una situación similar se dio cuando, a mediados de agosto, el jefe de Estado anunció que su gobierno iba a condonar las deudas del Icetex para “todos los muchachos”. Sin embargo, horas después, tuvo que salir el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, a explicar que, por ahora, esto es “imposible”, pues cuesta más de nueve billones de pesos.

Uno de los episodios que más le ha costado a Petro con sus seguidores se dio el 3 de diciembre, en medio de un discurso en Pasto, Nariño, durante una reunión con miembros de juntas de acción comunal, a quienes les anunció que iba a pedir la liberación de miembros de la primera línea, bajo la figura de voceros de paz. Y se atrevió a dar una fecha: la liberación se daría “antes de Navidad”. Luego se supo que esta idea no había sido discutida con la rama judicial y no tenía mayor piso jurídico, lo que ha provocado que los jueces nieguen una y otra vez la solicitud del Gobierno de liberar a estos jóvenes.

Esta cascada de anuncios al aire ha llevado a que incluso entre los mismos miembros del gabinete salgan a contradecirse o protagonicen peleas públicas por diferencias frente a las propuestas. No obstante, para el presidente, lo importante es llegar con alguna propuesta a cada comunidad a la que visita.

Esta es la audiencia

De hecho, la mayoría de los anuncios, el 67 %, según el análisis hecho por SEMANA, son lanzados por Petro cuando su audiencia está conformada por sectores sociales, mientras que cuando sus intervenciones son tras reuniones con gremios o la fuerza pública, el mandatario no se atreve a lanzar mayores promesas. Esto se debe a que los anuncios suelen generar la reacción y los aplausos de la comunidad, mientras que cuando se trata audiencias más calificadas, el mandatario tiene que hablar con base en acciones jurídicas y de política pública, lo que suele ser menos rimbombante.

Esta es una de las razones por las cuales los campesinos, los indígenas y los líderes de juntas de acción comunal están entre su público preferido. De los 182 discursos que ha dado, en 57, es decir, el 31 %, ha tenido como audiencia a representantes de sectores sociales.

Los líderes políticos y representantes del Estado también están entre los predilectos de Petro a la hora de apelar al verbo y las emociones: en 57 oportunidades ha pronunciado discursos frente a este tipo de audiencia.

Un hecho que llama la atención es que, a pesar de que una de sus principales banderas es la llamada ‘paz total’, lo que supone enormes retos de seguridad para el país, el presidente pocas veces tiene como interlocutores a miembros de la fuerza pública. En apenas 12 % de los discursos, el jefe de Estado ha tenido como audiencia a soldados y policías, bien sea en medio de ceremonias de ascenso o al culminar consejos de seguridad.

Incluso, según la revisión hecha por esta revista, han sido más las oportunidades que Petro ha hablado por fuera del país, en medio de sus giras internacionales, que las veces que lo ha hecho ante personal de la fuerza pública: mientras que se ha dirigido a líderes del extranjero en 27 ocasiones, con los uniformados la cifra llega apenas a 22 discursos.

El presidente Petro les ha apostado durante sus primeros meses de Gobierno al verbo y las emociones. Sin embargo, contrario a lo que se esperaba, tantas horas con el micrófono en mano le están empezando a generar dolores de cabeza. El fenómeno ya está diagnosticado: ‘discursitis’ aguda.