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Álvaro Uribe fue recibido con exageradas muestras de cariño por un grupo de seguidores que presenciaron el lanzamiento de su plataforma política contra la Unidad Nacional de Santos. Un discurso pronunciado en el Club El Nogal de Bogotá. | Foto: Daniel Reina

Uribe: ¿jaque a la Unidad Nacional?

La gobernabilidad de Juan Manuel Santos empieza a verse amenazada por su principal opositor, Álvaro Uribe Vélez, quien propone una coalición de “Centro Democrático” que tendrá candidato único en el 2014.

6 de julio de 2012

Nueve años y seis meses después del mayor atentado de las FARC en Bogotá, el que provocó la muerte de 36 personas y heridas a más de 200 que se encontraban en el prestigioso Club El Nogal de Bogotá, el expresidente Álvaro Uribe declaró contradictor político a quien fuera el ministro de Defensa en su segundo gobierno, el actual presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón.

El Nogal, convertido casi en un búnker desde aquella noche del 7 de febrero del 2003, fue el lugar para que Uribe anunciara la creación de una coalición política, de ‘Puro Centro Democrático’, que tendrá como propósito enfrentar a otra coalición, la de la Unidad Nacional que convocó Santos en el 2010 y con la que resultó elegido con la mayor votación de la historia en el país, más de nueve millones de colombianos.

La declaración de las intenciones políticas de Uribe se produjo en la noche de este 5 de julio. En El Gran Salón del prestigioso club capitalino se dieron cita los más cercanos e incondicionales al expresidente. Exministros de Estado como Fernando Londoño, Carlos Holguín Sardi, Óscar Iván Zuluaga, Martha Lucía Ramírez; actuales congresistas como Juan Carlos Vélez (la U) y José Darío Salazar (P. Conservador); exgenerales de la República: Álvaro valencia Tovar, Héctor Fabio Velasco, Harold Bedoya y Jorge Enrique Mora Rangel, entre los que se dejaron ver; el exfiscal Luis Camilo Osorio y personajes de la vida nacional como Plinio Apuleyo Mendoza y el dirigente gremial José Félix Lafourie –presidente de Fedegán-.

Ellos sobresalían entre una camada de algo más de 600 personas que habían pagado un bono de 100.000 pesos para asegurarse una silla y presenciar el que ha sido calificado el discurso con el que Uribe Vélez oficializó su oposición al gobierno de Juan Manuel Santos.

Un discurso que además fue pronunciado en medio de una de las mayores crisis institucionales del Estado colombiano. La que surgió tras el descalabro de la reforma a la Justicia y que, entre otras, dejó como consecuencia la mayor desconfianza de los colombianos en sus instituciones (como lo señalan recientes encuestas) y la fractura de la relación entre el Gobierno y el Congreso, que ha representado el momento de mayor tensión entre el presidente Santos y los cinco partidos de la Unidad Nacional, que le han significado un control del Legislativo, y una gobernabilidad que, hasta hace unos días, el propio Santos calificaba como uno de los mayores activos en su administración.

Quizá, pescando en ese río revuelto, Uribe lanzó una plataforma política. Lo hizo durante 44 minutos en los que reiteró las numerosas críticas que a punta de ‘twitterazos’ le ha dedicado al gobierno de Juan Manuel Santos durante más de 15 meses. Quizá desde aquel día de marzo del 2011 en el que, por cuenta del reconocimiento del conflicto armado en la Ley de Víctimas, empezó a ser particularmente activo y crítico a través de esa red social.

Pues en el discurso, Uribe admite que ese momento supuso el mayor cambio de opinión de Santos, quien en su época como ministro de Defensa, dijo el expresidente, se oponía a a que se equipararan a los militares y policías con los terroristas.

Uribe también fue muy crítico con una de las primeras decisiones de Santos como presidente: la de restablecer las relaciones con el gobierno de Hugo Chávez (Venezuela), a quien el expresidente no sólo calificó de “dictador”, también de “laxo y cómplice” con “los narcoterroristas”.

Animado por sus incondicionales, que le cantaron el ‘Cumpleaños feliz’ y lo recibieron de pie y en medio de repetidas ovaciones, y trataban de tocarlo en sus diez minutos de camino del ascensor a la tarima, Uribe calificó la Unidad Nacional liderada por Santos como "un acuerdo deleznable" que le permite al Gobierno sacar adelante sus proyectos, pero basado "en los favores entre titulares de instituciones".  
 
Uribe reiteró su memorial de observaciones a Santos, de quien dijo “haberse elegido gracias a la seguridad democrática”, pero que tras llegar al poder lo responsabilizó por haber, según palabras del expresidente, “perdido el rumbo”.

Fue al filo de las 9 de la noche, la misma hora en la que hace nueve años y medio la seguridad democrática fue vulnerada en Bogotá, cuando Uribe anunció su acción política contra Santos.

Una acción que, sobre todo, busca construir una coalición de convergencia al “Puro Centro Democrático” y que piensa integrar con los ciudadanos y partidos, para participar “en la elaboración de una plataforma, animar precandidaturas y a apoyar a un gran candidato”.

Ese candidato único sería la gran carta del ‘uribismo’ para enfrentar las aspiraciones de Santos en el 2014, uno de los cinco colombianos a quienes la Constitución del 91 (con todo y sus reformas) les permite un segundo período presidencial.

Uribe le anunció al país que “va a estar en la lucha”, “en permanente diálogo con los colombianos” para promover que sus futuros candidatos “salten a la arena”.
Probablemente, quienes salgan al ruedo con las banderas del ‘uribismo’, lo hagan sólo el próximo año. Eso sí, Uribe dejó entrever que él no se hará visible en un tarjetón, ni siquiera para liderar una lista de parlamentarios. No sólo hay dudas de si la Constitución lo permite, sino que el expresidente dice que ahora, cuando su cabeza “está cubierta por la nieve superior de la existencia” (en palabras de Jorge Eliecer Gaitán), no tiene “aspiraciones de distinciones ni búsqueda de halagos”.

Y aunque en el Gran Salón de El Nogal había muchos que piensan levantar la mano para postularse, el único nombre que fue reclamado por los asistentes fue el del exministro Fernando Londoño, a quien Uribe calificó, entre otras, de “factor de seguridad en el estado de ánimo de la Patria”.

Quizá, en el auditorio nadie recordó que Londoño, homenajeado como víctima del atentado del pasado 15 de mayo, tiene una inhabilidad para aspirar a cargos de elección popular. Fue un tema que se obvió, como tampoco se hizo referencia a que el lugar donde se presentó el llamado “Frente antiterrorista” fue el mismo donde las FARC perpetraron el mayor golpe a la política bandera de Uribe.

Pero para enredar más el ambiente, y en días de crisis institucional, Uribe también le dirigió varios y sugestivos mensajes al Congreso. Primero requirió de su concurso para legislar en favor de las Fuerzas Militares, al recordar que fue el quien “contribuyó a su elección ¡y de qué manera!”. Segundo, no descarta la propuesta de quienes reclaman una Constituyente, que en principio sólo se ocuparía de temas de reforma a la administración de Justicia, pero que podría reformar el Congreso, reducirlo, hasta convertirlo en Unicameral.

Uribe dijo que el Congreso sufrió un enorme daño “por los auxilios ofrecidos” por el actual gobierno, y que la razón de ser un congreso bicameral no es posible en la actualidad, según el expresidente, por la cooptación del Ejecutivo “que anuló su raciocinio”.

La coalición del “Puro Centro Democrático” empieza a tomar fuerza. Nace cuando las relaciones entre el Congreso y el Gobierno pasan por su peor momento desde el 7 de agosto del 2010.

El presidente, Juan Manuel Santos, parece haber entendido el mensaje, o quizás, haberse anticipado. Pues minutos antes del inicio del homenaje a Fernando Londoño, y tras un consejo de seguridad en Arauca, afirmó que "el terrorismo no es para hacer política, no es una causa electoral. No se puede jugar con la sangre de nuestros soldados". Por eso, Santos hizo un nuevo llamado de unidad contra el terrorismo.
 
Uribe, al presentar su plataforma y sus intenciones de recuperar el poder (con un candidato) en el 2014, intenta poner en jaque la Unidad Nacional liderada por Santos. Lo hace precisamente cuando el Gobierno anunció una estrategia para recuperar la confianza entre las partes y volver a la armonía que tuvieron en los primeros 19 meses de gobierno. Por eso, Santos cuenta con un año para evitar que esa amenaza tenga carácter de "jaque mate".